El Miedo A La Libertad

La tesis de este libro es la de que el hombre moderno, una vez liberado de los lazos de la sociedad pre individualista, unos lazos que lo limitaban pero que a cambio le daban seguridad, no ha ganado en la supuesta libertad en el sentido positivo de la realización de su ser individual y de la expresión de sus potencialidades a nivel intelectual, emocional y sensitivo.

Aun cuando la libertad le ha proporcionado independencia y racionalidad, lo ha aislado y por tanto lo ha tornado ansioso e impotente. Tal aislamiento le resulta insoportable, y las alternativas que se le ofrecen son la de rehuir la responsabilidad de esta libertad, precipitándose en nuevas formas de dependencia y sumisión (a ideas, partidos, grupos, personas … a través de la propaganda u otros métodos de embotamiento de la capacidad crítica…), o bien progresar hasta la completa realización de la libertad positiva, la cual se funda en la unión con la naturaleza y la humanidad, sin despojarse de la integridad e independencia de su yo individual.

Dentro de nuestra cultura, la educación conduce con demasiada frecuencia a la eliminación de la espontaneidad y a la sustitución de los actos psíquicos originales (que son el resultado de la propia actividad), por emociones, pensamientos y deseos impuestos desde afuera (presión social). No nos detenemos a pensar si los fines perseguidos representan algo que realmente deseamos.

El hombre moderno vive bajo la ilusión de saber lo que quiere, cuando en realidad, desea únicamente lo que se supone socialmente ha de desear. Se ajusta al mandato de autoridades anónimas y adopta un yo que no le pertenece. Adaptándonos a estas expectativas ganamos en seguridad pero como consecuencia del abandono en espontaneidad e individualidad y con un sentimiento de frustración ante la vida. Si no satisfacemos las expectativas de los demás (y en el mundo en que vivimos lo traduciríamos por posición social, éxito, dinero…), nos vemos frente al peligro de la desaparición pública y de un aislamiento creciente con riesgo de perder la identidad de nuestra personalidad.

Detrás de una fachada de satisfacción y optimismo el hombre moderno es profundamente infeliz y se encuentra casi desesperado (a menudo no es consciente de su situación). Y es en este proceso cuando el individuo pierde su propio yo, que debería constituir el fundamento de toda seguridad genuina del individuo libre.

Las ideologías y cultura en general se hallan arraigadas en el carácter social; que este es moldeado por el modo de existencia de una sociedad dada; y que a su vez los rasgos caracterológicos dominantes se vuelven también fuerzas constructivas que moldean el proceso social. En esta conexión las fuerzas económicas, psicológicas e ideológicas poseen cierta independencia. Se moldean entre sí de una forma dinámica. La consecuencia es que la realización de la libertad positiva y del individualismo

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