El Salitre

CARTA ABIERTA

Hay que ver la desgracia en la que se debaten los habitantes de calle, a quienes según la constitución, no se les debe llamar indigentes, desechables, pordioseros ni mendigos, sino "habitantes de calle". Tampoco a las prostitutas o prostitutos que pululan en las mismas calles de Colombia se les puede llamar de esta manera.

A ellos(as) se les puede identificar como "TRABAJADORAS SEXUALES" o sea, que con esos sofisticados nombres, ellos pueden debatirse entre las basuras y las enfermedades no solo de trasmisión sexual, sino por el clima que tanto daño le hace a la persona que va con pocas ropas a la calle. Y los habitantes de calle, con ese nombre, ya no les hace daño dormir debajo de los puentes, en las alcantarillas, en los andenes, etc.

En el año 1936, año en que yo nací, murió el señor JOSÉ JOAQUÍN VARGAS. Hombre que por testamento donó la hacienda “El Salitre”, de 2100 fanegadas, para evitar la proliferación de indigentes, pordioseros, locos y prostitutas(os). Prueba de esto es la escritura pública 1055 de 25 de junio de 1937 de la notaría Tercera de Bogotá.

Hasta ahora no se ha cumplido dicho mandato y sí, le estamos faltando a los derechos humanos, no solo a ellos, los habitantes de calle, a los pordioseros, orates, y prostitutas(os) que para mí, son unos diamantes sin pulir, también a las gentes que desean pasar por los andenes o las calles, pero al ver a estos seres desamparados por Dios, por el gobierno y la humanidad, no quieren pasar cerca de ellos.

Además, el medio ambiente se está viendo afectado con este flagelo por cuanto ellos botan todos los desperdicios a los ríos, quebradas, humedales, etc., y llenan los andenes y calles con sus heces y orina entregando un aspecto aterrador a toda la población fija y flotante de nuestra muy amada Patria.

Ruego a toda persona que se sienta afectada por alguna de estas formas, ayudarnos a recoger firmas, y, así por medio de ellas, obligar al gobierno a construir albergues buenos en lugares retirados para cada 100 personas de estas, con el fin de rehabilitarlos(as) y luego entregarles empleo como el agro, para que se sientan útiles y así puedan convertirse en ciudadanos de Colombia y el mundo.

Gracias por su colaboración.

Sinceramente,

Regina “11”

Bogotá D. C., 12 de agosto de 2014

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