DIVERSIDAD

Diversidad e identidad en la escuela

La diversidad en la escuela no es tarea fácil, debido a la comodidad con la que apreciamos todo aquello que nos resulta familiar, en contraste con el miedo a lo desconocido.

La escuela ha procurado basarse en una pretendida homogeneidad de los alumnos; sin embrago la tendencia hacia la homogeneidad ha sido suficientemente intensa como para dejarnos el lastre de una fuerte inercia que dificulta seriamente los intentos de transformación de la escuela encaminados a dar respuesta a los nuevos retos que la sociedad actual plantea.La escuela tradicional, basada en la homogeneidad del alumnado, pretendía obviar los conflictos derivados de la confrontación entre diferentes maneras de entender la sociedad, diferentes estructuras de valores, diferentes modos de comportamiento. Se fundamentaba en un modelo único al que debían adaptarse los alumnos, independientemente de su procedencia. Los alumnos que no podían o no querían adaptarse a dicho modelo eran apartados más o menos sutilmente del sistema, por procedimientos como la expulsión.

Se trataba de un modelo que pretendía evitar el conflicto. Pretender la existencia de un alumno medio para cada nivel educativo con un grado de desarrollo homogéneo, unas necesidades educativas equivalentes y unos intereses coincidentes es más que una simple quimera: constituye el lastre de múltiples décadas de pretensión poco realista de homogeneidad en la escuela. Se hace tanto mas patente cuantos más seguros tendemos a sentirnos ante situaciones que no comporten conflicto.

La escuela actual debe asumir la diversidad; en primer lugar se trata de una realidad socialmente ineludible, vivimos en una sociedad formada por personas y grupos con una diversidad social, religiosa, ideológica, lingüística y, a menudo, cultural. La escuela constituye la institución mediadora de que se han dotado nuestras sociedades para integrar a sus componentes más jóvenes. Es una necesidad educativa de primer orden, el que los alumnos y las alumnas se formen en la convivencia que exige un crisol de mentalidades y formas de actuar como el descrito. La educación constituye un procedimiento para formar el espíritu crítico del alumno y su capacidad de descentración para comprender al otro.

Finalmente, hemos de entender la diversidad como un valor educativo que pone a nuestro alcance la posibilidad de utilizar determinados procedimientos de enseñanza difícilmente viables en situaciones de alto grado de homogeneidad.

Percibir la realidad escolar desde el prisma de la diversidad, implica una forma de entender la educación en la que la diversidad aparece como un valor educativo de primera magnitud y como uno de los principales condicionantes de la innovación educativa que requiere la escuela del futuro.

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