El Maestro
Enviado por • 1 de Septiembre de 2014 • 1.878 Palabras (8 Páginas) • 168 Visitas
El maestro de escuela*
Ignacio Manuel Altamirano
Lo que son los curas de pueblo.
A fines del año de 1863 me dirigía a la ciudad de San Luís Potosí, donde estaba a la sazón el Gobierno de la República. La diputación permanente había convocado al Congreso de la Unión, y Yo en mi calidad de diputado, acudía al llamamiento desde el fondo del Sur, en que me hallaba.
Para no tocar puntos ocupados por los invasores, tuve que dar rodeos larguísimos, y en uno de éstos, atravesando un estado de cuyo nombre no quiero acordarme, llegué un día a un pueblo de Indígenas, bastante numeroso.
El alcalde del lugar, deseando proporcionarme un rato de conversación agradable, vino a buscarme a mi alojamiento, en unión del cura; y éste me invitó
Pasar a su casa para presentarme a su familia, ver sus libros y hablar conmigo acerca de las cosas políticas.
Basándose en los datos que aporta el escrito en su primer párrafo y en tus conocimientos previos sobre la fecha que se detalla, indica la situación política y social que vivía el país en el momento de este relato. ¿Qué cargo ostentaba el narrador y hacia dónde se dirigía?
Era el cura un sujeto parecido en moral a todos los de su especie; pero en lo físico, era robusto, de mediana talla, regordete, colorado y de carácter alegre y decidor. Llegamos al curato, que era evidentemente la
Mejor casa del pueblo, y que ofrecía todas las comodidades apetecibles, que en vano se habrían buscado en las casas pobres de los indígenas. Grandes y decentes departamentos, un gran patio con jardín y agua, caballerizas, pesebres, en donde el digno eclesiástico encerraba sus vacas y borregos, que eran muchos, gran cocina donde trabajaba una crecida servidumbre de molenderas, cocineras, galopinas y topiles, la cual servidumbre era dada por el pueblo, según las costumbres tradicionales.
Por último, el señor cura me enseñó sus piezas que eran tres: la despensa, donde
Además de otras cosas, había un rico surtido de vinos extranjeros y del país, el oratorio donde tenía una virgencita en un altar coqueto, y su despacho donde había un estante con algunos libros vulgares de teología moral, historia eclesiástica, cánones, y sermones, juntamente con algunas de
las más bonitas novelas de Pablo de Kock, que él se apresuró a ocultarme cuando iba yo a examinarlas.
1.- Aunque no tengas datos sobre el autor al que se hace referencia (Pablo de Kock) deduce las razones por las cuales el cura habrá querido ocultar los libros de ese autor al visitante.
2.- Luego investiga sobre ese autor y corrobora tus suposiciones.
Además, allí estaba la mesa con su carpeta verde, sus tinteros, sus papeles y cuadernos de badana roja, su crucifijo de metal y su breviario negro.
En las paredes había colgados algunos cuadros de santos y una gran disciplina de alambre con la cual (suponían los feligreses) que el buen curita se mortificaba en el silencio de la noche.
Con estos comentarios el autor deja traslucir su punto de vista sobre la iglesia católica.
3.- ¿De qué manera nos predispone el autor a pensar, al detallarnos el estilo de vida del cura?
4.-Da tres ejemplos literales que fundamenten tu respuesta.
—He aquí –me dijo –, el lugar donde paso algunas horas entregado al estudio, cuando me lo permiten las constantes y arduas fatigas de mi penoso ministerio. ¡Ay, amigo mío!, ¡y qué rudo es
El trabajo de un pastor de almas, particularmente en estos pueblos! Y sobre todo, ¡qué vida!, ¡qué vida! pero tome usted asiento; que voy a ofrecerle a usted una copita de algo; ¿qué quiere usted?
Me veo obligado a tener siempre un surtido de algunas cosas indispensables para hacer más
Agradable la vida, y para poder obsequiar a los que pasan por aquí. Luego presentaré a usted a las
Únicas personas que me acompañan en este destierro, y que me asisten en mis enfermedades y me consuelan en mis cuitas.
5.- ¿De qué manera se refiere el cura a las exigencias de su sacerdocio en
Aquellas tierras?
6.- ¿Cómo podríamos catalogar la actitud del cura frente a sus obligaciones terrenales?
El cura fue a su bodega y volvió con una botella de coñac viejo, y otra de rico jerez, que se apresuró a destapar. Un momento después se presentó una criada joven graciosísima, de ojos bailadores y de dientes de perlas, vestida con sus enaguas de muselina, su camisa de olanes, y la correspondiente mascada de la india cruzada sobre el pecho. Esta
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