Eros Y Civilizacion
Enviado por rosendnet • 7 de Mayo de 2014 • 781 Palabras (4 Páginas) • 344 Visitas
Eros y civilización
La reflexión sobre la obra de Freud ocupa un lugar
central en el pensamiento de Herbert Marcuse, que, según
confesión propia, llegó a interesarse por el psicoanálisis
a finales de los años treinta, en la época en que
la guerra civil española, las aberraciones del estalinismo
y el auge de los totalitarismos en Europa le condujeron,
como a tantos otros intelectuales europeos de
izquierda, a una constatación de las insuficiencias de las
teorías de Marx. Pero los avatares de la emigración y
de la segunda guerra mundial retardaron esta «investigación
filosófica sobre Freud» que es Eros y civilización,
la cual apareció en su primera edición en 1953.
Existen en el psicoanálisis dos vertientes que Freud
separó siempre cuidadosamente; una es la vertiente terapéutica,
de base científica, destinada a la curación de
las neurosis, que conlleva una metodología y una teoría
psicológicas; la otra es una vertiente filosófica, que
comprende las hipótesis que Freud derivó de su experiencia
clínica y que las erigió como tentativas de un
análisis de la cultura. Esta última vertiente creció en
importancia en los últimos años de la vida del fundador
del psicoanálisis, y suele denominarse «metapsicología
freudiana». Su riqueza es tal en cuanto a capacidad crítica
de la cultura (o de la civilización, términos que
Marcuse utiliza indistintamente), que algunos de los
más importantes proyectos de revisión de la teoría psicoanalítica
posteriores a la muerte de Freud se han definido
con relación a esta metapsicología, ya sea porque
CEME - Centro de Estudios Miguel Enríquez - Archivo Chile
Herben Marcuse
ha sido abandonada por el psicoanálisis oficial o rechazada
por los llamados «neofreudianos» por su «biologismo
»; ya sea porque su base filosófica ha permitido
potenciar aspectos ocultos del propio psicoanálisis. Y
esta es justamente la labor que emprendió Marcuse en
Eros y civilización, tratando de responder a la pregunta
de si es posible una civilización no represiva, más allá
de la negativa del propio Freud a tal cuestión, y partiendo
desde la propia teoría freudiana, de su «tendencia
oculta».
El pesimismo de Freud se basaba en una constatación
expresa en El malestar de la cultura: «Si la civilización
es un inevitable curso de desarrollo desde el grupo
de la familia hasta el grupo de la humanidad como conjunto,
una intensificación del sentido de culpa —resultante
del innato conflicto de ambivalencia, de la eterna
lucha entre la inclinación hacia el amor y la muerte—,
estará inextricablemente unido con él, hasta que quizá
el sentido de culpa alcance una magnitud que los individuos
difícilmente puedan soportar>^. De lo que se deduce
que para Freud la felicidad no tenía el rango
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