EL CONFLICTO INTERNACIONAL Y EL PROCESO DE NEGOCIACION.
Enviado por dilimar915 • 3 de Diciembre de 2013 • Tesis • 2.940 Palabras (12 Páginas) • 492 Visitas
EL CONFLICTO INTERNACIONAL Y EL PROCESO DE NEGOCIACION.
NATURALEZA DEL CONFLICTO INTERNACIONAL, EXISTENCIAL Y AGONALES.
El conflicto pervive con los hombres desde el inicio de la historia y es parte de la relación entre las naciones. Esta persistencia a lo largo del tiempo y su carácter universal hacen del conflicto internacional un fenómeno consustancial a cualquier defensa.
Un conflicto es un proceso de oposición a los intereses entre dos o más actores. Este proceso se puede deber a una dinámica de antagonismo llegando a manifestaciones violentas, a la conflictividad armada. La mayoría de los conflictos se van desarrollando y modificando en función de los contextos (locales e internacionales) del momento. Además, las causas son múltiples y se interrelacionan entre sí; de manera que no podemos encontrar una causa única como origen de un conflicto.
1. NATURALEZA DEL CONFLICTO
El conflicto internacional ha sido objeto de múltiples teorías o escuelas, desde las idealistas a las realistas. Estas teorías se encuentran en la base de la noción de la defensa que poseen los ciudadanos de un país. Todas justifican o impugnan el uso de la fuerza, o la amenaza de su uso, con el propósito de neutralizar o dirimir un conflicto. En último análisis, el fundamento de las diferencias gira en torno a la existencia o no de ciertas propensiones naturales en el ser humano, como la violencia. Este debate es tan antiguo como el hombre mismo y no ha podido ser resuelto apelando a esos términos.
Al margen del debate, el conflicto existe, ha acompañado al hombre desde siempre y no se vislumbra el momento en que puedan darse garantías de que ha dejado de existir. Es cierto que, en alguna medida, se ha podido avanzar en su control, pero este control relativo o parcial no asegura que el conflicto no se produzca ni que esté erradicado. En consecuencia. Los Estados prefieren sostenerse no en la precaria ilusión que proporciona el control relativo, sino en la más cierta realidad de que el conflicto existe y seguirá existiendo. Es decir, todo Estado responsable debe prever la situación de un escenario adverso.
En general, las diversas teorías sobre el conflicto pueden agruparse en aquellas que, en las relaciones entre los Estados, dan excesiva y exclusiva preponderancia a la imparcialidad de los factores de poder y a los vínculos mutuos en función de principios compartidos entre las naciones (idealismo), y aquellas que la dan al antagonismo natural entre los distintos grupos humanos, lo que se expresa en la lucha permanente y excluyente por la denominación de unos sobre otros (realismo).
No cabe duda que estas orientaciones no explican toda la gama e intensidad de los conflictos que pueden generarse entre Estados, así como tampoco explican la compleja y rica naturaleza de sus relaciones. Conviene, por lo mismo, analizar el conflicto a partir de sus potenciales orígenes o fuentes.
La naturaleza de los conflictos es muy diversa y compleja y a menudo se superponen diversas “tipologías” de tensiones en un solo conflicto. Actualmente, no encontramos ante tensiones por de control de territorios o recursos naturales; por el intento de derrocar un gobierno (tanto por parte de un grupo interno como por parte de una agente externo); por oponerse a una potencia extranjera, por motivos socio-económicos; por motivos identitarios (alcanzar un reconocimiento más amplio de derechos o un estado propio por parte de una minoría).Uno los cambios fundamentales en la naturaleza, la estructuración y la resolución de los conflictos actuales es la Guerra Fría, ya que tras ella desaparece un sistema internacional basado en la prioridad y el equilibrio de poderes que enmarcaba de una manera singular los conflictos.
Una de las características de la conflictividad actual es que la mayoría se desarrolla en el interior de los estados, muchos de ellos en procesos de desintegración o con falta de legitimidad democrática (África, América Latina y Asia). Hay una correlación entre la frecuencia de conflictos y el tipo de régimen, normalmente déspota. En términos de poder genera confrontación de naturaleza agonal o existencial entre partes (facciones, grupos, partidos, pueblos, Estados o civilizaciones) que se conducen hacia la imposición de la voluntad propia sobre el(los) contrario(s) a través, bien de los medios proporcionados por el antagonismo estructural institucionalizado, propio de las sociedades de avanzada cultura política, o bien instrumentalizando la violencia física, procedimiento típico, aunque no exclusivo, de sociedades político-culturalmente menos avanzadas.
2. ORIGEN DEL CONFLICTO
Los conflictos pueden surgir a causa de intereses contrapuestos relativos a factores históricos, étnicos, sociales, religiosos, económicos o ideológicos. Con todo, son razones geopolíticas, intereses económicos o acciones políticas las que, más recurrentemente, producen un conflicto internacional, aun cuando la causa aparente o coyuntural pueda ser distinta.
2.1. Factores histórico-políticos.
Una extendida fuente de conflictos bélicos es el nacimiento de nuevos Estados a partir de procesos de disgregación, desintegración o colapso de las estructuras políticas en que un pueblo estaba, voluntaria o forzadamente, inmerso. Los tipos de conflicto que esta causa produce son variados: son típicos los conflictos de independencia o de secesión, como los ocurridos entre las emergentes naciones americanas y España durante el siglo XIX o como los producidos tras el colapso de la Unión Soviética o de Yugoslavia durante el siglo XX.
2.2. Factores político-ideológicos.
Durante el siglo XX, el cariz de los conflictos alcanzó la máxima extensión e intensidad. Certeramente, entonces, se le ha denominado como el siglo más cruel en toda la historia de la humanidad. En este período surgió el conflicto de naturaleza ideológica y con alcances globales, ya que afectó, de una u otra forma, a todos los puntos de la tierra. El impacto político, económico y cultural de las dos guerras mundiales y del conflicto que, después de 1945, se conoció como Guerra Fría, polarizó interna y externamente a los países con diverso grado de intensidad.
La disuasión nuclear y la previsible devastación planetaria como consecuencia de una Tercera Guerra Mundial, entre otros factores, influyeron en la configuración de un cierto orden internacional con referentes políticos e ideológicos claros a los que la generalidad de las naciones adscribía. Con el colapso del sistema soviético, en 1989, terminó este orden de la Guerra Fría. Sin embargo, después de esa fecha se
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