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El Constructivismo Y Las Competencias, ¿son La Novedad Y El Remedio Para Los Problemas Educativos Y Sociales?


Enviado por   •  10 de Marzo de 2014  •  3.171 Palabras (13 Páginas)  •  480 Visitas

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El constructivismo y las competencias, ¿son la novedad y el remedio para los problemas educativos y sociales?

Por: Elsa Noemí Cervantes Agustín y Ma. De Lourdes Sepúlveda López

Desde hace algunos años que en el discurso en la formación de docentes y en ocasiones en los medios de comunicación se han venido escuchando estas palabras; se nos ofrecen como si fueran la novedad y el remedio para los males educativos y sociales, pero, ¿es realmente así? Responder esta cuestión implica necesariamente un análisis profundo de lo que en realidad y esencia son el constructivismo y las competencias. Por la experiencia en nuestra práctica educativa, sabemos que han causado polémica entre los profesores y autoridades educativas, ya que se pretenden implementar en los programas y planes de estudio a lo largo y ancho de nuestro país; sin embargo, aunque en los programas oficiales se hable de competencias y de trabajar en el constructivismo, o de que los libros de texto ahora estén diseñados según estos enfoques, la realidad dista mucho del discurso. Los profesores, aunque no todos, mantienen cierta reticencia ante esta “nueva” forma de trabajo, porque implica, precisamente, mucho trabajo, o al menos eso dicen ellos. Muchos lo ven sólo como una manipulación de los gobiernos y de las instituciones económicas internacionales, y aunque algo tiene que ver con lo económico, nosotras creemos que es necesario revalorar estos enfoques y colocarlos en su justa dimensión dentro de la conciencia de todos los que intervenimos de una u otra forma en la educación escolarizada. No se trata de decir que son la solución a todo, pero como afirma Ausubel (2009):

“A falta de principios psicológicos válidos sobre el aprendizaje en el salón de clases, los profesores pueden adoptar únicamente dos procedimientos alternativos en su búsqueda de prácticas de enseñanza fructíferas. Bien pueden confiar en las prescripciones tradicionales, presentes en el folklore educativo y en los preceptos y ejemplos de sus propios maestros y colegas expertos, o bien pueden tratar de descubrir técnicas eficaces de enseñanza a través del ensayo y error.”

Y cualquiera con un poco de sentido común sabría que ninguna de las dos formas que describe Ausubel son las indicadas para dirigir su acción docente; y en ese sentido, consideramos que la propuesta del constructivismo ofrece los elementos epistemológicos y teóricos pertinentes para llevar a cabo la práctica educativa, mientras que el enfoque de competencias al ser meramente curricular, aporta lo necesario para aterrizar la teoría constructivista al quehacer cotidiano del docente.

Luego entonces, ¿qué es eso de las competencias?, y, ¿qué hay del constructivismo? Comencemos por las competencias. Laura Frade (2009) explica sobre el término competencia, lo siguiente:

“Existen dos significados etimológicos distintos de la palabra competencia: el primero es relativo a competir, ganar, salir victorioso, y el segundo se relaciona con quien se hace responsable de algo, de un ámbito de su jurisdicción al cual generalmente se le asigna un valor. En la educación se utiliza en el segundo (competeré), te compete el saber, el aprender, el aprendizaje es tu responsabilidad, tú lo construyes, tú te apropias de él.”

El uso del término en lo educativo, ya como discurso oficial, se remonta a la pasada década de los 90´s, y su énfasis en las reestructuraciones curriculares a nivel mundial comenzó a partir de 1998, año en que la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) alertó a los países sobre la “necesidad de propiciar el aprendizaje permanente y la construcción de competencias adecuadas para contribuir al desarrollo cultural, social, económico y de la sociedad de la información” (UNESCO, en Frade, 2009). Sobre todo, y para nadie es desconocido, que la balanza de la pertinencia de las competencias se inclina hacia el trasfondo económico de los sistemas escolarizados en los países occidentales, pero aún así, en esencia, constituyen una buena propuesta.

En México, desde 1997 en el currículo de las escuelas normales se incluyó en el perfil de egreso el logro de competencias específicas; posteriormente el CONAFE (Consejo Nacional de Fomento Educativo) comenzó con su implementación en algunas de las zonas más rezagadas del país; pero fue en el 2000 que se le dio más impulso a este enfoque, y para el 2004 el Programa de educación Preescolar lo implementó; en el 2006 se hace la Reforma para la Educación Secundaria; y, finalmente, a partir del ciclo 2008-2009 se hizo oficial para toda la educación básica; aunque hay varias fracciones del sindicato de maestros que no lo aprueban, y en muchas escuelas se trabaja con el plan anterior. Respecto a la educación Media Superior, en enero de 2008 se presentó el Marco Curricular Común para la Educación Media Superior, que obliga a las instituciones de este nivel a adaptar sus planes y programas a este enfoque.

Una de las premisas que se manejan para justificar la pertinencia de las competencias es, la velocidad con que cambia el entorno social, cultural y económico, debido al auge de la informática y de los medios de comunicación, por lo que se necesita formar personas adaptables a esta aceleración en los patrones sociales, que además sean efectivas en todo lo que hacen. Uno de los mayores defensores de las competencias es Phillipe Perrenoud, para quien la escuela no debe estar desvinculada de lo que sucede en la vida cotidiana de los alumnos, enseñando conocimientos que poco o nada sirven a éstos fuera de ella. Según Frade (2009):

“La idea con los nuevos planes y programas diseñados por competencias es básicamente:

a) Desarrollar las capacidades que les permitan a los estudiantes adaptarse al mundo futuro, al siglo XXI, concentrándonos en el aprender a aprender, en lugar de un saber enciclopédico.

b) Impulsar la vinculación entre lo que sucede en la vida social, económica, política, cultural, etcétera, y la escuela. Se busca entonces que se adquieran competencias para la vida, saberes-haceres que estén realmente articulados a lo que observa, siente, analiza y transforma un alumno/a en su vida diaria.”

Este aprender a aprender que se ubica ahora como finalidad de la educación y que incluye el aprender a ser, a conocer, a pensar, a hacer, a vivir juntos y en sociedad, y a vivir en el medio natural, sigue teniendo como base el conocimiento…

“el conocimiento adquirido a lo largo de la historia, […] constituye el fundamento del desarrollo de las habilidades de pensamiento, de las destrezas motrices, de nuestras actitudes, de nuestro autoconcepto y de la representación que

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