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EL CÓDIGO EMOCIONAL


Enviado por   •  16 de Noviembre de 2011  •  3.292 Palabras (14 Páginas)  •  371 Visitas

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IOENERGETICA: MEDICINA DEL FUTURO.

Autor: Revista Discovery Salud

Nota: Entrevista publicada en Junio / 2000 y realizada al Dr. Jorge Carvajal médico e investigador en medicinas complementarias donde se aportan conceptos no sólo médicos, sino filosóficos en un contexto humanista del quehacer en salud contemporáneo.

¿Por qué un profesional de la práctica médica convencional como usted decide dedicarse a la medicina bioenergética?

Porque esta es en, nuestra cultura latina, una visión del mundo desde lo cotidiano, una actitud hacia la vida más que una técnica por la que se decide optar. Hay bioenergética en la magia cotidiana del sol que te calienta y que modifica los pulsos de la epífisis y la melatonina; en la mente, no ya fuera del cuerpo sino en cada célula; y en la integridad de la vida también hay bioenergética. Es bioenergética la atracción magnética que una persona con paz interior ejerce sobre otras. En la conciencia, en la palabra, en la mirada, en la caricia, en la cascada de la evolución hay tanta información y tanta energía interactuando con la materia que la Bioenergética, más que una técnica o ciencia para escoger en lugar de otras, es como un orden subyacente o implícito en la corriente misma de la vida.

¿Cómo ve, en ese sentido, a la profesión médica actual, a sus colegas que practican la medicina convencional? ¿Cree que tardarán mucho tiempo los estamentos oficiales en admitir el tipo de terapias que usted practica?

El arte de sanar tiene miles de años. La profesión médica, en tanto que ciencia, es apenas una recién nacida. La Medicina es más arte que ciencia, tiene más de actitudes que de aptitudes, más de compromiso que de técnicas asépticas. La Bioenergética no es una medicina alternativa pues incluye a la medicina convencional, la utiliza y la complementa con otras técnicas que, más que antagónicas, son complementarias. Así como no sería hoy posible comprender la acupuntura y sus efectos sin echar mano de la neurociencia, no es posible hablar de conciencia sin referirnos al campo cuántico. La de hoy es una cultura de síntesis en la que la única mentira es la verdad absoluta o el dogma. Ayer los biólogos buscaban en la Física la raíz de la conciencia y de la vida pero hoy, para muchos físicos de vanguardia, como para los antiguos rishis, la conciencia es el campo unificado. Es decir, la conciencia se volvió un sustrato lícito de la investigación científica. En esos términos, ¿donde está la frontera entre lo oficial y lo alternativo? Hace mucho tiempo que esa frontera dejo de existir. Por eso no se trata ya de obtener el reconocimiento de otros estamentos sino de saber que nuestro marco de acción es el de una sola humanidad que requiere una medicina más humana, es decir, más integral. Soy muy optimista respecto del porvenir pues la nuestra será una cultura de salud fundamentada en la integración de todos los territorios terapéuticos, de tal manera que no habrá competencia entre la medicina occidental y la oriental, entre la natural y la tecnológica, entre las "duras" y las "blandas". Lo oficial será en el mundo no sólo lo vigente en el plano académico o económico sino también -y sobre todo- lo culturalmente vigente ya que los sistemas médicos, con sus territorios terapéuticos, no son sino estrategias de supervivencia de las culturas. Se puede ser blando con un bisturí o duro con un medicamento homeopático. Eso depende de nuestra propia humanidad como terapeutas. Conozco muchos médicos "convencionales" que dieron ya el salto hacia una ciencia médica con conciencia; y a muchos médicos "alternativos" que siguen anclados a un paradigma que no ve en la vida más que un conglomerado molecular con sus correspondientes emisiones electromagnéticas.

¿Según su planteamiento, cómo definiría la enfermedad?

Cuando nacemos empezamos a morir. Pero nacer y morir no son más que fases diferentes del continuo vivir. Así como morir y vivir no son opuestos, la salud no es lo contrario de la enfermedad. Muchos enfermos sintomáticos están más sanos que aquellos que no han tenido el maestro de la enfermedad para aprender el significado del vivir. No hay nadie totalmente sano pues todos, ya al nacer, estamos incubando algún tipo de enfermedad. La salud no es un estado, es una tendencia, una condición relativa que puede ser definida como una cualidad esencial ligada al ser, que se revela como integridad. No tenemos más o menos salud: somos más o menos saludables en la medida en que somos más o menos íntegros. En ese sentido la enfermedad es pérdida de integridad, revelada como disolución del ser en cualquiera de sus vehículos o estados de conciencia, sean estos físicos, emocionales, mentales, o espirituales. Pero frecuentemente, la enfermedad al permitirnos despertar, reconocernos más allá de las apariencias y avanzar hacia un estado más incluyente de la conciencia es, paradójicamente, el mejor agente de la salud.

¿Cuál es para usted el concepto de medicina bioenergética?

Es una actitud hacia la vida fundamentada en una visión del mundo que no sólo concibe cascadas de causalidad sino que acepta tendencias de probable finalidad. Es una práctica de la medicina que no sólo reconoce la validez de la observación objetiva sino que reivindica la necesidad de una aproximación subjetiva al hombre cuya desarmonía se arraiga frecuentemente en la profundidad de sus emociones.

La Bioenergética implica rescatar para la medicina al hombre, esa humanidad viva en terapeutas y pacientes. Porque sólo una ciencia médica con sujeto puede tener objeto. La Bioenergética ha propuesto el rescate del sujeto en su plena integridad volviendo a integrar aquello que descuartizamos en nuestra loca carrera hacia las subespecialidades. Desespecializar, integrar y rescatar ese territorio de la conciencia donde tienen plena vigencia las sincronicidades y las correspondencias es la propuesta de la Medicina Bioenergética.

¿Es la figura del terapeuta un INTERFASE o puente entre el paciente y la enfermedad?

La enfermedad no es algo externo que le sucede al paciente sino que forma parte de su estilo de vida, de su actitud hacia el mundo, hacia sí mismo. Esta relacionada con la imagen que tiene de sí. El terapeuta está ahí para que el paciente se mire y se reconozca. Para que reconozca la otra mitad de sí mismo sumergiéndose en ese océano interior que esconde su verdadero potencial: el de un sanador interior. El terapeuta es el catalizador de un proceso de conciencia, de un despertar interior que permite al paciente recuperar su poder; el de su propia conciencia. Y esto no es simplemente el arte de sobrevivir o soportar la enfermedad, es también el arte de liberarse,

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