El Universo Discursivo
Enviado por karenina75 • 28 de Julio de 2014 • 1.589 Palabras (7 Páginas) • 360 Visitas
EL UNIVERSO DISCURSIVO EN EL CUAL SE CRECE
Paul Goodman
A pesar de nuestra tecnología del exceso, nuestra paz civil (?) y tantas oportunidades educativas Y culturales, es difícil para un niño norteamericano madurar hacia la independencia, encontrar su identidad, conservar su curiosidad e iniciativa y adquirir una actitud científica, hábitos académicos, energía productiva y un lenguaje poético.
Desgraciadamente, la filosofía envolvente a la que se habitúan los niños conforme crecen es la ortodoxia de una máquina social que no se interesa por las personas, especialmente por los jóvenes, salvo para el dominio y el ensanchamiento de sí misma. ¿Qué pasa, entonces, cuando con un pasado impersonal y estereotipado, el niño se convierte en adolescente: tímido y demasiado consciente de sí mismo, sexualmente hambriento y enamoradizo, buscando su identidad, metafísico, con su fe religiosa sacudida o en proceso de conversión religiosa, reviviendo su complejo de Edipo, intentando liberarse del hogar, con ambiciones grandiosas, definiendo una vocación, ansioso por ser útil como ser humano? Cuando menos en las comunidades simples la comunicación racional se rompe y se tiene el recurso de los ritos de iniciación.
La visión del mundo del norteamericano es peor que inadecuada: es irrelevante y rutinaria; los adolescentes están espiritualmente abandonados. Se aíslan porque no se les toma seriamente. La máquina social no requiere ni desea que la juventud encuentre su identidad y vocación; se interesa solamente por la aptitud. No desea una nueva iniciativa, sino la conformidad. Nuestra ortodoxia no tolera la metafísica. Con frecuencia se tratan los problemas religiosos como psicóticos; ciertamente rompen el orden urbano y la programación escolar. Muchas de la carreras existentes -casi todas no sirven a la humanidad; no es por ello que se desarrollan los negocios o se apilan las bombas. Es asombroso que el idealismo tenga tan poco prestigio. La situación sexual del adolescente es particularmente ambigua. Nos encontramos en una fase de transición de la revolución sexual y existe una ruptura de la represión y también una menor inhibición del comportamiento sexual. Sin embargo, ni en los patrones de la economía, del alojamiento o de la familia, existe respuesta alguna para las costumbres alteradas. Todo lo contrario, los años de enseñanza hasta parecen prolongarse, especialmente para aquellos estudiantes de la clase media que acuden a las universidades en donde las administraciones se consideran a sí mismas como sustitutos de los padres. La ideología higiénico-mental oficial tiene poca relación con las imágenes tormentosas y las demandas imperativas del amor adolescente. En las escuelas elementales y de segunda enseñanza no existen, oficialmente, los factores sexuales. Sin embargo, un adolescente debe ser sexual o, si no, hay alarma. La vergüenza, la timidez, el desconcierto (la incapacidad para expresar o revelar nuestras necesidades y sentimientos a los otros) son universales entre los adolescentes. Sin embargo, en nuestra sociedad es un punto especialmente problemático. El desconcierto contiene o contendrá hostilidad hacia aquellos que no le hagan caso o que lo rebajen a uno y también desesperación por la futilidad de tratar de darse a entender. No existe un lenguaje común y relevante para los hechos privados que hierven en uno: es patético escuchar a los adolescentes que usan el lenguaje de la televisión, de los consejeros matrimoniales o del cine! Inevitablemente, la hostilidad silenciosa se refleja como denigración de sí mismo. Un adolescente deja de creer en el derecho de sus propios deseos y muy pronto duda de su existencia. Ante él, sus exigencias de rebeldía no parecen tener bases, carecen de madurez y son ridículas. Para disminuir el desconcierto, cuando se corta la comunicación con el adulto, se desarrolla una creciente y exagerada "subcultura" adolescente con su jerga, modelos, autores e ideología. Pero distingamos primero entre una "subcultura'' y una " subsociedad". Una intensa subsociedad joven es común en casi todas las culturas. En nuestra cultura, el interés en la exploración sexual, la danza, la música excitante, el atletismo, los coches, las carreras, los clubes y los atuendos distintivos de dichas organizaciones, las conversaciones jactanciosas, parecen naturales a la juventud, así como muchos de los intereses de los adultos le son irrelevantes y aburridos. También, el compartir secretos (frecuentemente misterios aun para ellos mismos) es en todas partes un poderoso lazo de unión entre los adolescentes y, desde luego, no permiten que nadie tenga acceso a ellos. Los recintos de jóvenes de algunas comunidades primitivas, institucionalizan todo esto de mejor manera que nuestros propios internados y universidades, los cuales están demasiado plagados de reglamentos tutoriales. Sin embargo, el desarrollo de una subsociedad tal en una subcultura completa no es normal, sino reactivo. Significa que
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