EL SEGUIMIENTO DEL CLIENTE Y LA PREVENCIÓN DEL FRAUDE
Enviado por jafloresrosas • 13 de Septiembre de 2013 • 5.872 Palabras (24 Páginas) • 296 Visitas
EL SEGUIMIENTO DEL CLIENTE Y LA PREVENCIÓN DEL FRAUDE
En la investigación del fraude habrá que diferenciar claramente el concepto “cliente”, que es la persona física o jurídica que se interrelaciona con la empresa mediante su propia identidad o aquella sociedad que tiene una actividad real, del concepto de “suplantador”, que es aquella otra persona física que actúa como cliente, pero utilizando para ello una identidad falsa o usurpada, o una sociedad inactiva, a cuyo frente pueden estar testaferros, con identidades verdaderas, falsas o usurpadas.
La diferencia radica en que el suplantador establece la relación de negocio con la intención de delinquir, ya sea defraudando o utilizando la empresa para otras actividades ilícitas, mientras que el cliente generalmente se mueve por fines lícitos, aunque exista una minoría que también pueda delinquir utilizando su propia identidad.
Con todo, existe un número importante de clientes que utilizan el engaño en la solvencia, presentando para ello documentos que contienen modificaciones en los datos, y lo hacen con la intención de mejorar su puntuación personal en los procesos de “scoring”.
Estas personas no pueden ser tratadas como defraudadoras por el simple hecho de haber presentando documentos con datos no correctos, siempre que sus engaños no se hayan preparado con la intención de no pagar, y sus falsificaciones no se hagan en documentos públicos u oficiales, puesto que en este caso ya estarían cometiendo una actividad punible. Presentar documentos no correctos entraría dentro de la picaresca financiera, situación que la empresa ha de detectar mediante un riguroso análisis de los riesgos financieros, y la confrontación de los datos que recibe de los clientes en fuentes internas y externas.
La prevención del fraude y de la picaresca financiera, se han de iniciar en el momento de las solicitudes de las relaciones de negocio. Es durante ese proceso de control, cuando las empresas tienen que evitar que las personas que entregan datos incongruentes pasen a la categoría de clientes, aunque utilicen para ello sus propias identidades.
La primera fase de la prevención, se realiza mediante los procedimientos ya estudiados en los capítulos anteriores:
• Para la identificación formal de los clientes y la identificación de los Titulares reales cuando sea necesario.
• Para el conocimiento del propósito e índole de la relación de negocios.
La información obtenida mediante estos dos procedimientos conformará el CONOCIMIENTO HISTORICO DE LOS CLIENTES.
Este conocimiento será, por tanto, el resultado de filtrar la información recabada de los clientes a través de los factores de riesgo, y por las bases de datos internas y externas que estén programadas para esta finalidad.
El filtraje de la información tiene como objetivos, la comprobación de la veracidad de los datos, la ampliación de aquellos que interesen, y sobre todo, la anulación de los efectos reputacionales negativos derivados de la existencia de alguna prohibición de negociación.
Los factores de riesgos financieros y de cumplimiento, habrán tenido que ser definidos previamente por los departamentos de gestión y de cumplimiento de los que dependa su control específico, e introducidos en las aplicaciones tecnológicas de los departamentos de riesgo.
Mediante esta fase de prevención, se habrá posibilitado la segmentación de los clientes atendiendo a sus riesgos, a partir de la información que les fue recabada en el momento de la solicitud de negocio. Al final de la misma los clientes quedarán distribuidos en cualquiera de estas tres categorías de riesgo agregado:
• Clientes de riesgo normal.
• Clientes de riesgo bajo.
• Clientes de riesgo alto
Este sería el resultado de la agregación de los diferentes riesgos departamentales, y lo obtendría de forma automática el sistema. Quedaría así concretado para la empresa el nivel general de riesgos de sus clientes.
Como puede observarse, el nivel de riesgo agregado de cada cliente resulta poliédrico, puesto que sería el sumatorio de los diferentes valores parciales de riesgo. Aunque este valor debe ser tenido en cuenta por toda la organización para el análisis de negocios y operaciones, en la práctica tiene que ser matizado caso por caso, precisamente por ser una agregación de valores departamentales. Cualquier cliente, por ejemplo, podría ser de riesgo normal para el departamento financiero, y de riesgo alto para el departamento de prevención del blanqueo de capitales, o viceversa.
De esta manera se preserva la confidencialidad de los clientes en ciertos datos sensibles, y se evita la catalogación de los mismos en relación con determinadas materias delicadas como podría ser la prevención del blanqueo de capitales o la financiación del terrorismo. Esta confidencialidad obligaría, por ejemplo, al comercial que quisiera negociar con un cliente que tenga un riesgo alto agregado, a comunicar este hecho a su superior, iniciándose así una investigación “securizada y controlada” dentro de la empresa, para averiguar los factores de riesgo concreto que permitieron situar al cliente en esa posición de riesgo alto agregado, lo que, sin duda, ya constituye de por sí un mecanismo de seguridad dentro de la empresa.
El CONOCIMIENTO HISTORICO DEL CLIENTE ofrece una fotografía fija del mismo en cada momento. Esta fotografía queda enmarcada en el sistema mediante el correspondiente control personalizado.
Conforme el cliente vaya interactuando con la empresa, afectado por sus propias circunstancias internas y externas, irá generando una nueva información que contribuirá a perfilar el CONOCIMIENTO ACTIVO que se tiene del mismo.
EL CONOCIMIENTO ACTIVO DEL CLIENTE
Este conocimiento deriva del proceso denominado SEGUIMIENTO DEL CLIENTE. Lo consigue la empresa mediante la PLATAFORMA DE MONITOREO DE OPERACIONES, en la que quedará reflejada toda su actividad. Esta plataforma permite generar alertas en base a los factores de riesgo introducidos en la misma, que una vez valoradas e investigadas por los departamentos operativos y de cumplimiento, incrementaran la información que se tiene del cliente. Este proceso podría dar lugar a cambios en su posición de riesgo dentro de la empresa.
La fase de conocimiento activo del cliente, se denomina en la legislación española de prevención del blanqueo de capitales y financiación del terrorismo: SEGUIMIENTO CONTINUO DE LA RELACIÓN DE NEGOCIOS, y constituye una nueva medida de diligencia
...