El secularismo y el trabajo en el aula

Introducción

El laicismo y el trabajo en el aula

Art. 5 - La educación que el Estado imparta será laica y, por lo tanto, se mantendrá por completo ajena a cualquier doctrina religiosa.

Una educación laica es benéfica para el desarrollo libre de los individuos ya que asegura la libertad de conciencia de las personas. Porque ante el estado y la ley las personas son iguales. La escuela forma ciudadanos y la iglesia devotos, cuando un niño llega al aula con valores y principios aprendidos fuera de ella, en el contexto social al que pertenece, dichos principios tienen como consecuencia aspectos importantes en su conducta donde algunos pueden ser de aspecto religioso.

El aula no es un lugar donde se estudien las creencias de los educandos, si no donde se ofrece un espacio de valores universales para hacer posible la convivencia de personas con diferentes religiones y costumbres. El docente hace reflexionar sobre sus capacidades, valores, certezas y limitaciones como ser humano, permitiéndole avanzar al reconocimiento social y crecimiento personal.

Los valores y principios que la escuela laica transmite al estudiante ayudan a que sus creencias y costumbres sean acordes con la dignidad y los derechos de las personas. El laicismo no da una visión del mundo, crea la visión para que cada quien construya la propia, significa neutralidad en religión pero no neutralidad en cuestión valoral y moral, nos enseña principios como el respeto, libertad de conciencia e igualdad, estos al mismo tiempo abren puerta a la libertad. En los últimos años se ha visto la necesidad de extender la educación religiosa que se imparte en las escuelas particulares a las escuelas públicas oficiales. El llevar la educación religiosa a las aulas propiciaría conflictos donde ya habían sido superados en la sociedad y en la vida nacional. Si se quiere avanzar en el pluralismo y tolerancia religiosa el Estado está obligado a conservar los principios de laicismo en la escuela pública. Nuestro marco constitucional satisface las necesidades de mantener separado el Estado y la iglesia, de no mezclar la política con la religión, de fomentar una educación laica y libre de creencias, el pluralismo, y el principio de igualdad ante la ley.

Si relacionamos la educación con el laicismo y con la vida diaria nos da la oportunidad de valorar uno de los principios fundamentales que garantizan nuestras libertades. Finalmente concluyo que el laicismo en la educación es de suma importancia para conservar un clima de trabajo agradable, evitar conflictos religiosos y hacer posible una educación de valores más allá de las creencias políticas y religiosas.

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