Decisiones Para Promover La Inclusion Social

Las decisiones para promover la inclusión social

Luego de la crisis de 2001, la Argentina tuvo una década de crecimiento económico, con tasas cercanas al 8% anual. Sin embargo, esta situación no impactó del mismo modo en todos los argentinos. Esto consolidó una estructura social muy desigual: la diferencia de ingresos entre el 10% más rico y el 10% más pobre es hoy de 22 a 1.

En el último tiempo, el Estado nacional generó políticas sociales con una orientación más amplia, como la Asignación Universal por Hijo. También mejoró la infraestructura básica. Sin dudas, los más pobres se encuentran mejor que durante los años 90, aunque conceptualmente tienen dificultades similares. La educación aún no es la vía para generar una movilidad social ascendente, que permita entrar en el mundo del trabajo. De allí que uno de los desafíos para el Estado es reemplazar la asistencia por mecanismos que permitan acceder al empleo. Asimismo, es necesario definir un perfil de país en asuntos que van desde lo demográfico hasta lo productivo.

Los logros de haber destinado más del 6% del Producto Bruto Interno (PBI) a la educación, a la entrega de netbooks y al aumento de alumnos en las escuelas secundarias por la Asignación Universal por Hijo marcan los nuevos desafíos.

Hacen falta más escuelas secundarias e inversión, como también equilibrar los niveles de conocimiento, de tecnología e infraestructura entre la escuela pública y la privada. Argentina es un país con muchas capacidades, con treinta años de democracia, con un territorio vasto y con importantes recursos naturales. El contexto internacional, más allá de los vaivenes actuales, parece dar una nueva oportunidad que se debe desaprovechar.

Resolver la pobreza estructural. Lograr que todos los habitantes tengan servicios básicos. Para ello, es necesario establecer una política de inversión en infraestructura, con recursos para las áreas sociales, y generar políticas focalizadas en los grandes centros urbanos. Eliminar los bolsones de pobreza, que alcanzan cerca del 22%, no parece un reto complejo si se tiene en cuenta el sostenido crecimiento de los recursos del Estado.

Atender la distribución territorial. Hay un desequilibrio vinculado a la concentración de ciudadanos en un territorio reducido: en el área metropolitana, que representa el 1% del territorio nacional, vive casi 1/3 de la población argentina. El segundo tipo de desequilibrio tiene que ver con la necesidad de pautar metas regionales, como poblar la Patagonia; favorecer al norte, y acompañar actividades productivas en el interior del país.

Definir si el país será agroindustrial; más industrial que de producción primaria o de servicios. Se necesita un plan que establezca el rol de la minería, de la soja, de los recursos naturales y de las cadenas productiva. Esta definición debe

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