El Arte Africano
Enviado por saraleguizamon • 9 de Septiembre de 2014 • 1.660 Palabras (7 Páginas) • 293 Visitas
Arte africano
El arte africano es un conjunto de manifestaciones artísticas producidas por los pueblos del África negra a lo largo de la historia.
El continente africano acoge una gran variedad de culturas, caracterizadas cada una de ellas por un idioma propio, unas tradiciones y unas formas artísticas características. Aunque la gran extensión del desierto del Sahara actúa como barrera divisoria natural entre el norte de África y el resto del continente, hay considerables evidencias que confirman toda una serie de influencias entre ambas zonas a través de las rutas comerciales que atravesaron África desde tiempos remotos.
En numerosas tribus indígenas de África, el arraigo de la tradición artística autóctona ha permitido el mantenimiento de diversas manifestaciones estéticas hasta épocas relativamente recientes. De hecho, es precisamente a partir de principios del siglo XX cuando este arte comienza a ser apreciado en Occidente, primero por los representantes de la vanguardia y después por museos y público en general.
Hasta principios del siglo XIX el continente africano era el gran desconocido para los europeos; en él coexistían una gran pluralidad de razas y se hablaban más de diez mil lenguas. Aunque los portugueses habían llegado al río Congo en 1482, el interés científico y, sobre todo, económico de las naciones europeas por África no se desarrolló hasta mediados de la mencionada centuria. A partir de esa fecha, sucesivas expediciones nutrieron de piezas los museos de las metrópolis. El arte africano, desarrollado por comunidades aisladas, muy pequeñas, presenta una enorme variedad. Asimismo, se aprecia su relación cercana con diversas prácticas y actividades sociales. En términos generales, como todas las manifestaciones artísticas primitivas, el arte africano es esencialmente funcional, siempre surge asociado a un acto religioso o de carácter social, y de ahí que esté fuertemente condicionado por las creencias.
Antes de que se iniciara el proceso de colonización del continente, la mayor parte de los pueblos africanos eran animistas, es decir, atribuían un alma o principio vital a todos los seres y fenómenos de la naturaleza. Sólo las civilizaciones más desarrolladas llegaron a crear un panteón de divinidades establecidas. Los africanos creían en un dios todopoderoso que no se comunicaba con los imperfectos seres humanos. Esa divinidad otorgaba a todas las criaturas un espíritu, que podía ejercer una influencia positiva o negativa; los más poderosos eran los antepasados: cuando un hombre moría, su espíritu se separaba de su cuerpo y vagaba por el lugar donde vivió. Los africanos creían que estos espíritus moraban en las figuras talladas que representan a los difuntos y que eran custodiadas por sus parientes.
En general, los valores fundamentales que presiden este sistema de creencias son la unidad y la armonía dentro de la familia y con el clan, con los antepasados y los espíritus. La religión es un acto comunitario, no individual. Los nativos que se convirtieron al cristianismo o al islamismo se esforzaron por mantener estos principios. En este contexto se diferenciaron dos manifestaciones artísticas básicas: fetiches y máscaras: Los fetiches son objetos a los que se atribuye un poder sobrenatural para ejercer influencias maléficas o beneficiosas. Cabe distinguir entre figuras-relicario, con cavidades para guardar objetos, fetiches de clavos, que ejercen influencias malignas, fetiches que transmiten los mensajes de los espíritus y tallas conmemorativas de personajes relevantes. Por su parte, las máscaras se emplean para captar la energía sobrenatural de los espíritus, en ritos funerarios y mágicos o en ceremonias destinadas a propiciar la fecundidad de la tierra. La realización de una máscara o de un fetiche se acompaña de un ritual específico, como el sacrificio previo de un animal.
La gran mayoría de las manifestaciones del arte africano tiene como materia básica la madera. En las tribus más desarrolladas se utilizaron, ocasionalmente, materiales como el hierro (en objetos de uso cotidiano, como cuchillos, azadas y hachas) o el bronce. El oro fue empleado por las culturas más evolucionadas, como las de Costa de Marfil, para joyas, pequeñas máscaras o colgantes.
El arte africano es tan variado como las culturas que pueblan el continente. Las primeras manifestaciones artísticas, como ocurrió en Norteamérica y Europa, con las pinturas y grabados rupestres que se remontan al Neolítico y que se encuentran en la zona del Sahara (por ejemplo, las pinturas del Tassili). En la zona de influencia del Islam y la iglesia ortodoxa, la arquitectura desempeñó un papel fundamental: existen notables ejemplos, tanto en el área occidental del continente (la mezquita de barro de Yené, en Malí) como en las regiones orientales (iglesias rupestres de Lalibela, en Etiopía). La arquitectura doméstica tradicional se materializa en forma de sencillas chozas o cabañas; cuando se necesitan varias habitaciones se van añadiendo más cabañas.
En las áreas donde predominaba la cultura pastoril (desde el Sudán, al sur de Sahara, hasta la sabanas orientales y meridionales), las principales manifestaciones artísticas se dan en el ámbito de adorno personal, donde aparecen
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