Evaluación formativa y formadora
Enviado por tazmouse • 22 de Febrero de 2014 • Trabajo • 1.518 Palabras (7 Páginas) • 371 Visitas
Evaluación formativa y formadora.
pp.25 a 48
ESTRATEGIAS DE EVALUACIÓN DE LOS APRENDIZAJES CENTRADOS EN EL PROCESO
M. Inmaculada Bordas
Flor a. Cabrera
Departamento de didáctica y organización educativa
Departamento de Métodos de investigación y diagnóstico en educación
Universidad de Barcelona
2001, Revista Española de Pedagogía. Año LIX, enero-abril, n.218.pp.25 a 48
La evaluación condiciona la dinámica del aula.
Se valora el aprendizaje del alumno en el proceso y en el producto.
La evaluación sumativa y formativa está presente en toda planificación escolar, en toda programación, en la misma aula.
La inspección educativa, órganos de evaluación educativa autonómicos y del estado, realizan evaluaciones para detectar los niveles de aprendizaje de los alumnos.
Se presentan estrategias de evaluación que pretenden dar respuesta a la nueva evaluación: la evaluación para valorar, la evaluación para mejorar en el aprendizaje, la evaluación como contenido a aprender para su utilización futura.
1. Bases para una fundamentación de la concepción actual de la evaluación.
Hay tres aspectos clave para entender los planteamientos de la evaluación de los aprendizajes.
1.1 La evaluación desde las teorías del aprendizaje: se consideran perspectivas cualitativas como cuantitativas, un medio por el que valoramos un aprendizaje y se inician nuevos aprendizajes o se realizan actividades de recuperación.
Es necesario, que el alumno aprenda a evaluar desde una perspectiva objetiva y válida, es preciso que conozca técnicas que puedan ser transferidas o adaptadas en distintas situación de aprendizaje -directo o indirecto.
El reto de la evaluación es cómo debe plantearse para ser congruente con las teorías que se propugnan para un aprendizaje significativo y respetuoso con las peculiaridades individuales y culturales del alumnado y sus necesidades.
1.2. La necesidad de evaluaciones metacognitivas para el desarrollo de la capacidad de “aprender a aprender”: La metacognición es la habilidad que permite tomar conciencia de su propio proceso de pensamiento, examinarlo y contrastarlo con el de otros, realizar autoevaluaciones y autorregulaciones. Es un “diálogo interno” que nos induce a reflexionar sobre lo qué hacemos, cómo lo hacemos, y por qué lo hacemos.
Las estrategias de evaluación de naturaleza metacognitiva como los diarios reflexivos, el portafolios, la autorregulación del aprendizaje mediante la elaboración de mapas conceptuales, la auto observación y valoración de las adquisiciones mediante el uso de parrillas de evaluación (Juba y Sanmartí, 1996) son recursos favorecedores de una evaluación centrada en el proceso más que en los resultados.
1.3 La necesidad de la evaluación en una sociedad en cambio permanente: La formación no termina en la enseñanza reglada ni en la formación profesional sino que se exige una constante acción formativa (Majo, 1997).
La evaluación se caracteriza por:
• Substituir el concepto de momento por el de continuidad.
• Tomar en cuenta no solamente los procesos formalizados de enseñanza-aprendizaje, sino situaciones que favorecen la formación.
• Estar abierto a lo imprevisto, a objetivos no planeados y a mejoras surgidas en el proceso.
• Ser adaptativa respecto a los instrumentos y estrategias utilizadas, de modo que proporcione informaciones útiles no sólo de lo aprendido, sino de aquello que ha resultado más relevante.
2-Nuevo enfoque de la evaluación del aprendizaje
Plantear nuevos eslabones en la evaluación de los aprendizajes:
2.1. De la evaluación formativa a la evaluación formadora: la evaluación sumativa orienta la toma de decisiones respecto a la certificación o calificación, la evaluación formativa da luz sobre ese indeterminado proceso de desarrollo.
2.2. De la evaluación uniforme a una evaluación multicultural.
La evaluación debe ser comprensiva e inclusiva de lo multicultural considerando como multicultural - en la concepción de Banks (1997) - las diferencias étnico-culturales, las de género, clase social, medio, las diferencias en las capacidades individuales y de grupos y con las de motivación.
2.3. De una evaluación centrada en el control a una evaluación centrada en el aprendizaje: La evaluación es un proceso que promueve el aprendizaje. El acto evaluativo, desde esta perspectiva, más que un proceso para certificar o aprobar, se coloca como participante, como optimizador de los aprendizajes contribuyendo a proporcionar información relevante para introducir cambios y modificaciones para hacer mejor lo que se está haciendo. La evaluación pasa a ser un elemento vivo con una causalidad y una aportación para el alumno. Evaluar es “perfeccionar” y “reflexionar”. La evaluación debería convertirse en un proceso reflexivo donde el que aprende toma conciencia de sí mismo y de sus metas y el que enseña se convierte en guía que orienta hacia el logro de unos objetivos culturales y formativos.
2.4. De una evaluación técnica centrada en directrices estándar a una evaluación participativa y consensuada: una herramienta que estimula el “debate democrático” en el aula, al consenso debidamente razonado. La evaluación ha de ser fruto de acuerdos
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