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Derecho Y Oratoria


Enviado por   •  4 de Marzo de 2013  •  1.511 Palabras (7 Páginas)  •  769 Visitas

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DERECHO Y ORATORIA

La oratoria es el arte de la elocuencia y la presunción, y se desarrollo fundamentalmente en Grecia, donde se le consideró un instrumento fundamental del, poder político. La palabra hablada es poder.

¿Cómo influye la oratoria al Derecho?, si partimos de que la oratoria la oratoria es el arte de la elocuencia y la presunción, resulta fundamental al momento de creación de la norma jurídica. Una propuesta de Ley es discutida primero en la tribuna antes de que se convenza su creación por el órgano legislativo competente. Por otra parte el operador jurídico utiliza elocuencia al momento en que se discuten los distintos proyectos de resolución.

Es por ello que es menester, el buen uso y desarrollo de la oratoria con miras a buscar la justicia y la equidad en la creación de leyes.

 La oratoria es, cada vez más, una habilidad que se exige a los abogados. Pero, ¿qué les aporta? No sólo don de palabra, sino también seguridad, liderazgo y formación. Cualidades imprescindibles si quieren triunfar en la actual crisis económica.

Mercedes H. Gayo,

Periodista jurídica

Buena comunicación:

En una profesión, como la abogacía, que tiene como presupuesto básico el conflicto, saber comunicar es el primer paso hacia el éxito. Por ello, la formación en oratoria puede ser un activo a valorar dado que, como señala Gemma Llígadas, mejor oradora de la Liga de Debates universitario 2009 y actual profesora asociada de Teoría del Derecho, «la abogacía no es más que un debate pero en un ámbito estrictamente jurídico en el que se busca defender unos argumentos, que tu discurso convenzan más al juez y ganes».

Por ello, formar en oratoria a los profesionales en derecho es formarles en una serie de herramientas eficaces en las que se busca una mejor expresión, la amplitud de lenguaje, la profundidad del discurso, la rapidez en el contraataque, la capacidad de adaptar el registro o la seguridad en el habla. Pero no es lo único, porque la oratoria aporta también una serie de valores añadidos, como el de no hablar por hablar, a ser coherente, a cuidar los gestos, a cuidar la vestimenta… «Una manera de hacer», en palabras de Gerard Guiu, profesor de oratoria en Esade, que puede marcar la diferencia y que, seguro, aporta fortaleza y seguridad al abogado.

Una seguridad que, además, pueden ser beneficiosas en muchas otras ocasiones y no sólo en la sala del tribunal dado que la formación en oratoria se traduce también en «un saber mantener una reunión, en saber exponer los problemas, en una comida de negocios… » o, lo que es lo mismo, en todas las facetas profesionales del abogado. Facetas que incluye también la escrita, dado que, como señala Gemma Llígadas, «la oratoria es expresión, y lo que haces de forma oral, también puedes aprenderlo a hacerlo de forma escrita, por lo tanto si eres un abogado que va a juicios, pero también si vas a negociaciones, o si trabajas más en el interior de un despacho la oratoria es una herramienta fundamental».

Inteligencia Emocional:

Este bagaje (conjunto de conocimientos o noticias de que dispone una persona) comunicativo no sólo sirve para ganar juicios, sino también clientes. Algo que cobra cada vez más importancia en momentos como los actuales, donde los clientes cuentan, más que nunca, con una amplia oferta de despachos de abogados donde elegir, dado que a la tradicional distinción entre despachos grandes y pequeños se ha sumado nuevas categorías y tipos, desde especializados hasta grandes firmas internacionales, que compiten en un mismo mercado y con un mismo presupuesto básico: el conocimiento del derecho.

Por ello, la contratación entre uno y otro responde a otro tipo de detalles, entre los que destaca, la comunicación: para los clientes, sin conocimiento jurídico, un 80% del valor de un abogado es el cómo hable y cómo se exprese. De ahí que la formación en oratoria puede sumar para el despacho una ventaja competitiva inigualable.

Pero, además, este arte conlleva una segunda virtud imprescindible para el abogado del siglo XXI: la inteligencia emocional. Porque la oratoria aporta, además del arte de hablar, de expresarse y convencer, el arte de saber escuchar y ponerte en la posición del otro, o lo que es lo mismo, de ser capaz de comunicarte con el cliente y crear con él una relación emocional.

Porque, no podemos olvidar, que un buen abogado no es sólo aquel capaz de solucionar todos los conflictos de forma satisfactoria para el cliente, sino también aquel con el que el cliente se siente cómodo, con el que es capaz de entablar una conversación,

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