Escala de valores morales

Así como hay una escala de valores morales también la hay de valores inmorales o antivalores: el egoísmo, la ambición, la traición, la corrupción, el burocratismo y la impunidad, son algunos ejemplos de estos antivalores, y los más repudiados por el Libertador “Simón Bolívar” y, que se encargan de regir la conducta de las personas inmorales, es decir, lo que llamamos una "persona sin escrúpulos", fría, calculadora, insensible al entorno social.

Se debe hacer mención, que el Libertador albergó muchas facetas que todavía hoy son fuente para el análisis y para la reflexión, por ejemplo su conducta, su proceder correcto ante todo; en razón, que para él los valores no se pueden tocar ni manipular; no pueden inyectarse en el torrente sanguíneo ni pueden comprarse por allí en cualquier lado. Sin embargo, una persona o sociedad sin estos elementos sucumbe ante la corrupción, el despilfarro, deslealtad, la avaricia y la desidia, contribuyendo al desmembramiento de las familias y las repúblicas.

Dentro de los antivalores, encontramos primeramente el egoísmo, que es en general, una conducta que consiste en poner los intereses propios en primer lugar y el excesivo aprecio que tiene una persona por sí misma, y que le hace atender desmedidamente a su propio interés, sin preocuparse del de los demás; esta es sin duda, la principal causa del egoísmo como lo veía el Libertador. Sin embargo, él con su visión trato de alejar este antivalor de las personas y de la sociedad, emitiendo en su discurso de Angostura la creación del Poder Moral, que renovara ante todo las buenas costumbres y la moralidad de sus conciudadanos.

Seguidamente, hallamos la ambición, la cual es el deseo de aspirar a aquellas codicias y sueños del ser humano tales como la riqueza, la fama y el poder. Un claro ejemplo se da con nuestros líderes políticos, quienes en su visión ambiciosa se pervierten y se prestan a juegos sucios, que en la mayoría de los casos atentan con la seguridad, economía y hasta con la salud del pueblo. Tomando decía el Libertador, el dinero que siendo o no de ellos, igual lo adquieren para sí, conllevando esto a que los empleados públicos crean que el puesto o cargo que ocupan es fuente de riqueza. Pero no solo, hablaba Bolívar de la ambición del dinero, sino también de la de poder de la que acota es una mancha para llegar a la gloria y, así se lo hacía saber a sus compatriotas en sus escritos.

El siguiente antivalor es la traición, que desafortunadamente acompaña a la humanidad; y es cuando algunas personas deciden actuar de forma negativa y toman el rumbo de la maldad destruyendo la confianza que tanto tiempo lleva formar, aparte del daño tan terrible que se ocasiona a la persona que es objeto de la traición. El Libertador durante toda su lucha se topo con traidores a su persona y su proceso; puesto que para batallar reunió muchos hombres dentro de los cuales algunos tenían el vicio de la traición, un ejemplo palpable el General José Antonio Páez, quien después de haberse beneficiado de la respetable persona de Bolívar, lo traiciona vilmente.

El antivalor de la corrupción,

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