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El Docente Promotor E Impulsador De La Lectoescritura


Enviado por   •  8 de Abril de 2015  •  1.650 Palabras (7 Páginas)  •  221 Visitas

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El DOCENTE, PROMOTOR E IMPULSADOR DE LA LECTOESCRITURA

El ser humano siempre ha sentido la necesidad de expresarse. El lenguaje es el vehículo por el cual se transmite el pensamiento, las ideas, la imaginación, aún las emociones. Expresarse libremente ya sea de forma oral o escrita permite al individuo entenderse, agruparse, establecerse como sociedad, lo lleva a entrar en contacto con los demás, explicar las ideas, creencias y sentimientos de las otras personas que en conjunto, conforman el mundo que le rodea.

Dada la importancia de la comunicación en los humanos, no es de extrañar que la enseñanza del lenguaje sea uno de los temas más sobresalientes en toda actividad formativa; abordar la enseñanza de la lectura y la escritura desde los primeros años de vida es uno de los objetivos principales de las instituciones educativas. Por tal razón, el docente debe estar orientado y preparado para asumir uno de los retos y desafíos más grandes que puede hallar en el contexto escolar; enseñar a leer y escribir. Pero ¿Qué es leer? ¿Qué es escribir?, según el Diccionario Caracol Básico (2010), “Leer consiste en pasar la vista por las letras de un escrito, entendiendo lo que dice”, “Escribir consiste en poner palabras y frases en un papel o superficie con un instrumento adecuado”. Por tanto leer es entender y escribir es cristalizar lo que se entiende; uno va de la mano del otro; al comprender lo que se lee, el pensamiento se transforma creando en la mente un nuevo conocimiento, y al escribir lo que se aprende, se afianza el aprendizaje dando paso a la consolidación de los saberes.

Los niños cuando asisten a la escuela llevan consigo una serie de conocimientos previos que son determinados por el contexto, por la realidad donde han crecido, por su familia, sus vivencias, su cotidianidad, entre otros. Así mismo, los niños y niñas que inician la educación formal, saben de la existencia de esa “cosa” que los adultos usan para comunicarse bien sea por una hoja, o por medio de un teléfono celular con aquello que llaman mensaje de texto, o por la computadora por los bien llamados correos electrónicos, de igual forma ellos también tienen contacto con la oralidad a través de sus expresiones, sus juegos, sus conversaciones y sus opiniones. En efecto, también se pueden encontrar con algunos casos donde al menos un adulto significativo en sus vidas, haga uso de la lectura como objeto de entretenimiento o de estudio. Es decir, los niños desde temprana edad tienen consciencia de que la lengua escrita está en todos lados, es por ello que en la escuela se considera que el leer y escribir implican un aprendizaje que debe ser funcional, debe servir para algo, pero este proceso tiene que desarrollarse de manera tal que sea productivo.

En el salón de clases el empleo de la lectura, además de que es poco frecuente, suele darse a través de la mediación del maestro, quien selecciona, interpreta y concluye lo que el texto plantea. Es el docente quien da las instrucciones en relación a la lectura elegida, es también quien señala de dónde a dónde leer, que apuntar, que retomar o que enfatizar. Toda actividad relacionada con la lectoescritura debe hacerse dándole al alumno un margen de confianza y de seguridad en el trabajo que realiza, estimulándolo cuando haga bien el trabajo y cuando cometa errores, porque si se orienta oportunamente también del error obtiene aprendizaje.

El docente es el principal responsable de este proceso ya que tendrá que diseñar y aplicar estrategias, metodologías o técnicas que estén acordes con lo que los alumnos necesitan para iniciarse en el proceso de lectoescritura. Al respecto, Partido, M. (1997) señala:

La mayor parte de lo que se enseña en la escuela es transmitido mediante la presentación oral de los contenidos curriculares por parte de los maestros o bien mediante la presentación de textos y obras de referencia. Las valoraciones de los logros académicos se hacen generalmente a través de preguntas y respuestas, ya sea orales o escritas. Resulta evidente que para tener éxito en los estudios un alumno debe dominar de manera adecuada las aptitudes lingüísticas: hablar, escuchar, leer y escribir. Leer y escuchar les permite ampliar las ideas; en tanto que escribir y hablar les capacita para mostrarlas y reconstruirlas. En efecto, construimos nuestras ideas leyendo y expresándolas en nuestras propias palabras. (P.2)

Es por ello, que el docente debe generar la apertura del proceso de lectoescritura en los niños de la manera más viable posible, sin cercenar su manera de apreciar su entorno con métodos ortodoxos e inflexibles, el maestro debe tratar de ubicar la didáctica más adecuada que le permita sacar provecho a la curiosidad y la imaginación del mismo, incentivar en el niño el deseo de aprender a expresarse, cultivar en el estudiante la necesidad de aprender a escribir lo que piensa sin descartar sus sueños, guiándolo paso a paso y por sus propios medios hacia la meta que es alcanzar la competencia, enseñarle a aprender y a entender su mundo lleno de códigos, palabras y letras; dar sentido a su contexto

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