FILOSOFÍA DE LA LIBERACIÓN.

En este primer intercambio me gustaría compartirles algunas experiencias a las que me han llevado estas lecturas del primer módulo. Inevitablemente debo referirme a dichas vivencias ya que es la práctica lo que da sentido a la teoría. Las mismas se enmarcan en la ubicación geográfica de localidades del interior de Salta, provincia de la cual provengo, me estoy refiriendo específicamente a Santa Victoria Oeste, San Carlos y Cachi.

En este caso me fue posible reflexionar sobre la importancia de la expresión:

“El arrojar la semilla es apuesta a mantener el equilibrio del cosmos, tanto para el alimento material, encarnado en la papa, el maíz o el frijol, como para el alimento mítico, encarnado en el rito, la copla o el relato.”^[1] 

La cual, creo, alude al hecho de que la cultura sólo existe y permanece gracias a la comunidad que la “cultiva”, sintiéndose la sociedad identificada con la misma gracias a sus ritos, tradiciones, costumbres y hábitos cotidianos, desarrollando de esta manera un sentido de pertenencia que les permite a las personas identificarse en dicha cultura y a la vez distinguirse de otras, ya que el término identidad viene de “ídem” que significa “lo mismo”, “lo que no cambia”, es la sociedad la que logra que perdure o se pierda la cultura, es su gente quien da sentido a la idea de “Identidad cultural”.

El elemento simbólico que hace referencia a sentir la cultura como propia y poder manifestarlo es el componente esencial y el que da continuación a las acciones que se llevaran a cabo con tal fin.

No puedo dejar de referirme al paraje de Santa Victoria Oeste, el cual es un lugar muy pequeño donde viven personas que realmente dan sentido y valor al contexto natural que las rodea encontrando en su flora y fauna las razones de la permanencia en el lugar, ya que otorgan un significado especial al paisaje verde que los asedia como así también a cada animal que forma parte del entorno. Conocí este lugar porque viajamos allí con la catedra de Educación Ambiental en mi época de cursada con la intención de brindar un taller referido al cuidado del medio ambiente, resultando la situación inversa cuando la gente local nos habló con respecto a cada  animal que allí había, lo que comían, en qué horario se ocultaban, cuándo dormían, en qué momento sacaban sus crías, e infinidad de detalles que nos dejaron con ganas de aprender aún más e interrogarnos sobre por qué nos extrañaba tanto este conocimiento y actitud de protección hacia la naturaleza de su parte. Así mismo tanto en Cachi como en San Carlos la relación hombre-medio está fuertemente marcada por los rituales que llevan a cabo como agradecimiento a la madre tierra, además de otras ceremonias que realizan en ocasiones que quieren pedir algo, todavía hay en ellos una actitud no solo de respeto sino también de gratitud hacia el entorno natural que los protege. Además en sus prácticas se entrevé el valor otorgado al espacio natural como entidad de vital importancia.

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