Escuela Publica Y Estado Educador
Enviado por vanesasoriano • 25 de Enero de 2012 • 2.429 Palabras (10 Páginas) • 929 Visitas
Escuela Pública y El Estado Educador
Panorama del pensamiento educativo europeo siglos XVIII y XIX.
En el siglo XVIII se da inicio a la escritura, los únicos que en esos tiempos eran sabios, maestros, eran los chamanes y los sacerdotes, ellos fueron los iniciadores del Siglo XVIII en Europa, y en ese momento inicia la evolución del hombre, puesto que a partir de este momento inicia la historia, ya que se podía contar con registros escritos que ayudaron a preservar la historia misma, en esta etapa los conocimientos que eran descubiertos eran transmitidos de un hombre a otro.
Las escuelas educativas en la edad media eran los monasterios, en estas épocas desafortunadamente se les daba educación a los miembros de la élite, y era una minoría la que tenía alcance a los conocimientos. En este mismo siglo la educación estaba politizada, y es por eso que solo algunos podían acercarse a ella.
En el siglo XIX aunque aparentemente se abre un poco más el panorama y deja de ser la enseñanza más social que política, aunque la realidad era otra, las personas que estaban cerca de esto eran los burgueses la élite, para Dewey lo más importante en la enseñanza eran las tres erres, lo que leer, escribir y saber hacer cuentas, el decía que la educación se tenía que basar en éstas., El consideraba que la enseñanza se le debía dar a la mayoría y no solo a algunos, además de que la educación tenía que ser aprender haciendo y que debería también ser diseñada para preparar a los hombres para el trabajo, puesto que en esa época se inició la revolución industrial.
La educación es un hecho social cuya importancia resulta indiscutible los seres humanos, en todos los momentos de su vida están sujetos a ella. Si bien es cierto que la educación esta vinculada a la sociedad, que le impone su propia orientación.
Podemos considerar a la educación como un factor primordial de la producción cultural del grupo, con una función orientadora de la sociedad y con capacidad suficiente para colaborar de manera decisiva en la organización institucional del estado. En el marco de la educación pública es lógico que el Gobierno atienda con particular interés los dos aspectos mencionados, La educación elemental y la Formación de profesores.
La formación de profesores, pues son ellos quienes integran el ejercito intelectual que hace realidad la política educativa de cada país.
La conquista española destruyo nuestros Estados indígenas y para lograrlo impuso una nueva educación, aunque esta no respondió cabalmente a la política del Estado Español, sino a los intereses de la iglesia católica, tomaron en sus manos la tarea de Educar, primero a los naturales y mas tarde a los mestizos, con el propósito fundamental de convertirlos a la religión cristiana, los primeros años de la dominación española. Se establecieron algunas instituciones, pero todas ellas bajo el control del clero católico.
En 1600, el virrey Gaspar de Zúñiga y Acevedo trato de imponer orden en la Educación elemental; pero en la práctica estas no fueron observadas por quienes tenían a su cargo la instrucción.
En la segunda mitad del siglo XVIII y poco antes de nuestro movimiento libertario, algunos preclaros intelectuales como Alegre, Clavijero y Díaz de Gamarra intentaron imponer un sentido de modernidad a la educación de nuestro país; en cierta forma, sus esfuerzos fructificaron, pues muchas de sus ideas fueron recogidas por la generación que se lanzo a la lucha por su Independencia.
A pesar de las dificultades de la lucha y los frecuentes tropiezos, los liberales mexicanos promovieron, en 1854, la Revolución de Ayutla; al triunfo de esta impusieron cambios trascendentales en el país mediante disposiciones como la ley Juárez, la ley iglesias, la ley Lafragua, la ley Lerdo y finalmente La Constitución Política de 1857, por la que el Estado Mexicano adopto la forma política de republica federal, popular y representativa.
No obstante la promulgación de esta Constitución, el triunfo no fue definitivo, pues los conservadores desataron de nueva cuenta la guerra, en la que después de tres años fueron vencidos.
Una nueva amenaza ensombreció nuestro país y sus esfuerzos por definirse como una nación moderna y soberana: La intervención europea que trajo hasta nuestras tierras los apetitos de dominio de la Francia de Napoleón III. El pueblo de México, guiado por Benito Juárez, se entrego con pasión a la lucha que culmino con su triunfo.
En 1867 y 1869 se plantaba la necesidad de formar la generación de mexicanos que se encargara de hacer realidad el progreso material del país.
En ese momento Juárez regreso a la capital, en la que restauro la Republica se dio a la tarea de organizar al país. Su mayor preocupación fue instrumentar una sabia administración. Mostro gran interés por la educación, la que a partir de ese momento habría de recibir la generosa atención de los triunfadores que buscaron establecer un control sobre ella y utilizarla para transmitir la filosofía el nuevo estado mexicano. Por todas estas consideraciones puede hablarse del establecimiento de una educación pública en México.
La preocupación por la Instrucción
A principios del siglo XIX la necesidad de atender la educación en manifiesta no solamente en México sino en todos los territorios del Estado Español. La aceptaban por igual los liberales, que los insurgentes que en nuestras tierras combatían para obtener la independencia del país. La acción liberal hizo posible promulgar en Cádiz la Constitución de 1812, en la que se destina el titulo IX para ordenar condiciones a la instrucción. En este celebre documento se dispone la creación de una dirección general de Estudios para que se encargue de inspeccionar la enseñanza publica.
El articulo 39 dice al texto: “La instrucción, como necesaria a todos los ciudadanos, debe ser favorecida por la sociedad con todo su poder”.
Es admirable que esos hombres, perseguidos por las fuerzas realistas, se hayan preocupado por considerar la educación, a la que llamaban instrucción, un servicio necesario para todos los ciudadanos, no solamente para aquellos miembros de la sociedad que, como se acostumbraba hasta entonces, tenían las posibilidades económicas y sociales para adquirirla.
Propósito de participación del estado en la educación.
Desde principios del siglo anterior diversos grupos del país se habían preocupado por la instrucción, pero eran muy pocos los que se atrevían a llamar la atención respecto a la necesidad, ya insoslayable, de intervenir en ella para organizarla de acuerdo con los intereses de la nueva nación. Los constituyentes de 1824 no fijaron condiciones precisas a la educación nacional, pero tuvieron buen cuidado de proteger
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