Entrenamiento A Padres

ltimos años, a partir de la difusión progresiva de las técnicas de modificación de la conducta humana, se ha observado el aumento de múltiples programas, estudios e investigaciones acerca de la intervención y entrenamiento a padres. Esta vertiente nació de la necesidad de corregir problemáticas de la conducta infantil como el negativismo desafiante, la desobediencia y la agresividad a través de la intervención paterna más que de la de un terapeuta.

Por tanto su objetivo se centró en brindar conocimientos y habilidades que les permitieran afrontar con éxito estos problemas de comportamiento en el ambiente natural, además de buscar fortalecer el rol paterno, de manera que permitiera el sano desarrollo de los hijos, al contrario de lo que hace un enfoque de tratamiento centrado más en los hijos que en los padres (Bernazzani, Cote & Tremblay, 2001).

El auge que ha tomado esta perspectiva puede deberse a que muestra varias ventajas sobre el enfoque tradicional, entre ellas se encuentra el hecho de que, fortalece la labor de crianza de los padres, promoviendo la prevención de problemas de comportamiento en los hijos; así mismo, las técnicas utilizadas en el tratamiento cuentan con un amplio respaldo empírico; otra ventaja es que pueden implementarse de manera grupal, lo cual aumenta el costo-beneficio. Por último, esta técnica resulta más ecológica, ya que el tratamiento de los problemas de comportamiento infantil ocurre en el ambiente natural y por parte de las personas que están a cargo de los niños.

Hasta el momento, se ha mencionado la necesidad de la que partió el entrenamiento a padres, su objetivo y el por qué de su auge; sin embargo poco se ha dicho de cómo surgió dicha perspectiva.

La necesidad de educar a los padres, surgió con el reconocimiento de los derechos del niño— protección física, moral e intelectual —y de la preocupación por las condiciones de la infancia, limitando el poder casi absoluto que los padres ejercían sobre ellos. A partir de ello, la visión que se tenía de los niños evolucionó hasta considerarlos seres individuales que no pertenecen al estado o a los padres, sino a ellos mismos (Tavoillot, 1982)

Tal situación produjo que la atención de psicólogos, educadores, y sociólogos, ente otros profesionales, se centrara en estudiar el papel que los padres debían asumir durante el desarrollo de sus hijos y como éstos se manejaban operativamente en la sociedad a partir de las enseñanzas de los padres.

Las primeras nociones del Entrenamiento a Padres, surgieron en los plenos y efímeros Años Felices o Locos de la posguerra; así Francia de los años 20´s fue la primera en tener una institución— fundada por Madame Veriné —dedicada al mismo, cuyo objetivo radicaba en devolver a los padres la confianza en su desempeño educativo, así como resaltarlos como figuras de autoridad con bases adecuadas. Siguiendo estos pasos, con el nombre de Rusia por delante, el pedagogo Makarenko publicó el Libro de los Padres en 1930, con un programa radial de educación a los mismos (Bianco, 1991).

La idea original de los programas de entrenamiento de padres deriva de la fusión entre los principios básicos del aprendizaje social propuestos por Bandura y los resultados extraídos a partir del análisis de las contingencias acontecidas dentro de los ciclos de coerción que ocurren habitualmente en la interacción de las familias de niños problemáticos (Patterson, 1982).

Sin embargo, el Entrenamiento a Padres no floreció sino hasta los años 70´s, a manos de Patterson, Reid, Jones & Conger, (1975), quienes al estudiar las interacciones familiares, observaron que los niños presentaban problemas conductuales— como berrinches, negativismo y desobediencia — debido a que sus propios padres y otros miembros de la familia modelaban y reforzaban dichas conductas tanto positiva como negativamente. A partir de esta observación, concluyeron que la mejor manera de tratar tales problemas de comportamiento era que los padres identificaran de qué manera modelaban y reforzaban tales conductas problema, con el fin de implementar estrategias que debilitaran las mismas.

Por tanto, no resultó sorpresivo que el primer programa de entrenamiento a padres lo desarrollara Patterson en 1974, bajo el nombre de Intervención para niños con problemas de conducta, el cual se basó

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