Estrategias de poder en la escuela. El uso de la participación docente como herramienta micropolítica.

En las instituciones educativas es fácil identificar la autoridad ya que se representa en actos públicos y figuras visibles a diferencia del poder, para poder identificarlo es necesario tomar en cuenta las relaciones cotidianas en la escuela, como pueden ser la toma de desiciones. Hay una lucha constante entre los grupos por el poder y esto tiene relación con la participación docente, esta lucha siempre tendrá más importancia entre el los grupos de docentes, aunque estén involucrados en la toma de desiciones padres de familia serán excluidos. La participación en la escuela se suele asociar al síndrome de “altas expectativas” refiriéndose a los obstáculos y la imposibilidad de lograr los objetivos propuestos.

El concepto de participación no está bien definido, pero en lo que coinciden la mayoría es en que se refiere a la toma de desiciones; en las escuelas debido a los diferentes intereses del profesorado estas se ven ligadas a la política y no se dan en momentos establecidos oficialmente sino en los pasillos, cafetería, etc, se crean alianzas para llegar a alcanzar sus objetivos.

Los grupos se conforman en base a diferentes criterios como pueden ser de carácter corporativo los cuales defienden sus intereses privados, ideológico que se refiere a preferencias por la escuela pública y privada, también están las redes de interacción donde sus integrantes suelen relacionarse entre si; todos estos grupos tienen en común una misma visión sobre la educación y el trabajo. Los profesores buscan unirse a un grupo para vencer la limitaciones a la hora de la toma de desiciones que individualmente tendrían y garantiza su supervivencia política.

El consejo escolar o el claustro de profesores son estructuras donde los docentes pueden ingresar para participar en la toma de desiciones, pero debido a que no hay candidatos se tiene un rol obligando prácticamente a la participación lo que hace que pierda su verdadero objetivo y valor, se convierte en una obligación más que se tiene que cumplir.

Ball nos da cuatro estilos de dirección, el interpersonal y el antagónico articulan su gestión respecto a los principios participativos, pero de diferencian en que el primero aunque también reconoce el conflicto y la participación necesaria de los profesores trata de evitarlos con negociaciones privadas, mientras que en el antagónico lo afronta de forma directa y publica; también está el autoritario, el cual pierde legitimación en cualquier institución pública cuando se cree que es necesario articular los intereses de los grupos por medio de los niveles de participación.

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