DEL ADULTO MAYOR INSTITUCIONALIZADO
Enviado por luis986 • 8 de Noviembre de 2013 • 1.298 Palabras (6 Páginas) • 453 Visitas
12.4 ANTROPOLOGÍA DEL ADULTO MAYOR
En las épocas prehistóricas del Mesolítico; se consideraba al anciano como el custodio del saber y transmisor de la memoria del clan, ya que el hecho de alcanzar edades avanzadas suponía un privilegio. Durante estos períodos prehistóricos los cuidados en la vejez fueron patrimonio de la mujer de la tribu, quien se ocupaba de las tareas domésticas y del cuidado tanto del anciano como del niño.
Esplendor y Sabiduría:
Al anciano se le otorgaba un papel dirigente por la experiencia y sabiduría que le confiere su larga vida. Dentro de la cultura egipcia, la palabra anciano significaba sabiduría. Existía una interesante relación de los ancianos egipcios con una función destacada en la sociedad, educador y guía de los pasos de los jóvenes, es decir, ejercían como consejeros.
En Egipto el anciano se contempla desde una visión positiva como pilar fundamental en la educación de los más jóvenes y como símbolo de sabiduría. Una vez más, era la mujer quien se ocupaba del cuidado del anciano dentro de la familia o la servidumbre doméstica constituida por mujeres, siempre que los amos perteneciesen a los estamentos más fuertes socioeconómicamente hablando, dentro de la civilización egipcia.
La vejez entendida por los griegos:
En la sociedad griega existieron diferentes formas de entender la vejez. Una visión negativa del anciano nos la muestra la ciudad de Atenas donde la senectud fue perdiendo poder desde la época arcaica. En los tiempos de Homero el consejo de los ancianos sólo era un órgano consultivo ya que las decisiones eran tomadas por los jóvenes, sin embargo las numerosas leyes atenienses insistían en el respeto a los padres.
Roma y el concepto de vejez:
La época de oro de los ancianos fue la República, donde se confiaba el poder político a los hombres de edad avanzada. A partir del s. I a.C., se produjo un período inestable y los valores tradicionales cambiaron. Augusto inauguró un nuevo período floreciente para las artes y la economía y menguante para el poder del Senado y de los ancianos. Al perder el poder familiar y político, los ancianos que se habían convertido en tiranos cayeron en el desprecio y sufrieron los rigores de la vejez. Este desprecio no se generalizó a toda la población anciana, ya que, como hemos dicho anteriormente los romanos eran muy tolerantes y juzgaban a los individuos, no a un período de la vida.
En los primeros años del cristianismo, los ancianos continuaban ostentando un cierto poder y eran respetados, pero a partir del s. V, esto comenzó a cambiar, el anciano va perdiendo poco a poco su poder y la vejez se convierte en un símbolo negativo cuya llegada va a ser temida por todos. Los ancianos no son tomados en cuenta por el cristianismo ya que representa a un hombre intemporal, pero hay que destacar la importancia que se da en esta cultura al cuidado de los necesitados entre los que sin duda abundaban los ancianos.
El tema central de las primeras aportaciones a la geroantropología sería, precisamente, el contraste entre el estatus prestigioso de los ancianos en sociedades primitivas frente a los «estatus carentes de roles» que reciben en la sociedad moderna.
En la antigüedad se contribuía a reforzar la imagen venerable, debido a las actitudes y el trato hacia ellos varían mucho, en general son tratados con respeto mientras llevan a cabo algún tipo de actividad que se valora como necesaria, tanto en la subsistencia (cuidado de los niños, recolección, preparación de alimentos) como en el sistema simbólico (habilidades y saberes tradicionales), conservando intactos sus derechos políticos, civiles y de propiedad, y acrecentando su prestigio en el seno de la comunidad.
En Los países Occidentales se creó un Boom social y político de acuerdo al cambio de estatus económico de los adultos mayores; la imagen del jubilado o del asilado refleja la última etapa de la vida en la sociedad industrial; como el proceso de exclusión social que ésta conlleva, con la consiguiente aparición del concepto de «retiro». La aparición de nuevas agrupaciones sociales destinadas a cubrir este «estatus vacío de roles», como los hogares de jubilados, los asilos, las redes sociales de la tercera edad, situaciones que han llevado al adulto mayor a sentirse excluido de la sociedad del siglo XXI.
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