Evaluar los efectos de la cirrosis producida por el alcohol en las personas menores de eda

Introducción

En la actualidad el alcohol se ha convertido en uno de los principales componentes que utiliza la sociedad para concretar o enfrentar todo tipo de situación. Su ingesta descontrolada y excesiva genera en la persona una enfermedad llamada el Alcoholismo.

Dicha enfermedad es crónica y progresiva se origina de la ingestión no controlada de alcohol, el cual se encuentra en todas las bebidas alcohólicas en mayor o menor grado. Esta enfermedad se caracteriza por una dependencia hacia el alcohol, que se ve en dos síntomas: a) La incapacidad de detenerse en la ingestión de alcohol y b) La imposibilidad de abstenerse del alcohol.

Tiene muchos efectos físicos y psicológicos que hacen que la persona cambie su comportamiento, lo cual veremos en otros puntos, y esto tiene que ver con factores personales y hereditarios. El alcoholismo es complejo y se desarrolla con el tiempo. Para ello tiene que ver, la disponibilidad de la bebida en las actividades que se realizan. Poco a poco, el alcohol se convierte en una droga para la persona que bebe, que sirve para cambiar el estado de ánimo, más que una bebida que se toma como parte de una costumbre social, ya que se suele empezar a consumir con otras personas, generando en el peor de los casos que la persona padezca cirrosis.

En décadas pasadas esta enfermedad se atribuía a personas adultas, pues la ingesta de alcohol era mayor en estas personas, pero actualmente el número de adolescentes que la padecen está en aumento, y está asociado con el aspecto psico - social del joven en cuestión. Dicha ingesta a aumentado debido a las “consecuencias positivas” que esta proporciona, las cuales son entre otras potenciación de la actividad psico – física (alegría, euforia, superación de la timidez y retraimiento, mejoría del estado de ánimo, etc.), posibilidad de diversión e integración dentro del grupo de amigos donde la mayoría consumen.

En la actualidad la accesibilidad de los jóvenes a las bebidas alcohólicas es cada vez mayor, a pesar de las prohibiciones impuestas de su venta a menores de edad, así como también la creciente demanda de información, sobre los patrones de consumo de alcohol en nuestra sociedad, por la problemática social y personal que plantea. Dentro de estos patrones, adquieren una mayor importancia los asociados a las pautas de consumo de la adolescencia y juventud, que va aumentando, tanto en número de bebidas adquiridas, como en el de su graduación alcohólica.

Según datos suministrados por la Delegación del Gobierno Venezolano para el Plan Nacional sobre las Drogas (año 2009), en su encuesta anual arrojan que la edad media en el consumo de alcohol entre los escolares es de 13 años, mientras que la edad media de consumo semanal de bebidas alcohólicas se sitúa en los 14 años, siendo las chicas las que registran mayor prevalencia de consumo de alcohol, aunque en cantidades menores que los chicos. Asimismo, el 84,2% de los adolescentes ha consumido alcohol en alguna ocasión y el 43,9% consume al menos una vez a la semana.

Continuando con los datos suministrados por la fuente antes citada, un 80% de las muertes registradas entre adolescentes se deben a causas violentas y dentro de ellas las relacionadas con drogas o alcohol representan el 50%, existiendo un mayor porcentaje de suicidios en los adictos a estas sustancias. Además, se consideran los factores familiares de gran importancia en el inicio y curso clínico de la adicción al alcohol y otras drogas, ya que hasta un tercio de los niños tienen su primera oferta de consumo de bebida alcohólica dentro del ambiente familiar, por lo que la implicación de la familia, tiene gran relevancia en todo programa terapéutico.

Es por ello, que toda estas cifras generadas por la ingesta descontrolada de alcohol, desencadenan una aserie de complicaciones en el individuo, a tal punto que resulta preocupante ver como jóvenes de entre 13 y 17 años, puedan llegar a sufrir una enfermedad mortal como la

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