Entre el ayer y el mañana: una nueva Pedagogía

Entre el ayer y el mañana: una nueva Pedagogía

A partir de lo que plantea Pasillas en sus dicotomías constantes: “reprimir- liberar”,

donde propone un contraste entre la educación para la “reproducción” y la

educación para la “transformación”, decidimos concretar este planteo haciendo un

contraste entre lo que propone la Pedagogía Tradicional y la Escuela Nueva.

Esta disparidad entre ambas corrientes pedagógicas, la situamos sociohistóricamente en un contexto actual, como lo es la pandemia. Durante estos últimos

años, como sociedad hemos tenido que enfrentar diversos cambios en todas las áreas

de nuestras vidas, desde el contacto con las personas y seres queridos, hasta la

manera de desempeñarnos en la sociedad día a día.

A partir de los cambios producidos por la pandemia del COVID-19, el aula que se conocía

como tradicional cambió rotundamente, pasando de esta aula frontal en donde el docente

era considerado el centro de la relación pedagógica, a un aula sin un lugar físico concreto

en donde los estudiantes empiezan a tener un rol más activo en la educación. La

constitución del aula fue uno de los cambios más notables si bien no fue el único.

Otro de los cambios, fue en la forma de dar la clase y evaluar a los alumnos con todas las

dificultades que pueden presentarse en un contexto tan particular. La evaluación dejó de

considerarse únicamente como una calificación basada en un examen, y se comenzó a

tener en cuenta también el proceso de los estudiantes a lo largo de la cursada. Si bien las

calificaciones y exámenes siguen siendo una parte fundamental en este proceso, el

formato de los mismos cambió, recurriendo necesariamente a la tecnología (como lo

pueden ser formularios de Google o documentos colaborativos).

Si nos remontamos a épocas del pasado, podríamos ver cómo sería casi inconcebible el

proceso de enseñanza-aprendizaje que se desarrolla actualmente y no solo por la

tecnología, sino también por los diferentes modos empleados para desarrollar esta

práctica.

Antes, el docente llegaba al aula y daba su clase a todos los alumnos por igual, empleando

el mismo método sin tener en cuenta las particularidades y los tiempos de cada uno, y era

el alumno quien debía encargarse de memorizar la información brindada por el docente,

a su vez había una fuerte impronta centrada en el orden y en el control. En cambio hoy,

con esta nueva modalidad, los docentes se van amoldando a las características que

presentan sus grupos clase en general y cada alumno en particular, brindando todo tipo

de materiales y nuevas opciones de llevar a cabo las clases con nuevas herramientas,

dejando lugar al análisis y debate por parte de los estudiantes. Esta última concepción de

la educación, que percibe al estudiante como un sujeto activo en este proceso de

enseñanza-aprendizaje, es propia del Movimiento de Escuela Nueva que ponía el foco en

el estudiante. En este sentido coincide con lo que plantea Pineau “(...) la centralidad del

alumno en el proceso pedagógico, y el rescate de las posibilidades educativas del ‘hacer’.

En síntesis: activismo y paidocentrismo” (1999, p. 11).

Lo que hasta la actualidad sigue vigente de las distintas metodologías o modos que se

solían utilizar en la llamada Pedagogía

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