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Estres, Intervencion Del Turismo

2065253427 de Mayo de 2013

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Objetivos:

En el presente ensayo se abordara el tema del estrés, y de cómo el Turismo funge como la principal herramienta de ayuda, para la mejora en la calidad de vida, la descripción del estrés y sus fuentes, por que se origina, así como algunos puntajes en números que son relativos a los eventos que pueden pasar en nuestra vida cotidiana como estudiante, no menos importante de cómo podemos afrontar al estrés y de qué manera afecta a nuestra salud física y mental.

Todos necesitamos de tiempo libre para practicar ocio y recreación, de esta forma podremos liberar el estrés que manejamos día a día con los problemas de la vida cotidiana.

Presentare propuestas de Turismo para la reducción del estrés, como manejar tu tiempo libre, que tipo de actividades recreativas puedes poner en práctica para no caer en la apatía. La clave del futuro es educar para el ocio, es el gran tesoro que se ha de saber utilizar debidamente, hay que saber descubrirlo, desarrollarlo y enriquecerlo.

Escogí el tema del estrés porque es un estado psicológico que todas las personas hemos experimentado, y que forma parte de nuestra vida cotidiana. Creo que nunca va a desaparecer totalmente, solo tenemos que aprender a vivir con él, controlar las emociones, saber cómo manejarlo; para de esta manera obtener un correcto equilibrio y tomar el control de tu vida.

Hay numerosas técnicas que son empleadas y puestas en práctica para la disminución del estrés, pero creo que una de las más importantes y más efectivas es el ocio y recreación. Y que mejor que nosotros como futuros licenciados en Turismo, conozcamos cuáles son sus alcances y beneficios para nuestra salud tanto física como mentalmente.

Los seres humanos necesitamos el descanso, después de un periodo prolongado de trabajo o de estudio es necesario renovar energías y olvidarse de las obligaciones. Hay que oxigenar el cuerpo y la mente con nuevas actividades.

El problema con el estrés es que no se trata de algo bueno o malo. Hemos sido condicionados a verlo como exclusivamente negativo, gracias a lemas tan repetidos como “el estrés mata”. Pero no puedes vivir de un lema y, en este caso, no querrías hacerlo. El estrés es el efecto del requerimiento que se le hace a un ser humano, la fuente puede ser externa o interna. Este requerimiento puede ser positivo o negativo. De esta manera podemos decir que no existe la vida sin estrés.

“El estrés es un agente nocivo provocador de un proceso en el cual, el cuerpo pasa por tres etapas universales” (Selye, 2006). Primero una señal de alarma por la que el cuerpo prepara una “defensa o huida”; sin embargo predica que ningún organismo logra esa condición de excitación, por lo que se da la segunda etapa, que permite al mismo sobrevivir a la primera, en esta segunda etapa se edifica una resistencia.

La tercera etapa se da si la duración del estrés se prolonga, el cuerpo entra a un estado de agotamiento por mantener constante el desgaste durante la resistencia, no solo los agentes físicos producen estrés, además en el caso del hombre, las demandas de carácter social y las amenazas del entorno del individuo que requieren de capacidad de adaptación, provocan el transtorno del estrés.

Algunos evocan que el estrés es un efecto, un instinto del cuerpo de protegerse a sí mismo. Por ejemplo la reacción que se tiene cuando se está en medio de un incendio o se es atacado por un perro, en ese tipo de situaciones el estrés ejerce una función de respuesta que emitimos como reacción de defensa. El estrés positivo es el combustible que nos lleva más ala de lo rutinario. El solo concepto “de ser llevado” mas ala implica un tipo de estrés. Sin el, la vida humana se reduciría al nivel de animales que pastan; sin necesidades, sin preocupaciones, sin intereses.

Lo negativo del estrés es cuando las reacciones de defensa que pueden salvarnos la vida, se convierten en enemigo mortal, extendiéndose en el tiempo, volviéndose irritables y sufriendo consecuencias nocivas en el organismo.

En los momentos iniciales estos trastornos son relativamente leves, lo cual se debe a que antes que se desarrolle un trastorno importante, el organismo emite

señales que permiten ponerse en guardia y prevenir el desarrollo de problemas más importantes. (Valdés, 1995).

La mayoría de nosotros sufrimos de demasiado estrés, en lugar de poco. Hay dos factores que contribuyen. Uno es la complejidad que se ha añadido al ritmo de vida; nuestros cuerpos fueron diseñados para tener estrés en casos especiales, pero ahora es la norma. El otro problema es la naturaleza de los factores de estrés. Cuando nos llega la oleada de adrenalina y las otras hormonas, por lo general no utilizamos los cambios que produce, no se necesita que luchemos o escapemos; simplemente tenemos que sentarnos y aceptar las cosas como vienen. Esto sucede con factores de estrés variados, desde conducir un coche a educar a nuestros hijos.

Los ejemplos presentados no son el problema; es la combinación del estrés sin una respuesta física y la frecuencia con que nos exponemos al mismo, casi constante; lo que verdaderamente causa daño. Alguien que esté permanentemente al borde del estrés puede ser llevado a una reacción extrema por los incidentes más triviales; es el caso clásico del automovilista que se exaspera. Y el cuerpo simplemente no está hecho para una actividad bajo estrés a largo plazo; sin un escape, el resultado puede ser un incremento en el riesgo de algún problema cardiaco u otro tipo de complicación física.

El efecto de este estrés dañino varía ampliamente de persona a persona. Algunos tienen una actitud más relajada ante la vida; otros explotaran ante la mínima provocación. Tanto como nuestra predisposición interna a responder o no al estrés, también tiene mucho que ver nuestra postura ante la vida. Una investigación demostró que hay una fuerte correlación entre los niveles de estrés y los grados de autodeterminación. Aquellos que tienen control sobre sus actividades cotidianas, que deciden sus acciones, tienen una tasa menor de enfermedades relacionadas con el estrés que aquellos cuyas actividades diarias están programadas por otros.

Cuando estamos manejando el estrés es bueno saber de dónde viene. Para cada persona hay una gran variedad de posibles fuentes, algunas muy personales, otras que se aplican en general para todos. Si revisas un día normal, puedes ver un juego clásico de agentes estresantes:

 El trepidante sonido de tu reloj despertador

 Estas cansado por haberte desvelado la noche anterior

 Estas preocupado por la entrevista de ascenso que tendrás esta tarde

 Tus hijos reclaman tu atención cuanto tienes prisa por arreglarte

 Se te ha hecho tarde

 Has enfrentado un embotellamiento de trafico

 El ordenador volvió a descomponerse

Los agentes estresantes te atacan desde cualquier lado, incluso desde dentro. Todos estamos conscientes del efecto tan estresante de una muerte en la familia o de un cambio de casa. Se necesita más estar al pendiente de los agentes menores, que continuamente menoscaban nuestra salud.

Lazarus y Folkman (1984) señalan que “existen ciertas características que parecen determinar el que una situación devenga como estresante”, entre ellas se destacan: el cambio o novedad, la falta de información, la no predictibilidad, incertidumbre, ambigüedad, inminencia, duración y significación para la persona, entre otras. Al igual destacan las condiciones biológicas del organismo y la carencia de habilidades para hacerle frente. Estos estresores pueden aparecer en diferentes contextos, ya sea laboral, familiar o social y pueden ser de tipo biogénico o psicosociales. Ambos tipos de estresores provienen tanto de estímulos externos a la propia persona como de aspectos internos.

Los estresores internos pueden ser estímulos de características físicas, como la sensación de malestar por mala digestión, el dolor producido por una herida, una enfermedad; o de características más cognitivas como el recuerdo de una situación desagradable, pensamientos sobre la propia inutilidad o lo difícil que puede ser el futuro inmediato, sentimientos de culpa, ambiciones no conseguidas.

Sería bueno poder “culpar a los demás” por todo nuestro estrés. “Si me dejaran solo para hacer las cosas, todo estaría bien”. Desgraciadamente, no es cierto. Una buena parte del estrés malo surge de nuestro interior. Podría funcionar en un sencillo nivel práctico; tu habilidad para asumir el control de tu tiempo puede tener un efecto significativo en el estrés. La administración del tiempo puede verse como una actividad mecánica y laboriosa, pero organizar tu tiempo libre de tal forma que tengas espacios para hacer lo que realmente deseas es una forma importante de manejar el estrés.

Aunque lo interno es importante, no podemos dejar de lado los agentes externos. Están ahí todo el tiempo, algunos son enormes golpes: duelo, cambio de casa, divorcio. Otras son pequeñas pero constantes molestias: conducir en caminos con mucho tráfico, o problemas frecuentes en la oficina. Ya hemos visto que, sin importar el tipo de estrés, nuestro organismo reacciona como si estuviéramos en peligro físico, y terminamos con una respuesta hormonal potencialmente dañina. Esto significa que a menudo hay más peligro en los agentes estresantes pequeños y continuos, que en los grandes acontecimientos esporádicos.

Sin embargo, también necesitas estar consciente de los peligros cuando diversos grandes acontecimientos generadores de estrés se presentan en un año.

“Cuando se reconozca la situación

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