Educando Para La Vida

Ensayo

“Educación para la vida”

Karen Estay Mella

Práctica inicial 2014

INTRODUCCIÓN

Desde comienzos de siglo, es muy común y habitual escuchar que estamos en la sociedad del conocimiento, gran parte de esto se debe a que el hombre actual es un sujeto más informado. La información se despliega fácilmente desde cualquier lugar en donde nos encontremos, es como una nube dinámica que penetra a través de la televisión, Internet, la radio, y la prensa, entre otros; medios que permiten al individuo estar al tanto de todos los sucesos que ocurren en el planeta o en gran parte de este en sólo segundos y en directo.Habitualmente nos comunicarnos con alguien a quien no conocemos, y hasta llegar a sentir cierta afectividad por él; es el caso de los correos electrónicos y los Chat; pareciera que fuera una comunicación con seres del mas allá; muertos que responden a nuestro llamado en busca de más información, de más afecto y atención. Comunicación que carece en gran parte de la calidez, del tacto, del abrazo, de la mirada. Comunicación que no necesita tanto de los sentidos (considerados de suma importancia en la modernidad) y que por tanto, no juegan un papel preponderante en el conocimiento.La sociedad actual, está conformada en su gran mayoría por sujetos que, sin tener en cuenta su situación económica, disponen de una radio, un televisor u otro medio de comunicación, para saber cómo se deben vestir, hablar, comportarse, que comprar, etc. Ya que lo “normal” o bien visto es usar lo que el resto usa o consume. Este sujeto, incluido o excluido socialmente, es un sujeto que esta globalizado, siempre está informado, quizás no de la misma forma que lo están aquellos que pueden acceder a medios tecnológicos más avanzados, pero en el diario vivir siempre está informado. Información muchas veces poco fidedigna en medio de una realidad cambiante. La información que llega tanto a los “instruidos” en conocimiento científico como a los que son educados con el conocimiento “popular”; personajes del común, de la vida, quienes hacen del conocimiento la mayoría de las veces no razonado y que se presta para cometer “disparates”. Estos conocimientos, que van pululando al compás de la vida, van determinando nuestro actuar frente a ella y a la de los otros. Conocimiento que algunas veces no necesita del pensar, ni del raciocinio sino que se manifiesta en la palabra expresando lo que se siente y lo que se vive.

Es comúnmente sabido que nuestros primeros maestros son nuestros padres, amigos, tíos , hermanos, vecinos, conocidos, etc. Todos aquellos que participaron en la crianza-educación. Analizaremos entonces como infiere en la vida misma del niño o la niña esta segunda instancia de formación y educación a la cual todos los niños tienen derecho… la Escuela, educando para la vida…

DESARROLLO

¿Es la escuela un factor relevante para nuestra preparación en la vida?

¿Las escuelas entregan los conocimientos, habilidades y desarrollo de actitudes que nos permitan desenvolvernos de la mejor manera en nuestra vida social y cultural?

¿Existe una equidad en cuanto a educación privada y municipal, en el sentido de que si preparan a todos por igual?

Tratemos de dar respuesta o entender de alguna manera la importancia o influencia que puede tener nuestro actuar como docente frente a los educandos que estamos formando.

La vida misma no es rígida, ya que está compuesta por seres humanos complejos, diferentes entre sí, con distintas necesidades y sueños, por lo mismo conforman una sociedad compleja que se mueve unas veces en medio del orden y otras veces en medio del desorden.

La vida que nos enfrenta a diario con el señor de la tienda, el señor de la panadería, la iglesia (en algunos casos), el parque, el supermercado, etc. Todos aquellos espacios que hacen que el hombre no esté sólo hecho de simple materialidad corpórea sino que toca la esencia del espíritu que se construye de una u otra manera por el otro. Entonces, ¿Cómo no va a ser importante lo que a diario entreguemos en las aulas? Más allá de los contenidos, que esa entrega esté sujeta a valores, actitudes y cariño, muy importante para el desarrollo y fortalecimiento de la personalidad y seguridad en el niño.

¿Por qué está tan mal utilizada la típica frase? “estudia para que seas alguien en la vida”… no existe acaso en esta frase una intencionalidad, inconsciente tal vez, de decirle de alguna manera al niño…. “No eres nada”, “debes estudiar , porque sólo así serás alguien”,¿ cómo no nos damos cuenta que con esta simple frase estamos anulando completamente la identidad del niño, su seguridad , su confianza en sí mismo?. Si el niño por el sólo hecho de estar ahí presente es importante, se debe trabajar sobre esa base para descubrir en él sus potencialidades a través de este medio que es la educación, pero no partir desde la base que ya es un perdedor, porque así, ¿qué tipo de personas formaremos ?.

El ser alguien en la vida no está relacionado con el tener más dinero o ser exitoso, tenemos que procurar enseñarles a nuestros niños ser buenas personas, con valores, con buenas actitudes ante las vicisitudes de la vida, eso los hará sentirse orgullosos de sí mismos y exitosos como personas.

En la vida no hay que luchar para ser alguien, pues la esencia de la misma se encuentra en todas partes, y la escuela, es sólo una más de nuestra experiencias como seres sociales, dónde no se encuentra todo el conocimiento, sólo una parte de este.

Cuantas veces en la escuela nos tuvimos que ver enfrentados a situaciones que lejos de la mirada crítica del profesor nos estaban formando en cuanto a nuestra personalidad, como por ejemplo: cuando debíamos cuidar nuestras cosas (sentido de pertenencia), responder por un examen y las tareas (sentido de responsabilidad), disfrutar del recreo (sentido de auto cuidado y disponer del tiempo de ocio), colaborar con el aseo de la sala (sentido de solidaridad), en fin tantas cosas que forman parte del entorno, y que de todas estas acciones intencionadas y no intencionadas, el profesor sólo se da cuenta del cumplimiento de la tarea y de lo respetuoso que puedan ser.

Como docentes debemos ir más allá de los libros, de los contenidos, de lo prusiano que a veces puede ser la educación.

Cuando comparamos a un niño con otro, estamos sembrando en él la semilla de la competencia, de ser mejor que el resto, y que si no es bien orientado

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