Desarrollo Psicosexual
Enviado por tkiero24 • 27 de Septiembre de 2014 • 1.882 Palabras (8 Páginas) • 198 Visitas
Desarrollo psicosexual
En diferentes épocas históricas el pensamiento predominante sobre la sexualidad ha sido el de considerarla como una cualidad de la que el individuo disfruta desde el momento de la pubertad hasta el de su climaterio sexual, concepción esta que hace coincidir, de forma inequívoca, la vida sexual de un individuo con el de su período reproductivo, dejando entonces de lado dos grandes períodos de la vida: la infancia y la vejez. En el caso de la infancia porque en el marco de una concepción negativa de la sexualidad se le suponía a aquella una especie de 'inocencia natural' respecto de determinados temas, 'inocencia' que era conveniente que fuera prolongada el máximo posible, siempre, evidentemente, por el bien del niño. En el caso de la vejez, esta restricción vendría dada porqué se suponía que, a partir de cierta edad, el deseo sexual iba desapareciendo, considerándose que quien lo quería mantener aun vivo, entraba en una inútil -cuando no ridícula-confrontación con las leyes de la naturaleza. La explicación que se presenta irá en el sentido de abandonar esta concepción más cargada de prejuicios que de datos fieles, coincidiendo con la afirmación de Wilhelm Stekel de que: 'La vida sexual del ser comienza el mismo día de su nacimiento y acaba el de su muerte.' (Dallayrac, 1972). a partir de la que podemos empezar a considerar las características de la sexualidad infantil. Esta idea, que ya había sido insinuada por diferentes autores, entre ellos Darwin (Heat, 1982), aparece con toda su entidad cuando, en 1905, Freud publica la obra 'Tres ensayos para una teoría de la sexualidad'. En esta obra, y más concretamente en el segundo de estos ensayos titulado 'La sexualidad infantil', Freud afirma: 'De la concepción popular del instinto sexual forma parte la creencia de que falta durante la infancia, no apareciendo hasta el período de la pubertad. Constituye esta creencia un error de consecuencias graves, pues a ella se debe principalmente nuestro desconocimiento de las circunstancias fundamentales de la vida sexual'. (Freud, 1905). Esta obra va a tener que soportar durante cerca de dos décadas una critica feroz por parte de aquellos que se negaban al reconocimiento de la existencia de una sexualidad infantil, mientras que, hoy en día, se considera una de las mayores aportaciones de la psicología. En ella se establece la cronología de las etapas por las que pasa la sexualidad infantil a lo largo del desarrollo. Las ideas fundamentales a retener son: Existen zonas erógenas, es decir regiones del cuerpo susceptibles de producir placer, preponderantes según las edades; cada una de estas zonas determinará las sucesivas fases por las que irá atravesando el niño. Del éxito o fracaso en superar cada una de las fases, dependerá, en parte, la personalidad adulta. Freud habla de que se producen fijaciones en cada una de las etapas, las cuales, posteriormente, originarían un tipo peculiar de carácter. Las manifestaciones de la sexualidad infantil no son 'pensadas', sino que son naturales y espontáneas. No es una sexualidad genitalizada, es decir no está basada exclusivamente en la zona genital. La primera de estas fases es la denominada FASE ORAL y su duración abarca desde el nacimiento hasta aproximadamente el año y medio de vida. En ella, la zona erógena predominante es la boca. Las manifestaciones típicas consisten en tres actividades: la succión del pulgar, el chupeteo y el acto de morder. Para el niño, el contacto con el mundo se produce principalmente a través de la boca; así, además de conocer e identificar los objetos, obtiene placer. Esta etapa se caracteriza por el desarrollo de un sentimiento de confianza por parte del niño. La necesidad básica de alimento se convierte, además, en una experiencia sensual y placentera y, para él, es muy importante la sensación de que sus necesidades están cubiertas. Merece prestar especial atención en este momento a como se produce el destete, pues si este se lleva a cabo de una manera brusca o si el niño es sometido a una reglamentación excesivamente rígida de su alimentación se podría generar un sentimiento de desconfianza por su parte. No será necesario recordar que el destete no es un acto mecánico y que el niño será especialmente sensible al afecto que la madre le manifieste en su transcurso. La segunda de estas fases es la FASE ANAL, que dura desde el primer año y medio hasta los tres años. En ella, la sensibilidad irá dirigida a la mucosa anal y al acto de la defecación -sin olvidar el placer bucal-, la cual aparecerá como nuevo foco de sensaciones placenteras, reforzado por el aprendizaje del control de esfínteres. Este aprendizaje supondrá la aparición de las primeras prohibiciones, y también de los primeros 'regalos' (las heces). En paralelo con el placer que el niño obtiene a través de la defecación está la realidad de la limpieza, y el control a que esta es sometida por parte del entorno. El niño aprende que produce algo valioso y que su control le permite, en cierta medida, manipular a su madre. Establece, además, una nueva forma de relación que puede ser vivida como algo beneficioso (la limpieza) y satisfactorio (la alegría de la madre) o bien como una imposición difícil de aceptar. Se podrán observar también juegos con las heces o con sustitutos (arena, fango, etc.),. Es una etapa en la que se inicia un cierto proceso de autonomía y de autoafirmación. En esta etapa va a empezar a manifestarse también, con intensidad, la necesidad de explorar el cuerpo, lo cual le hace contactar con sus órganos genitales que manipulará para obtener placer. (En la siguiente etapa esta necesidad será aún mayor). La tercera fase es la denominada FASE
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