El Diario Del Profesor

El diario del profesor

Uno de los problemas que actualmente vive la sociedad mexicana es la educación, siendo la causa principal su forma de enseñanza. Actualmente, se ha perdido la idea de que ésta es una actividad que no sólo debe estar presente en un contexto institucional donde se reflejan valores, creencias y formas de actuación prototípicas del sistema social.

La forma de enseñar dentro del aula es una acción del profesor, la cual se ve en su mayoría de una forma tradicional, donde la dinámica de la clase consiste en la transmisión verbal de contenidos sin conexión directa con la realidad y organizados de manera acumulativa. Esto se debe a que los profesores hemos perdido la iniciativa y la creatividad, pensando que nosotros somos los únicos seres pensantes dentro del aula y que los niños asimilan mejor los contenidos de manera memorística que interactuada con la vida cotidiana.

A lo largo del tiempo, se han creado alternativas para superar el modelo tradicionalista. Pero más que seguir o practicar un modelo, nosotros los profesores debemos ser entes capaces de investigar lo que nuestros propios alumnos quieres, que les gusta o que prefieren, es decir, ser “un agente activo en el desarrollo curricular, modelador de los contenidos que se imparten”. Si sabemos ser investigadores, debemos saber registrar lo que se observa, y la mejor manera de hacerlo es llevando un diario. Un diario permite reflejar el punto de vista del autor sobre los procesos más significativos de la dinámica en la que está inmerso, donde se pueden realizar focalizaciones sucesivas en la problemática que se aborda y su respectiva reflexión.

Un diario debe empezar de lo general a lo concreto, concentrando al inicio aspectos superficiales del grupo donde se trabaja haciendo uso de relatos sistemáticos. El objetivo inicial de esta primera fase es ofrecer una panorámica general y significativa de lo que, desde nuestro punto de vista, sucede en la clase. Muchas veces las concepciones de los profesores suelen ser de componente empírico y funcional respondiendo más a creencias que a teorías elaboradas con un cierto nivel de complejidad.

El diario de campo no es más que una autovaloración de lo que se está haciendo frente a un grupo, la cual permite corregir, continuar o mejorar las estrategias didácticas que se emplea en el grupo escolar. Es una necesidad con reflexión crítica sobre la propia actividad, con la finalidad de mejorarla y rescatarla de la teoría y los estereotipos.

Hay que procurar recoger los datos en el momento que se producen, existiendo muchas maneras para hacerlo como la grabación, palabras claves, frases significativas, entre otras cosas.

Así pues, el diario debe ser el cuaderno de trabajo que nos permite hacer un seguimiento global, estructurado y sistemático de la nueva intervención docente; siendo éste una forma original de cambiar las concepciones

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