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El Dialogo


Enviado por   •  29 de Junio de 2014  •  8.315 Palabras (34 Páginas)  •  206 Visitas

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Actividades para mejorar el diálogo y la convivencia en el aula

Rosario Ortega y Rosario del Rey

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Capítulo 4

Actividades para mejorar el diálogo y la convivencia en el aula Rosario Ortega y Rosario del Rey

Como hemos visto en capítulos anteriores, uno de los focos de conflictividad puede aparecer en el sub- sistema de relaciones profesor/alumnos. El hecho de que sea éste el vínculo social más importante para el desarrollo de la actividad académica, lo convierte también en el más expuesto a la aparición de conflic- tos de todo tipo que no siempre resulta fácil detectar, comprender y tratar de paliar, porque con frecuencia involucra tanto la actividad profesional de los docen- tes, como el aprendizaje de los estudiantes. A veces, el docente siente que si reconoce el conflicto de relaciones que tiene con sus alumnos/as, es una forma de reconocer sus problemas como docente, ya que con frecuencia se culpa de ello, lo que deteriora su auto- ridad. Igualmente, el alumno/a o grupo de alumnos/as pueden interpretar las dificultades de comunicación con los profesores como un signo de que ellos no son teni- dos en cuenta, y por lo tanto perder interés en las tareas y alejarse afectivamente del profesor/a. El riesgo de pér- dida o deterioro de la confianza mutua puede convertirse en sentimientos de impotencia y de falta de estima pro- fesional y académica. Cuando el conflicto logra ser interpretado como tal por el docente o por un avanzado grupo de alumnos/as, y se percibe como tal conflicto, lo mejor es abordarlo directamente o mediante ayuda externa. En este sentido, hemos propuesto la mediación (ver capítulo 5) como uno de los instrumentos idóneos; si bien, es necesario decir que la mediación entre un docente y un grupo de alumnos/as debe realizarse por un experto externo elegido por ambas partes, que despierte confianza por parte de ambos. Pero no siempre es fácil reconocer conflictos ya estructura- dos como tales, y no siempre profesor y alumnos/as están en condiciones de asumir su responsabilidad

compartida. La mayoría de las ocasiones, lo que tenemos es un problema que no sabemos definir y que se muestra con señales de conflictividad encu- bierta, malas relaciones, dificultad en el diálogo y entorpecimiento en el desempeño de las tareas aca- démicas. Esta, que es la situación común y más frecuente, puede abordarse mediante procesos de enriquecimiento del diálogo espontáneo. En este capítulo nos proponemos mostrar algunos ejemplos de actividades para potenciar el diálogo y tratar de enriquecer las vías de comunicación entre el profesor/a y sus alumnos/as en el aula. Teniendo como punto de partida la exploración ini- cial de la que hablábamos en capítulos anteriores, y cuando dispongamos de una imagen sobre los pro- blemas de convivencia detectados, podemos hacer uso de un banco de actividades previamente diseña- das que ayuden a mejorar este vínculo social. Pero incluso aunque no hayamos realizado una explo- ración previa, actividades como las que siguen se pueden desarrollar en sesiones de tutoría o durante las clases ordinarias cuando se detectan niveles de conflictividad que se pueden suponer basada en la falta de comunicación, en las dificultades para dialo- gar de forma competente, o en las tensiones emocio- nales que se van creando durante la vida en común. Las actividades que siguen están, no obstante, sustentadas en una serie de objetivos y principios básicos referidos a las relaciones interpersonales que deberían compartirse. Igualmente, una actitud positiva hacia la libertad de expresión, el derecho de todos/as y cada uno/a a poder decir lo que piensa y siente y el respeto a dichas opiniones, siempre que se expresen con corrección y sin herir a nadie, debe compartirse por parte del equipo docente que desee desplegar este

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Actividades para mejorar el diálogo y la convivencia en el aula Capítulo 4 Rosario Ortega y Rosario del Rey

tipo de trabajo. Se trata de unas actividades que inci- den directamente en la vida afectiva y emocional de las personas y cuyos efectos, si no se cuidan bien las formas y los contenidos, pueden abrir heridas senti- mentales anteriores. Trabajar con las emociones, acti- tudes y valores personales, o se hace con un cuidado exquisito del respeto mutuo o no se debe hacer. Así pues, estas actividades se fundamentan en los siguientes principios: • Atribución de valor e importancia a la práctica del respeto mutuo y diálogo. • Modos de expresión verbales sencillos, direc- tos y respetuosos, que no hieran la sensibilidad de nadie; si es necesario deben establecerse reglas claras en este sentido. • Asunción y explicitación a los alumnos/as, por parte del docente, de que su libertad de expre- sión no puede incluir insultos al otro, espe- cialmente si el otro es un adulto, al que debe consideración y respeto, como profesor/a. • Valoración y deseo de hacer una presentación objetiva de los hechos, lo que exige no atribuir intencionalidad torcida al que habla. • Potenciar un ambiente de grupo caracterizado por la cooperación y el diálogo. • Favorecer la comprensión de las situaciones sociales de forma objetiva potenciando la com- prensión del punto de vista del otro. • Establecimiento de normas de clase consen- suadas, mediante el diálogo donde participen todos alumnos/as, que incluyan también la opi- nión y necesidades docentes.

• Delimitación del tiempo, el espacio y los recur- sos para que las actividades se desenvuelvan espontáneamente, pero enriquecidas por la pla- nificación previa de todo aquello que sea nece- sario. • Cuidar el escenario real y la justa distribución de roles, para que nadie se sienta excluido, mar- ginado o ninguneado. • Cuidar el proceso, de tal forma que todos/as y cada uno/a tengan oportunidad de sentirse pro- tagonista de su propia voz aunque esté haciendo actividades de grupo. • Conocer, en cada momento, el formato que va adquiriendo la comunicación para no tener expectativas que se frustren. Cuando la tarea es individual debe haber silencio, para que cada uno pueda dialogar consigo mismo; pero si la tarea es de pequeño grupo, habrá ruido en el aula. Finalmente, en las sesiones de diálogo colectivo, el que habla debe ser escuchado por todos/as. Siguiendo estas líneas generales proponemos desarrollar actividades como las que ejemplificamos a continuación: Actividad 1: La vida en las aulas Justificación La simplificación de una situación no siempre facilita su comprensión, ya que de esta manera solemos obviar la mayoría de los antecedentes y posibles causas que la han podido provocar. Por ello, cuando una situación se nos hace incomprensible es de gran utilidad volver a la complejidad de partida y analizar la multitud de factores que han podido llegar a esas posturas.

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