ENSAYO "MÉXICO Y EL SINDICALISMO EN EL SECTOR SALUD"
Enviado por marishusita • 20 de Noviembre de 2014 • 3.126 Palabras (13 Páginas) • 407 Visitas
INTRODUCCIÓN
Los sindicatos mexicanos ocupan un lugar marginal como actores políticos y sociales. Esto es consecuencia de los cambios económicos generados por las políticas de liberalización y apertura y de las prácticas internas antidemocráticas, la falta de autonomía y la sumisión frente al Estado.
Los sindicatos en México se encuentran en un momento crítico y decisivo. Por un lado, han sido desplazados a un rol marginal como actores políticos y organizaciones sociales. Por otro, surgen en ellos sectores que exigen formas de relaciones laborales nuevas y progresistas y que parecen capaces de imprimirle una nueva orientación al sindicalismo. El movimiento sindical mexicano es muy débil. En 2005, solo 10-17% de la población económicamente activa estaba organizada sindicalmente, lo que implica que en los últimos 25 años los sindicatos mexicanos han perdido a más de la mitad de sus afiliados. Las cifras del sector industrial son especialmente alarmantes: el porcentaje de trabajadores sindicalizados pasó de 22% en 1992 a 11,6% en 2002.
En general, la influencia política de las organizaciones de trabajadores mexicanos es mínima y su poder de negociación muy limitado. Según varias encuestas, alrededor de 70% de los ciudadanos no tiene confianza en los sindicatos: solo la policía y los partidos políticos muestran peores resultados. Sin embargo, al mismo tiempo algunos sectores del movimiento sindical se encuentran en un proceso de recomposición que muestra una nueva dinámica y nuevas posibilidades de influencia.
La historia del movimiento sindical en nuestro país, tal y como lo conocemos en la actualidad, está totalmente ligada a la formación, desarrollo, consolidación y decadencia del Estado semibonapartista emergido de la Revolución de 1910-17, consolidado durante la época del Cardenismo.
Primera etapa
Se refiere al proceso de industrialización que inició prácticamente después de la revolución de independencia, pero que no avanzó de manera significativa sino hasta el fin de la intervención francesa.
Durante esta fase, la actitud del Estado, ya sea encabezado por Juárez, Lerdo o Díaz, fue de combatir formalmente cualquier tipo de organización o lucha. La organización más importante de dicha época fue el Gran Círculo Nacional de Obreros de México, formado en 1872, a esa organización rápidamente se integraron la mayoría de los las sociedades obreras existentes en diversas partes del país. Las ideas anarquistas del Gran Círculo no le impidieron entrar en contacto con el gobierno y para 1879, el gobierno porfirista interviene en un conflicto interno apoyando a una fracción, la cual se apodera del aparato, el movimiento se divide y el gobierno porfirista combina la complacencia hacia los grupos afines a él y la represión absoluta en contra de todo tipo de disidencia.
En movimiento tiende entonces a reorganizarse en dos lógicas, la defensa del los derechos de los trabajadores y la posición al gobierno de Díaz. Así surgen los Círculos liberales de los cuales surge el Partido Liberal Mexicano, que impulsa en 1911 la Confederación Nacional de Trabajadores 2, como una alternativa de carácter radical a la Casa del Obrero Mundial(COM), la cual es una derivación del sindicalismo, anarquista de palabra y colaboracionista en los hechos, que provenía de los círculos de la época porfirista.
Con la represión a la COM en 1916, podríamos decir que termina la primera fase en la historia del sindicalismo Mexicano. El Estado que se funda a partir de la constitución de 1875 es francamente burgués, en esta fase de lento desarrollo de las fuerzas productivas, el desarrollo y las luchas del proletariado por mejores condiciones de vida se entrelazan en contra de la herencia feudal. En esta fase, una democracia burguesa como la que sueñan los constituyentes del 57, es imposible.
Con el advenimiento de la revolución, el Estado, que sustentaba su existencia con base en el apoyo del imperialismo y de los terratenientes colapsa, se abre entonces un vacío que la incipiente burguesía nacional va llenando poco a poco, no por sus cualidades sino por la falta de una fuerza social capaz de interponer un proyecto distinto al que empíricamente la burguesía va fraguando y que se traduce en la Constitución de 1917.
De esta forma la Constitución de 1917 es el acta de fundación de un Estado donde la burguesía tiene un poder endeble y muchas cuentas pendientes: educación, salud, trabajo, tierra, independencia, etc.
Segunda etapa: la era del corporativismo
El Estado que surge de la revolución, obligado -por su carácter de clase- a realizar el programa político de la burguesía, pero forzado por las fuerzas que lo llevaron al poder a realizar una serie de reformas, se ve en la necesidad de construir esos mecanismos de consenso que no posee y sin los cuales no podría aspirar a sostenerse. Como lo pueden mostrar los levantamientos armados que se sucedieron durante los siguientes 20 años, el ejército no podía ser el único garante de la estabilidad del gobierno.
Una de las principales características de este nuevo Estado, no fue el impedir que surgieran organizaciones de obreros y campesinos, por la convulsión revolucionaria éstas eran un hecho y el pretender como en el porfirismo, "matarlas en caliente" hubiera sido casi un suicidio. Lo que pretendió el Estado fue el organizar en torno a él ese movimiento que se estaba desarrollando. Así surgió una ideología3 que sustentaba la visión de un Estado Revolucionario basado en la "alianza con los obreros y campesinos" que fuera el único representante legal del movimiento armado y cuya fuerza fuera la "única garantía" de que algún día las promesas de la Constitución de realizarían.
Para finales de los veintes arriba el final de la CROM, su apoyo total a la figura de Álvaro Obregón le vale el enfrentamiento con Plutarco Elías Calles y la pérdida de los favores que le permitieron desarrollarse. Se abre entonces una fase de conflictos muy agudos entre el movimiento sindical y el gobierno. La inexistencia de una alternativa patrocinada por el gobierno, que pudiera hacer contrapeso a los movimientos que se desarrollaban en todos los sectores, llevó al Maximato a implementar la represión directa como principal medio de lucha contra las movilizaciones obreras, es entonces cuando se ilegaliza al PCM.
Como parte de esa política represiva, se establece en 1931 la Ley Federal del Trabajo, la cual surge con una abierta intención de someter a una rigurosa normatividad la defensa de los intereses de los trabajadores con el fin de establecer un control sobre ellos: el Estado por medio de las juntas de conciliación y arbitraje, se abriga el derecho de declarar legal o ilegal una
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