DECOMAN 1
Enviado por SandraRamon • 18 de Diciembre de 2013 • 1.210 Palabras (5 Páginas) • 238 Visitas
ADIVINANZAS
Adivinanza de la cabeza
Unas son redondas,
otras ovaladas.
Unas piensan mucho,
y otras nada.
Adivinanza del pelo
A muchos se lo suelen tomar,
sin antes no se lo han ido a pelar.
Adivinanza de los ojos
Dos niñas asomaditas,
cada una a su ventana,
lo ven y lo cuentan todo,
sin decir una palabra.
Adivinanza de la nariz
Tengo un tabique en el medio,
y dos ventanas a los lados
por las que entra el aire puro
y sale el ya respirado.
Adivinanza de la oreja
Una señora
muy aseñorada,
que lo escucha todo
y no entiende nada.
TRABALENGUAS
Trabalenguas de los churros
Chorros de churros hacía Churre
el churrero
y a nadie en la churrería
de Churre le quedaban
churros sin comer.
Trabalenguas de los chicos que chocan
Chicos y chicas chocan.
Chocan los chicos,
las chicas chocan.
Chocan chicos y chicas.
Trabalenguas del Capuchín
Capuchín chin chin, Capuchín chin chin,
que esta noche va a llover.
Capuchín chin chin, antes del amanecer.
Capuchín chin chin, que esta noche va a llover.
Capuchín chin chin, antes del amanecer.
Trabalenguas “Me han dicho”
Me han dicho que he dicho
un dicho y ese dicho no lo he dicho yo.
Porque si lo hubiera dicho,
estaría muy bien dicho por haberlo dicho yo.
Trabalenguas de Sansón
Si Sansón sazona su salsa
sin sal, le sale sosa.
Le sale sosa su salsa
a Sansón si la sazona sin sal.
LA AVENTURA DEL AGUA
Un día que el agua se encontraba en su elemento, es decir, en el soberbio mar sintió el caprichoso deseo de subir al cielo. Entonces se dirigió al fuego:
-Podrías tú ayudarme a subir más, alto?
El fuego aceptó y con su calor, la volvió más ligera que el aire, transformándola en sutil vapor.
El vapor subió más y más en el cielo, voló muy alto, hasta los estratos más ligeros y fríos del aire, donde ya el fuego no podía seguirlo. Entonces las partículas de vapor, ateridas de frío, se vieron obligadas a juntarse apretadamente, volviéndose más pesados que el aire y cayendo en forma de lluvia.
Habían subido al cielo invadidas de soberbia y fueron inmediatamente puestas en fuga. La tierra sedienta absorbió la lluvia y, de esta forma, el agua estuvo durante mucho, tiempo prisionera del suelo y purgó su pecado con una larga penitencia.
EL BURRITO DESCONTENTO
Había una vez, en un frío día de invierno, un Burrito al que tanto la estación, como la comida que su dueño le daba, desagradaban profundamente. Cansado de comer insípida y seca paja, anhelaba con todas sus fuerzas, la llegada de la primavera para poder comer la hierba fresca que crecía en el prado.
Entre suspiros y deseos, llegó la tan esperada primavera para el Burrito, en la que poco pudo disfrutar de la hierba, ya que su dueño comenzó a segarla y recolectarla para alimentar a sus animales. ¿Quién cargo con ella? El risueño burro, al que tanto trabajo hizo comenzar a odiar la primavera y esperar con ansia al verano.
Pero, el verano tampoco mejoró su suerte, ya que le tocó cargar con las mieses y los frutos de la cosecha hasta casa, sudando terriblemente y abrasando su piel con el sol. Algo que le hizo volver a contar los días para la llegada del otoño, que esperaba que fuera más relajado.
Llegó al fin el otoño y con él, mucho más trabajo para el Burrito, ya que en esta época del año, toca recolectar la uva y otros muchos frutos del huerto, que tuvo que cargar sin descanso hasta su hogar.
Cuando por fin llegó el invierno, descubrió que era la mejor estación del año, puesto que no debía trabajar y podía comer y dormir tanto como quisieran, sin que nadie
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