Desarrollo Físico y Cognoscitivo en la Niñez Temprana según Papalia

DESARROLLO FÍSICO Y COGNOSCITIVO EN LA NIÑEZ TEMPRANA

Los niños entre los tres y los seis años, crecen con más lentitud que antes, pero su progreso en el desarrollo y coordinación muscular es tan grande que les permite hacer más cosas. En la niñez temprana los niños adelgazan y crecen mucho; por lo general, tanto los niños como las niñas crecen entre cinco y siete centímetros por año durante la niñez temprana y aumentan entre 1.8 y 2.7 kg al año, el crecimiento muscular y esquelético avanzan y hacen a los niños más fuertes. El cartílago se convierte en hueso a una tasa más rápida que antes y los huesos se endurecen, lo que da al niño una forma más firme y protege los órganos internos.

Igualmente su ciclo sueño-vigilia presenta cambios adquiriendo poco a poco un ritmo definido; a veces se presentan trastornos del sueño que pueden ser causados por activación accidental del sistema de control motor del cerebro, activación incompleta del sueño profundo, etc. Estos suelen ser ocasionales y por lo regular son superados; trastornos como terrores del sueño, ocurren sobre todo entre los 3 y 13 años y afectan a los niños más a menudo que las niñas. Las pesadillas son frecuentes, un mal sueño ocasional no debe alarmar a menos que sean persistentes ya que pueden indicar un estrés excesivo.

De los tres a los cinco años, no es inusual que se presente en un pequeño número la enuresis; alrededor de 10 a 15% de los niños de 5 años, en especial varones, mojan la cama con frecuencia, más de la mitad supera esto hacia los ocho años sin ayuda y si persiste más allá de los ocho o diez años puede ser una indicación de un autoconcepto pobre o de otros problemas psicológicos.

A nivel estructural el cerebro presenta un desarrollo en muchos aspectos como su crecimiento que a los tres años su peso equivale a casi 90% del peso de un cerebro adulto; a los cuatro años, en la corteza prefrontal la densidad sináptica alcanza su punto más alto y se completa la mielinización de las vías auditivas; a los seis años el cerebro ha alcanzado casi el 95% de su volumen máximo, aunque el volumen cerebral difiere hasta en un 50% en los niños saludables. Los hemisferios se conectan por cambios en el cuerpo calloso, el desarrollo continúa hasta los 15 años y ayuda a mejor funciones como la coordinación de los sentidos, procesos de memoria, atención y activación, habla y audición. El crecimiento más rápido, entre los tres y seis años, es el que ocurre en las áreas frontales que regulan planeación y organización de las acciones.

En otros aspectos, hay un incremento en las habilidades motoras por el desarrollo de estas áreas y de las sensoriales en la corteza cerebral; el grado de destreza de los niños difiere en función de su dotación genética y de sus oportunidades para aprender y practicar las habilidades motoras. Los preescolares combinan sus habilidades ya aprendidas con las que están adquiriendo y así mejoran sus capacidades, esto se llama sistemas de acción.

En general, es más probable ser diestro, la lateralidad manual se da más hacia el lado derecho debido a que el hemisferio izquierdo suele ser el dominante. La probabilidad de ser zurdo es mayor en niños que en niñas, puede darse por un cerebro funcionalmente más simétrico o por una determinación aleatoria, al no heredar el gen para la lateralidad derecha de uno o ambos padres.

Kellogg descubrió una progresión universal de cambios en la maduración del cerebro y músculos en dibujos de un millón de niños. La etapa pictórica empieza entre los cuatro y cinco años, la descripción de objetos reales marca un cambio en el propósito del dibujo de los niños, lo que refleja el desarrollo cognoscitivo de la capacidad representacional. Según Kellogg, la intervención de los adultos para preguntar la pretensión de los niños en su dibujo perjudica la energía y libertad que suelen mostrar. Igualmente, existen muchas variaciones en los patrones de dibujo, por ejemplo, la forma de pintar a una persona o animal.

El desarrollo de los niños en el ámbito metabólico, está muy ligado con su salud y seguridad; inconvenientes como la obesidad y la desnutrición en el otro extremo, así como las alergias alimenticias. El mayor incremento en la prevalencia del sobrepeso se observa entre los niños de familias de bajos ingresos y trasciende todos los grupos étnicos; si bien la tendencia a la obesidad puede ser hereditaria, los factores principales que la convierten en una epidemia son ambientales, depende del consumo calórico y de la falta de ejercicio. Se sugieren tres factores cruciales en la prevención de la obesidad: hacer de manera regular una comida por la tarde en familia, dormir el tiempo adecuado, y permitir menos de dos horas de televisión al día, estos tres además de la actividad física. En el extremo de la desnutrición, causa que subyace a más de la mitad de las muertes antes de los cinco años, los niños en este estado suelen vivir en situaciones de privación extrema y esto hace difícil tener certeza en los factores específicos. La mala nutrición tiene efectos no solo en crecimiento y el bienestar físico, sino a nivel cognoscitivo y psicosocial, además que son duraderos. Para su tratamiento no sólo basta una atención médica estándar, es importante la interacción y la educación temprana puede ayudar también a contrarrestar. Otro riesgo, son las alergias alimentarias, que llegan a causar hasta la muerte; son más comunes en los niños que en los adultos. Actualmente hay un aumento en las tasa de alergia, puede ser debido a en la dieta, la forma en que se procesan los alimentos y quizá, la falta de maduración en el sistema inmunológico por una sociedad demasiado limpia que no fortalece ni prepara contra los gérmenes y la suciedad.

La salud también se ve afectada por el contexto y las influencias ambientales, la posición socioeconómica entre más baja sea, mayor riesgo tiene un niño de sufrir enfermedades, lesiones y muerte, a carecer de seguro médico y que no se satisfagan sus necesidades médicas y dentales. El tabaquismo, la contaminación y el plomo son otros factores. El tabaquismo de los padres constituye una causa de enfermedad y muerte infantil; las contaminaciones atmosféricas desempeñan un papel en cierto tipos de cáncer, trastornos neurológicos, TDAH y retraso mental; altas concentraciones de plomo pueden presentarse por comida o agua contaminada, por inhalar polvo o jugar con objetos recubiertos por pintura con base de plomo, el envenenamiento con este interfiere en el desarrollo cognoscitivos y provoca problemas neurológicos y conductuales irreversibles.

El desarrollo cognoscitivo se aborda desde los diferentes enfoques o perspectivas. Piaget habla de la etapa preoperacional, que aunque los niños no están listos para realizar operaciones metales lógicas existen muchos avances importantes. El uso de símbolos, permite que el niño no necesite de señales sensoriales o motoras para evocar un objeto o persona, esta capacidad se demuestra por medio del incremento de la imitación diferida, el juego de simulación y el lenguaje. La comprensión de los objetos e identidades, les permite saber que las modificaciones superficiales no cambian la naturaleza de las cosas y la categorización, en la que el niño puede clasificar a los cuatro años por medio de dos criterios, como color y forma. Los niños preoperacionales razonan por transducción, parecen comprender la causalidad, consideran que todas las relaciones son igual y absolutamente predecibles; pueden contar y trabajar con cantidades. El pensamiento preoperacional está caracterizado por la centración, es decir, la tendencia de concentrarse en un aspecto de la situación e ignorar los otros; el descentrarse, que es pensar en varios aspectos a la vez y el egocentrismo, que es una forma de centración, en que el niño es incapaz de considerar el punto de vista de otro que no sea el suyo.

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