El Vendedor más Grande Del Mundo
Enviado por dolche5 • 26 de Febrero de 2014 • 2.530 Palabras (11 Páginas) • 308 Visitas
Trata sobre un personaje anciano llamado Hafid era uno de los más grandes vendedores del mundo, con muchas riquezas que vivía en un palacio y todos los días recibía bienes para vender e irse enriqueciendo más, tenía una excelente vida, sin problemas, pero el se daba cuenta de que cada día que llegaba, iba llegando a su fin. Él tenía un muy buen amigo llamado Erasmo y era su tenedor de libros, y a menudo que le llegaba más mercancía le sugirió que hiciera planes para venderlos y convertirlos en oro, después le pidió que su dinero lo fuera repartiendo a sus trabajadores y a los pobres. Acto seguido le dijo que le daría una parte de su palacio y que le confesaría un secreto, él sabia que su confidente tenía una ambición por ser vendedor y por tanto al día siguiente llevó a Erasmo a una sala donde hacía muchos años nadie entraba y aunque mucha gente decía que en esa sala se guardaban lingotes de oro, diamantes, animales salvajes o aves raras, pero solo había un cofre con varios pergaminos adentro. Lo abrió y le explicó a Erasmo que cada pergamino contenía una ley, un principio y los secretos del arte para vender y que cuando se domina cada uno, tiene el poder de acumular toda la riqueza que uno desee. Se deberían de cumplir uno por uno, él le contó que hace muchos años tales pergaminos le fueron confiados y juró que de igual manera él lo haría con la persona indicada, luego cerró el cofre y le dijo a Erasmo que se quedara con él hasta ese día y después se quedaría con el palacio y comenzaría con el negocio a base de los pergaminos.
Acto seguido, se acordó de cuando a él le fueron entregados esos pergaminos, su jefe era Pathros y le relató de cuando él era un camellero y le pidió a su jefe que no le agradaba mucho su trabajo y que siempre había deseado ser un vendedor como él, Pathros estaba dudoso y lo cuestionó preguntádole que si sería capaz de trabajar como sus otros trabajadores, el asintió por las ganas de poder cumplir su sueño, pero el le decía que las verdaderas riquezas son las del corazón y no las de la billetera, pero lo consideró por ser casi un hijo y bastante leal, le ayudaría para que comenzara con su carrera de vendedor, el joven estaba totalmente agradecido, pero Pathros le sugirió que no le agradeciera aún puesto que el verdadero trabajo es el que él haría, simplemente le daría las bases. Le dijo que el debería demostrarse si realmente soportaría la vida de un vendedor, puesto que son pocos los que alcanzan el éxito ya que fracasan o se desesperan o simplemente no logran pasar los obstáculos impuestos.
Se detuvo en cuanto a consejos y le pidió que a la mañana siguiente se presentara ante los vagones de la mercancía y Silvio le entregaría uno de los más hermosos mantos de costura, por tanto lo tomaría y también a un asno y se iría a Belén, después se quedaría allá hasta que haya vendido el manto, le contó que él hace años atrás había vendido muchos mantos por allá. Hafid le preguntó el precio de la venta, y le contestó que sería un denario de plata enviado a él y si sacaba un poco más se lo podría quedar. Segundos después le puso la mano en el hombro diciéndole que no pondría a nadie en su cargo hasta su regreso, y lo cuestionaría de sus experiencias, luego de escucharlas tomaría la decisión. Antes de su partida le dio un último consejo “el fracaso no te sobrecogerá nunca si tu determinación para alcanzar el éxito es lo suficientemente poderosa”.
Durante su partida lo atacaron muchas dudas y más porque al llevar 4 días no lograba vender tal manto, tal vez no sería esa su vida, no quería fracasar ante su jefe, pero debía persistir puesto que no era un trabajo fácil, necesitaba de tiempo y práctica para poder ser el vendedor que quería ser. Acto seguido entro a la cueva que había tomado como refugio y donde tenía sus pertenencias, pero al fondo logró ver una luz y se puso un poco tenso porque no sabía si habría un ladrón, así que decidió ir y al acercarse se encontró con una pareja y un bebe en brazos, pero se desconcertó cuando vio que solo lo cubría unas mantas viejas, así que Hafid se armo de valor y con la tristeza que lo invadía les ofreció el manto que debía vender, la pareja no podía reaccionar ya que estaban asombrados con tal generosidad, por tanto el recibió un beso de muestra de agradecimiento.
Hafid iba de regreso pero con la cabeza baja y no se percataba de la luz que se espacía en él, también dudaba de qué decirle a su jefe sobre el manto, minutos después ya se encontraba de frente a su jefe, y éste se puso feliz de verlo sin el manto y de igual modo le dijo que una estrella lo había seguido, después le pidió que entrara a la tienda y le contara sus experiencias y después de platicar le confesó lo sucedido sin levantarle la vista puesto que no se atrevía a verlo con tal fracaso. Pathros le comentó que el viaje no había sido de mucho beneficio para él, pero que para su jefe sí puesto que la estrella le había curado la ceguera que le costaba admitir. Le sugirió que regresara por lo mientras a su trabajo de camellero, a lo que respondío Hafid que sí, no sin antes pedirle disculpas por el fracaso, pero su jefe le dijo que no se preocupara puesto que no había fracasado.
A la mañana siguiente Hafid se presentó ante su jefe y éste lo cuestionó preguntándole si aún quería ser vendedor, a lo que respondió que si, por tanto se sabía que su vida ya estaría en las últimas y así fue como le entregó los pergaminos a Hafid puesto que había visto una señal en él que era la estrella que lo acompañó en su viaje y por ella supo que era el elegido, acto siguiente le dio el cofre y 100 talentos de oro, le dijo que fuera a Damasco siendo el lugar para poner en práctica cada pergamino, pero debía entenderlo muy bien y aprenderse perfectamente su significado, también le dijo que si combinara lo que aprendiera con la experiencia que adquiriera y estudiara sus pergaminos, sus ventas aumentaría cada día. Le puso algunas condiciones y la primera fue que jurara que siempre seguirá las instrucciones de los pergaminos, la segunda es que debía repartir a mitad de las riquezas entre los menos afortunados que él, y la más importante es que nadie podía saber sobre los pergaminos hasta que apareciera otra persona y esa misma le daría la señal para darselos, Pathros suspiró de manera tranquila y le dijo que nunca más lo vería y se despidió de él. Al llegar a Damasco sentía un poco de miedo, pero enseguida fue a buscar un lugar en donde alojarse, encontró un lugar y pago un mes por adelantado, se sentó en el catre y comenzó a abrir el cofre invadido de temor puesto que no sabría si podría ser el vendedor más grande del mundo, pero a la mañana siguiente abrió el cofre y recordó las palabras
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