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El Notario Y Su Funcion Social


Enviado por   •  31 de Octubre de 2014  •  3.703 Palabras (15 Páginas)  •  382 Visitas

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EL NOTARIO PÚBLICO Y SU FUNCIÓN SOCIAL

La dinámica de cambio y de crítica que -sin duda para bien- vive la sociedad presente afecta a cuantas Instituciones nacieron en la Historia para servicio de esa sociedad; y especialmente, si lo hicieron en tiempo ya remoto y han tenido en su trayectoria histórica la característica de constancia. Esta es, entre otras instituciones, el caso del Notariado, Los notarios sabemos que de un tiempo a esta parte nuestro papel en la estructura social es puesto en cuestión y revisión.

Hay, en el Notariado una actitud de autorreflexión acerca de esa revisión, pues los notarios tenemos la ventaja de actuar en constante contacto con las bases mismas de la sociedad humana y habría de estar muy ciego o muy sordo quien en ese escenario no oyeTa ni viera lo que a su alrededor sucede, por lo que para ubicarnos en la realidad actual es necesario refrescar antecedentes.

El Notariado surge como una realidad histórica producida en la misma sociedad. Es decir: no existe una norma creadora del Notariado, sino una actividad social ante necesidades reales, que llegará con el tiempo a ser la actividad notarial, o sea, la que realizamos los notarios.

El notario ha sido fruto espontáneo de la convivencia social, ha nacido biológicamente de la misma realidad social y de sus necesidades, el Notariado es una creación social, no una creación surgida del Legislador, el notario, es una creación biológica de la realidad; la Ley lo ha reconocido, más que creado.

Todos sabemos que esa actividad social del notariado actual, la inician unos artesanos llamados: Tablones allá por el siglo III Escritores profesionales sin Fides Pública, y que lo que hacen es bueno para la sociedad, la costumbre va dando un valor al documento resultante de esa actividad, hasta que en el siglo VIII, van surgiendo, normas jurídicas, primero en el Reino Longobardo y luego entre los Francos... Lex Ripuaría y entre los visigodos Uber Iudiciorum, que hablan de los Scribae, reconociendo su existencia, pero sin Regular su actividad ni los efectos jurídicos del documento que surge de la misma.

Sólo ya en el siglo XII, en Bolonia, surge el Publicus Notaríus que ostenta la fe pública ganada a pulso por una actividad desarrollada durante siglos, que la sociedad reconoce como benéfica.

La aparición social del notario fue lo primero; posteriormente el Estado se fijó en su estamento profesional, y ante su buen hacer, lo Respalda y lo reconoce como portador de una función pública.

El notario, producto pues de la sociedad, apoyado por el Estado dados los servicios evidentes que presta a la sociedad, sigue asistiéndola en sus necesidades cambiantes, adaptándose a lo que de él se requiere en cada circunstancia concreta. Si el notario comenzó siendo quien fijaba en un documento la voluntad de las partes que a él recurrían, entregando a las mismas este documento, la Carta, sí demostró que su comportamiento, bien vigilado y encuadrado en la organización gremial correspondiente era el de un hombre fiel y merecedor de la confianza pública, un Fiduciario Público y si el esfuerzo profesional colectivo fué elevando la formación jurídica de los Escribanos... la sociedad volvió a servirse, o continúa sirviéndose de esa creación de siglos para sus nuevas necesidades.

Cervantes dice en el Licenciado Vidriera que el de Escribano "es un oficio que sin él, andaría la verdad por el mundo a sombra de tejados, corrida y maltratada". El Estado llega a la conclusión de dotar a su testimonio de un valor especial, como especial testigo de la verdad, y dice: Dotémosles de fe pública, con todas sus consecuencias: Fuerza especial de su testimonio, pena especial para su falsedad y protección especial contra la calumnia para su fama, como tan sabiamente hicieron las autoridades medievales.

¿Son fieles? entonces hagámosles custodios del documento. Ya el contrato no se entregará a las partes, indicando la pragmática de Alcalá de 1503 que la escritura íntegra se conserve en el Libro de Protocolo, entregando a las partes copias de la misma. A nosotros esto nos parece normal, pero tiene implicaciones que a un anglosajón sigue confundiendo hoy: entrar en el despacho de un notario para comprar una vivienda, firmar un papel con que se queda el notario, entregar millones de pesos y salir sin el dinero y sin justificante alguno de su inversión tranquilizándole todos los comparecientes al anglosajón porque ellos sí saben lo que es un notario y lógico le dicen que no se preocupe, pues saben que lo firmado queda en manos del notario, al cual le tienen fe plena, situación distinta al sistema sajón.

Va adquiriendo la figura del notario tal personalidad que el Legislador tiene que ocuparse de él.

En el México independiente se promulgan las Leyes Notariales Nacionales hasta que surge la figura de un gran jurista, de un excelso mexicano, Benito Juárez.

El notario es el funcionario público autorizado para dar fe, conforme a las leyes, de los contratos y demás actos extrajudiciales. Así la Ley del Notariado del Estado de Jalisco dice: Artículo 1. "Notario es el funcionario investido de Fe Pública por el Ejecutivo del Estado, para hacer constar actos y hechos a los que los interesados deban o quieran dar autenticidad conforme a las leyes: Su cargo será vitalicio.

Podemos acercarnos ya a comprender lo que es el notario surgido de esa historia y depurado por la ley.

Se ignora lo evidente: el notariado como realidad social. Nacido en la sociedad y para ella, evoluciona junto a ella y necesitó, salvo formulaciones muy genéricas, de una ley que regulare la costumbre, que vaya afinando sus coordenadas vitales en cada momento, una costumbre que la misma ley quería: un notariado que sirva a la sociedad de cada momento.

La misión del notario es arraigarse cada vez más profundamente en el medio social con el que vive, tanto en la ciudad metrópoli, como en las ciudades intermedias y rurales.

Los monjes enseñaron a leer y a escribir, y los notarios leyeron y escribieron por los que no sabían; el notario ha estudiado y laborado durante siglos, plasmando la vida en sus protocolos, pero sin escribir para él, ni una sola página de la historia.

Debemos los notarios conocer la realidad social en que nos movemos, que somos un producto de ella, que evolucionamos con ella y que moriremos si nos separamos de ella, pues nuestro documento será una mera transcripción y el mundo se va llenando de transcriptores automáticos que nos pueden desplazar.

El notariado actual se enfrenta con un nuevo reto que le plantea la realidad social; realidad social que nos viene

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