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ENFERMERIA Y DEONTOLOGIA EN ARGENTINA


Enviado por   •  29 de Mayo de 2013  •  2.974 Palabras (12 Páginas)  •  571 Visitas

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NORMAS DE COMPORTAMIENTO.

DEONTOLOGÍA PROFESIONAL

1.- DEONTOLOGICISMO

El Deontologicismo o Teoría Deontológica la podemos considerar como una teoría ética que se ocupa de regular los deberes, traduciéndolos en preceptos, normas morales y reglas de conducta, dejando fuera de su ámbito específico de interés otros aspectos de la moral.

Cuando esta teoría se aplica al estricto campo profesional hablamos de Deontología Profesional y es ella, en consecuencia, la que determina los deberes que son mínimamente exigibles a los profesionales en el desempeño de su actividad.

Estos deberes, es habitual que se plasmen en códigos, de ahí que oigamos con cierta frecuencia hablar de determinados códigos de ética de diversas profesiones como documentos que rigen la actuación de los representantes de una profesión con el fin de que a través del buen hacer se obtengan resultados deseables.

La Deontología Profesional enfermera estará constituida, consecuentemente, por el conjunto de normas que, plasmadas en el Código Deontológico de Enfermería, determinan los deberes mínimos que son exigibles al enfermero o enfermera en el desempeño de su ejercicio profesional.

2.- FUNCIONES DE LOS CÓDIGOS DEONTOLÓGICOS

En la práctica, los Códigos de Ética Profesional en nuestro país, son elaborados por los Colegios Profesionales (Ej. De abogados, de médicos y en un futuro no muy lejano el nuestro) que, tal como los define la ley, “son corporaciones de derecho público, amparadas por la ley y reconocidas por el Estado, con personalidad jurídica propia y plena capacidad para el cumplimiento de sus fines, entre los que se encuentra la ordenación del ejercicio de las profesiones”.

En la ordenación del ejercicio profesional los Códigos de Ética han venido cumpliendo una triple función:

a) Fijar una serie de criterios, de carácter científico-funcional, para el ejercicio de la profesión de que se trate al objeto de dar operatividad y eficacia a las actividades ejercidas en el ámbito cubierto por las normas establecidas. Esta función es hoy muy poco relevante ya que otro tipo de instituciones, asociaciones u organismos la han asumido en perjuicio de los colegios profesionales.

b) Refundir orientaciones éticas para el ejercicio de la profesión y plasmarlas en códigos de deontología profesional. En la actualidad es una de las funciones relevantes de los colegios profesionales. Esta deontología profesional se impone a los colegiados, aunque no agota las convicciones morales del ejerciente, que pueden dar lugar a actuaciones que sin contradecir el código, sean de distinto signo, más o menos exigentes. Así se considera, por ejemplo, que la Deontología Médica propugna la abstención en la práctica de la interrupción del embarazo o en cuestiones de reproducción humana y por otra parte se declara no sancionable al médico que dentro de la legalidad intervenga en abortos.

c) La posibilidad de imponer sanciones disciplinarias a los colegiados que incumplan los dictados de los códigos deontológicos. Esta función tiene la particular singularidad de conferir a éstos relevancia jurídica estatal, lo que viene a conferir a la deontología ciertas coincidencias con el Derecho en lo que se refiere a la utilización de un procedimiento típicamente judicial, aunque realizado por autoridades profesionales en vez de por jueces.

3.- DEONTOLOGÍA PROFESIONAL Y ENFERMERÍA

3.1.- PREOCUPACIÓN ÉTICA EN LA HISTORIA DE LA ENFERMERÍA

El profesor Baltasar Gracián recurre a una obra escrita hace más de sesenta años, como la de Aikens: Studies in Ethics for Nurses, para hacer referencia a los grandes cambios que se han operado tanto en la problemática ética como en la imagen de la enfermería.

Probablemente no sea preciso volver la vista tantos años atrás para constatar estos cambios; como muestra valga un ejemplo, se trata de la promesa firmada que en 1969 realizaban las enfermeras con el título de Enfermeras Profesionales (Resolución Ministerial Nº 35/69) cuando accedían a la condición de ordenar una mejor preparación y con un vasto programa de formación de pre y postítulo “terciario”, la mayoría de las cuales siguen actualmente en activo.

El texto literal es el siguiente: “Prometo solemnemente ante Dios, llevar una vida pura y ejercer mi profesión con devoción y fidelidad. Me abstendré de todo lo que sea perjudicial o maligno y de tomar o administrar a sabiendas ninguna droga que pueda ser nociva para la salud. Haré cuanto esté en mi poder para elevar el buen nombre de mi profesión y guardar inviolable el secreto de todas las cuestiones personales que se me confíen y asuntos de familia de que me entere en el desempeño de mi cometido. Con lealtad procuraré auxiliar al facultativo en su obra y me dedicaré al bienestar de todos los que estén encomendados a mi cuidado”.

El texto, como puede comprobarse, denota una imagen de la enfermería bastante distinta de la actual. Esto es debido al intento de la profesión desde hace aproximadamente dos décadas por definirse así misma y por buscar sus propios modelos de identidad, cuyo resultado es bastante diferente al que se refleja en el texto transcrito.

Los cambios profesionales que se han producido han ido acompañados también de cambios en la problemática ética de la enfermería, y es lógico que esto haya sido así porque desde siempre ha sido inherente a la profesión una profunda convicción sobre la dimensión moral y la relevancia de las actitudes éticas en su trabajo, como fácilmente se comprueba si realizamos un breve bosquejo histórico.

A grandes rasgos, esta profesión, en el ámbito occidental, hasta finales del siglo XIX, ha estado muy vinculada a determinadas órdenes y congregaciones religiosas. En consecuencia, la ética y la práctica de la enfermería estuvo hasta entonces, como puede suponerse, muy vinculada a la moral católica ya que entre otras cosas el predominio de las personas que desempeñaban la profesión era el de las enfermeras religiosas.

Este tipo de enfermera religiosa ha dejado una impronta muy marcada en la profesión. La obediencia por ejemplo, uno de los votos religiosos de la casi totalidad de órdenes y

congregaciones, fue altamente valorada y sentó las bases para actitudes de subordinación al médico y a la institución hospitalaria, al mismo tiempo que lo que se esperaba de las enfermeras es que fueran virtuosas y entregadas totalmente a su trabajo.

A finales del siglo XIX se inicia lentamente lo que podemos llamar

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