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Enamoramiento


Enviado por   •  31 de Enero de 2015  •  7.169 Palabras (29 Páginas)  •  247 Visitas

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El ser humano tiene la capacidad de amar y lo hace de muy distinta manera, según la relación que se establezca con el ser querido. Así, podemos distinguir el amor fraternal del parental, o el amor romántico del de una relación de íntima amistad. Y en cada una de las posibles relaciones que definen las distintas formas de querer, éste puede ser más o menos intenso o comprometido. Y, desde luego, la relación evoluciona y se modifica como cualquier otro proceso que perdure en el tiempo. Es preciso tener en cuenta lo que acabamos de indicar para no perder la perspectiva y no simplificar algo que, muy probablemente, sea la experiencia vital más importante que puede ocurrirle a cualquier persona. En este apartado vamos a centrarnos en el enamoramiento que, aún siendo una de las emociones más intensas, no deja de ser una fase (la primera en el tiempo) de un tipo de amor, el romántico, en nuestro contexto sociocultural. Emociones sociales: enamoramiento, celos, envidia y empatía ¿Qué no se habrá escrito sobre el enamoramiento?. Al amor le cantan los rockeros, le glosan los eruditos, le loan los poetas. Se ha escrito tanto y desde puntos de vista tan diversos, que es necesario hacer un importante ejercicio de organización conceptual para plasmar en unos párrafos lo esencial. En lo que hace referencia a la psicología, el amor ha sido abordado principalmente desde la psicología social y de la terapia de parejas, pero son escasos los trabajos de psicología experimental propiamente. Y ello a pesar de que para algunos autores, como Fisher (1998), o Mashek, Aron y Fisher (2000) el sentimiento de amor romántico intenso constituiría un sistema emocional asociado a circuitos distintivos de actividad cerebral activados por estímulos específicos (Panskepp, 1998). Dichos sentimientos asociados al amor romántico podrían inducirse experimentalmente mediante estímulos visuales, pensamientos, o canciones, lo que facilita su análisis y la realización de tareas experimentales que nos darían razón de la dinámica de este proceso. Una de las hipótesis asociadas a estos planteamientos es que el flujo de los sentimientos asociados al amor romántico en personas que están encaprichadas de otras no se encuentra controlado por factores internos, tales como variaciones hormonales, sino que está controlado por factores externos, al menos en un grado relativamente importante, por lo que podemos incluso detener semejantes sentimientos focalizando la atención en tareas mentales. De igual manera, podemos controlar experimentalmente los estímulos que evocan las emociones asociadas al amor para comprobar cómo evolucionan, se inducen, o se extinguen. Resultados preliminares, aunque con una muestra exclusivamente femenina y de estudiantes universitarias, establecen una correlación entre frecuencia de aparición de los estímulos que evocan emociones en enamoramiento e intensidad de dicha reacción (Mashek, Aron y Fisher, 2000). Aunque el enamoramiento acostumbra de tener evocaciones agradables y socialmente es una experiencia que suele celebrarse y aceptarse como profundamente deseable (siempre que exista reciprocidad y ésta sea correspondida), no siempre ha tenido estas apetecibles connotaciones en algunas de las orientaciones filosóficas principales, o por parte de las corrientes ideológicas o religiosas dominantes. Ortega (1985) define el enamoramiento como “un estado anómalo de la atención”, “un estado inferior del espíritu”, o una “imbecilidad transitoria”. Y ello porque durante el enamoramiento la presencia de la otra persona ocupa (y aún desborda) la conciencia y limita e impide atender a nada más, aunque se trate de eventos realmente importantes. El enamoramiento sería una limitación importante del raciocinio, una “angostura mental” voluntariamente establecida (en ello se diferenciaría de patologías como la obsesión o la manía) que no hace distinción entre personas de distinta capacidad intelectual. Si bien puede resultar sorprendente la dureza con la que nuestro más significado filósofo califica una de las experiencias emocionales más anheladas por la mayor parte de las personas, Ortega acierta en describir una de las cualidades más características del enamoramiento, como es la focalización en la consciencia del ser querido, hasta el punto de que limita, o incluso impide, el buen uso del raciocinio, la necesaria concentración mental en la ejecución de diversas tareas cognitivas. El enamoramiento es una experiencia cuasi universal, ya que estudios antropológicos sobre 166 culturas diferentes constataron que esta experiencia aparecía en 147 de ellas (Jankowiak y Fisher, 1992). Muchas y variadas son Mariano Chóliz y Consolación Gómez las formas de comportarse del enamorado, aunque podíamos reseñar como las más relevantes el hecho de que se trata de una “explosión” emocional que va acompañada de obnubilación mental, euforia y ansia por unirse a otra persona (Beach y Tesser, 1998). Su sola presencia es causa de una reacción emocional y fisiológica muy intensa. El ser querido ocupa plenamente la consciencia, hasta el punto de limitar la capacidad para realizar ciertas acciones pero, por el contrario moviliza una ingente cantidad de energía para favorecer aquéllas que beneficien de alguna manera a quien se ama. Las cualidades del ser querido están idealizadas, en muchos casos sobredimensionadas y la relación con esta persona se convierte en objetivo vital prioritario, por encima de muchos otros que hasta ese momento habían ocupado un puesto privilegiado en la escala de valores El enamoramiento se caracteriza por dos tipos de sentimientos: eróticos y románticos (Yela, 2000) que aparecen por la atracción que nos provoca la otra persona. En este sentido, la atracción es un requisito fundamental para que exista el enamoramiento, aunque no amamos a todas las personas por las que nos sentimos subyugados. Entonces, ¿qué es lo que facilita el que nos sintamos atraídos por alguien?, ¿qué tiene la persona que nos enamora?. El proceso de atracción interpersonal ha sido uno de los temas nucleares de la psicología social durante décadas. En lo que hace referencia al enamoramiento, un proceso de atracción erótico y romántico, deberemos atender a las cualidades que debe tener la persona de la que nos enamoramos y que satisface estos deseos. El primero, y más evidente, es el atractivo físico, que ya ha sido señalado por numerosos investigadores en psicología social (Hendrick y Hendrick, 1992) como factor fundamental en el proceso de atracción interpersonal. El enamoramiento supone un acercamiento a la otra persona. Al mismo tiempo, la proximidad se favorece si aquélla resulta seductora y, en nuestra sociedad, uno de los factores que facilitan que una persona sea interesante es, precisamente, el atractivo físico. Siendo el enamoramiento la primera fase de la relación amorosa, que puede aparecer momentánea

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