Fahrenheit 451 Y Su Relación Con El Arte Y La Cultura

Fahrenheit 451 y su relación con el arte y la cultura

La cultura es considerada como la sabiduría resultante de haber cultivado los conocimientos humanos, además este término abarca aspectos tales como formas de vida, ritos, hábitos, técnicas, invenciones, religión, lenguaje, sistemas de valores, derechos elementales, tradiciones y creencias. Por medio de la cultura con la cual convive el individuo, es que este se expresa dándole un significado, y en ocasiones cuestionando a lo que conoce y lo que realiza, con lo cual es capaz de crear obras que lo trascienden. Como un producto por excelencia de la cultura se encuentra el arte, el cual solemos caracterizar como algo creado con fines meramente estéticos. Sin embargo el hecho de crear algo se puede considerar un arte, ya que el propósito del creador es la realización de un objeto que merezca ser mostrado a sus semejantes para obtener admiración y comprensión. Por lo tanto el arte es una forma de expresión creada por la humanidad, la cual mediante diferentes manifestaciones forma parte del bagaje cultural de una civilización. Por ende el concepto de arte no es universal, depende del sistema de valores mediante el cual ve la sociedad el mundo en su época, es así como cada cultura tiene el suyo e interpreta desde un punto de vista en particular las manifestaciones artísticas que le es posible observar. Ninguna actividad humana dura tanto como la artística, y nada de lo que sobrevive del pasado es tan valioso como el arte para comprender la historia del hombre. De una forma u otra, el arte ha reflejado siempre las preocupaciones íntimas del hombre, ha sido el exponente tanto de los interrogantes acerca de la propia existencia como de las convulsiones sociales.

Como testimonio del proceso reflexivo y creativo que el arte genera en las personas, se encuentra la literatura la cual permite al lector involucrarse con el texto a nivel intelectual y emocional. La lectura requiere que el lector ponga a disposición su atención y concentración, y a cambio le entrega a este la posibilidad de liberar la mente de otras preocupaciones, pudiendo desarrollar la imaginación con la cual la persona es capaz de trasladarse a otros tiempos y a otros lugares para así involucrarse en tramas que le permiten vivir otras vidas. De esta manera los libros facilitan el desarrollo de la imaginación, las emociones y las facultades intelectuales. Al leer, las personas comienzan a pensar, analizan y cuestionan su vida y la realidad que los rodea, por lo cual es posible que cultiven un descontento que puede materializarse en la sublevación de un grupo determinado de la sociedad frente al poder imperante en su lugar de residencia. Puedo entonces mencionar que como forma de impedir que la idea descrita anteriormente prospere se encuentran los regímenes totalitarios en los cuales el gobierno está sumamente centralizado bajo el dominio de un grupo político que no admite ninguna forma legal de oposición y exige la unión de todos los ciudadanos en servicio del Estado. De esta manera puedo considerar la obra “Fahrenheit 451” como una representación del establecimiento de un totalitarismo, en donde la vida del humano se regulariza con métodos de control por parte del Estado, sistemas que favorecen los intereses de éste. En la obra se muestra los mecanismos que los gobiernos totalitarios ejercen sobre el pueblo para obligarlo a permanecer en la ignorancia, censurando los conocimientos en general, tales como las ciencias, filosofía, historia y hasta la religión. El conocimiento es acusado de corromper la mente de la población, llevándola a cuestionar la sociedad y su estado en ella. Esto conlleva a una insatisfacción producto de la imposibilidad de concretar las ideas que brinda el conocimiento, razón por la cual en la obra se da a entender que el conocimiento entrega infelicidad a la población. Debido a esto, el arte de la literatura es censurado, prohibiendo los libros, ya que la sabiduría contenida en éstos, puede producir cuestionamientos y por lo tanto un peligro para el Estado. Estas situaciones dificultan los fines de los gobernantes, ya que originan un descontrol que no puede ser permitido en un régimen totalitario. En consecuencia la película nos sitúa en una sociedad futurista - para la época en que se gesta la obra- en donde la misión de los bomberos ya no es la de apagar incendios, sino la de quemar libros, ya que, según su gobierno, leer impide ser felices porque llena de angustia. Por ende como el Estado en este caso vela por que los ciudadanos sean felices, que no cuestionen sus acciones y rindan en sus labores, se observa que se fomenta las actividades de razonamiento ligero, y se incrusta en la mentalidad de las personas la idea de la tecnología como gestora fundamental de la felicidad, dependiendo así las vidas de las personas principalmente de ésta. En los livings de cada casa, había grandes pantallas murales que abarcaban por completo las paredes, las personas asociaban tener una buena vida a obtener cada vez más pantallas con las cuales cada vez se aislaban más de su entorno. Todo el día se veía el programa de la familia en el cual las personas interactuaban de una forma bastante poco personal con los personajes dentro de la televisión. Las personas eran adictas a los fármacos los cuales según les hacían creer eran inofensivos y solo estimulaban o relajaban a quien las tomaba, y si se les producía una intoxicación debido a la ingesta excesiva de pastillas todo se solucionaba cambiándoles la sangre, proceso por el cual de cierta forma se reiniciaba a las personas. Es así como la vida diaria de la población era modelada fomentándose el gusto por el deporte, la televisión, el consumismo, entre otros, ya que el Estado otorgaba las facilidades para realizar estas actividades y así que se establezca en la gente una actitud esperada y/o deseada. Además se mantenía informada a la población mediante las pantallas gigantes sobre sucesos cotidianos que no tenían mayor relevancia para que así la gente tuviese la impresión de que estaba informada, sin embargo, de esta manera se mantenía a todas las personas anestesiadas, sin capacidad de razonamiento, pareciendo verdaderos zombis que conversaban todo el día con el televisor y se deleitaban con la realidad ficticia de los programas emitidos. Y al entablarse tal relación con la pantalla mural, la televisión de cuatro paredes indica constantemente que se debe pensar y que uno tiene la razón, más aun con el hecho de que los televisores estaban personalizados, cosa de que quien veía los programas de la familia sintiera que se dirigían hacia su persona en particular.

Al encontrarse censurado el arte mediante la prohibición de leer libros, se provoca que la gente acepte toda la información que le es entregada sin reflexionar su contenido antes de absorberla,

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