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DIALOGO.


Enviado por   •  5 de Enero de 2013  •  Trabajo  •  1.527 Palabras (7 Páginas)  •  398 Visitas

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Definición: Conversación o comunicación entre dos o más personas, que alternativa y educadamente, manifiestan sus ideas buscando avenencia, con coherencia lógica y prestándose atención. Dialogar no es discutir, ni disputar, ni avasallar, ni imponer, ni emplear la violencia, ni reñir. Dialogar tampoco son los monólogos de las partes enfrentadas delante de las bocas de sus armas para gritar sus ideas. Eso se llama “echar un pulso” o “tour de force” para ver quien presiona e impresiona más a la parte contraria, como es el caso de algunos mal llamados diálogos políticos.

Hay matices muy importantes entre el concepto de dialogar, conversar y hablar con los hijos. También muchas diferencias entre estas acciones, si van acompañadas de agresividad, malas formas o se han convertido en monólogos, que impiden llegar a acuerdos o entendimientos.

Los padres tienen que tener un diálogo muy fluido con sus hijos, pues les servirá como enseñanza, la cual será proyectada para que en el futuro, puedan dialogar con facilidad en todos los órdenes de la vida. Pero es muy difícil para los padres dialogar con los hijos y enseñarles a dialogar, si previamente entre el matrimonio, no se han acostumbrado a dialogar con corrección y mucha educación.

El diálogo es para compartir ideas entre dos o más interlocutores. En los diálogos salen a relucir lo mejor y lo peor de los caracteres de los interlocutores, pues las palabras dichas, revelan las intenciones, estados de ánimo y conocimientos de cada uno de ellos, que de otra forma se mantendrían ocultas. El diálogo tiene que estar presidido por el criterio de apertura, hacia las ideas del interlocutor y siempre con una gran disposición, si fuera necesario, a modificar los puntos de vista propios. Si no existen estos dos grandes conceptos, el diálogo se convierte en discusión o monólogo. Sirve para que ambos interlocutores, no solamente se oigan, sino también para que se escuchen. En el diálogo deben prevalecer las formas más sutiles de civismo, educación y buenas maneras, evitando la prepotencia y el desprecio, teniendo claro que no se debe dialogar de forma contraria, a la que a cada uno le gustaría percibir.

En el diálogo se deben tener en cuenta también, los puntos fuertes y los débiles de cada una de las partes, pues si se ocultan, se convierte en una posición de intento de dominio o de faltar a la verdad. El diálogo es para buscar la verdad, aunque haya que contemplar diferentes y contradictorias opiniones, sin tenerlas que aceptar. La retórica es para intentar persuadir, convencer y manipular a los interlocutores, con las propias opiniones. El objetivo del diálogo, no es que todos se queden felices y conformes, sino la búsqueda de la verdad, aunque ésta sea desagradable. Dialogar es buscar la verdad sin temor a los retos que conlleve su búsqueda, en pro del bienestar individual o general, reconociendo las diferencias.

Del diálogo constructivo pueden salir soluciones, pero con los monólogos o peroratas nunca suele salir nada bueno. Se puede conseguir mejor reconducir una situación o conseguir objetivos imposible, a través de un buen diálogo, bien preparado y ejecutado, que con un monólogo lleno de ira o falto de razón.

Hay personas muy sabias, que son muy buenos oradores, pero no tienen la práctica del diálogo, ya que están acostumbradas a hablar “ex cátedra” sin que nadie les discuta, comente o contradiga sus palabras. Cuando les plantean un diálogo, se encuentran faltos de la agudeza y gimnasia mental necesarias, para mantener diálogos constructivos, que beneficien a los interlocutores. Es imprescindible aceptar que existen otras opiniones diferentes, saber rebatirlas con argumentos sólidos, y saber callar para conseguir mejor y más información, para aplicarla posteriormente. No es justificable socialmente el hablar en una sola dirección, sin dar a otros la oportunidad de dialogar o responder.

Dialogar no es descargar con agresividad una serie de palabras, sin dar lugar a que el otro pueda responder. Dialogar no es hablar sin que las otras personas puedan cuestionar, lo que el interlocutor está diciendo. Como ejemplo los políticos en sus discursos, los maestros en las escuelas o universidades, los sacerdotes, pastores, rabinos o imanes desde el pulpito, etc.

Las técnicas del diálogo son muchas y hay libros muy interesantes para explicarlas. Ya los antiguos sabios de Grecia, Aristóteles, Sócrates y Platón, daban una gran importancia a los diferentes tipos de diálogos que practicaban. Dialogar es un arte que se tiene que aprender, poco a poco y practicarlo muchas veces y con diferentes interlocutores, para poderlo aplicar en las diversas situaciones de la vida, en la familia, en los estudios y en la sociedad. El diálogo tiene unas fases de realización muy claras: La preparación del tema, la exposición, el saber escuchar con paciencia, el saber discernir lo escuchado, el responder adecuadamente sin herir a la otra u otras personas, etc.

Las tertulias

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