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Fiebre Del Oro


Enviado por   •  20 de Junio de 2013  •  4.592 Palabras (19 Páginas)  •  508 Visitas

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Fiebre del oro

Pobreza del hombre como resultado de la riqueza de la tierra

El signo de la cruz en las empuñaduras de las espadas

Cuando Cristóbal Colon decidió atravesar los grandes espacios vacíos al oeste de la Ecúmene, había aceptado el desafió de las leyendas. Tempestades terribles jugarían con sus naves, como si fueran cáscaras de nuez, y las arrojarían a las bocas de los monstruos.

Los noruegos no sabían que la habían descubierto hacia largo tiempo, el propio colon murió, después de sus viajes, todavía convencido de que había llegado al Asia por la espalda. En 1492, cuando la bota española se clavó por primera vez en las arenas de las Bahamas, el Almirante creyó que estas islas eran una avanzada de Japón.

Pero algunos teólogos protestaron y la esclavización de los indios fue formalmente prohibida al nacés el siglo XVI Colon quedo deslumbrado, cuando alcanzo el atolón de San Salvador, por la colorida transparencia del Caribe, El paisaje Verde, la dulzura y la limpieza del aire, los pájaros esplendidos y los mancebos. A los indígenas les mostró las espadas

En su tercer viaje Colón seguía creyendo que andaba por el mar de China cuando entro en las costas de Venezuela; ello no le impidió informar que desde allí se extendía una tierra infinita que subía hacia el Paraíso Terrenal. Con despecho escribía Colón a los reyes, desde Jamaica, en 1502: Cuando lo descubrí las Indias, dije que eran el mayor señorío rico que hay en el mundo. Yo dije del otro, perlas, piedras, preciosas, especias.

Las tierras vírgenes, densas selvas y de peligros, encendían la codicia de los capitanes, los hidalgos caballeros y los soldados en harapos lanzados a la conquista de los espectaculares botines de guerra: creían en la gloria, y en la audacia.

Retornaban los dioses con las armas secretas

A su paso por Tenerife, durante su primer viaje, había presenciado Colón una formidable erupción volcánica. Fue como un presagio de todo lo que vendría después en las inmensas tierras nuevas iban a interrumpir la ruta occidental hacia el Asia. América estaba allí, la conquista se extendió, en oleadas, como una marea furiosa. Las bulas del Papa habían hecho una apostólica concesión del África a la corona del Portugal, y a la corona de Castilla habían otorgado las tierras “desconocidas”: América había sido donada a la reina Isabel.

Había de todo entre los indígenas de América: astrónomos y caníbales, ingenieros y salvajes de la edad de piedra. Pero ninguna de las culturas nativas conocía el hierro ni el arado, ni el vidrio ni la pólvora, ni empleaba la rueda.

Los indígenas fueron, al principio, derrotados por el asombro: por todas partes venían envueltos sus cuerpos, solamente aparecen sus caras. Tenían caras blancas como si fueran cal. Tiene el cabello amarillento aunque algunos lo tenían negro. Moctezuma creyó que era el dios Quetzalcóatl quien volvía.

Como unos puercos hambrientos ansían el oro

A tiros de arcabuz, golpes de espada y soplos de peste, avanzaban los implacables y escasos conquistadores de América. Lo contaron las voces de los vencidos.

Esplendores del Potosí: el ciclo de la plata

En Potosí la plata levantó templos y palacios, monasterios y garitos, ofreció motivo a la tragedia y a la fiesta, derramó la sangre y el vino, encendió la codicia y desato el despilfarro y la aventura.

La historia de Potosí no había nacido con los españoles. Tiempo antes de la conquista. En 1545, el indio tras las huellas de una llama fugitiva y se vio obligado a pasar la noche en el cerro. Para no morirse de frio, hizo, fuego. La fogata alumbro una hebra blanca y brillante. Era plata pura. Se desencadeno la avalancha española.

Fluyó la riqueza. El emperador Carlos V dio prontas señales de gratitud otorgando a Potosí el título de villa imperial.

España tenía la vaca, pero otros tomaban la leche.

Entre 1545 y 1558 se descubrieron las fértiles minas de plata de Potosí, en la actual Bolivia, y la Zacatecas y Guanajuato en México; el proceso de amalgama con mercurio, que hizo posible la explotación de plata de ley más baja, empezó a aplicarse en ese mismo periodo.

La Corona estaba hipotecada. Cedía por adelantado casi todos los cargamentos de plata a los banqueros alemanes, genoveses, flamenco y españoles. También los impuestos recaudados dentro de España corrían en gran medida esta suerte: en 1543, un 65 por ciento del total de las rentas reales se destinaba al pago de las anualidades de los títulos de deuda.

Sucesivos tratados comerciales, firmados a partir de las derrotas militares de los españoles en Europa, otorgaron conexiones que estimularon el tráfico marítimo entre el puerto de Cádiz, que desplazó a Sevilla, y los puertos franceses, ingleses, holandeses y asiáticos. Cada año entre ochocientas y mil naves descargaban en España los productos industrializados por otros.

La distribución de funciones entre el caballo y el jinete

El saqueo, interno y externo, fue el medio más importante para la acumulación primitiva de capitales, desde la Edad Media, hizo posible la aparición de una etapa histórica en la evolución económica mundial

Las colonias americanas habían sido descubiertas, conquistadas y colonizadas dentro del proceso de la expiación del capital comercial. Ni España ni Portugal recibieron los beneficios del arrollador avance del mercantilismo capitalista, aunque fueron sus colonias las que, en media substancial. Proporcionaron oro y la plata que nutrieron esa expansión.

Europa necesitaba oro y plata. Los medios de pago de circulaciones se multiplicaban sin cesar y era preciso alimentar los movimientos del capitalismo a la hora del parto: los burgueses se apoderaban de las ciudades y fundaban bancos, producían e intercambiaban mercancías, conquistaban mercados nuevos.

Pero no todo el excedente se evadía hacia Europa. La economía colonial también financiaba el despilfarro de los mercaderes, los dueños de las minas y los grandes propietarios de tierras, quien se repartían el usufructo de la mano de obra indígena y negra bajo la mirada celosa y omnipotente de la Corona y su principal asociada, la Iglesia.

Ruinas del Potosí: El ciclo de la plata

Analizando la naturaleza de las relaciones a lo largo de la historia de América Latina como una cadena de subordinaciones sucesivas.

Potosí brinda el ejemplo más claro de esta caída hacia el vació. Las minas de plata de Guanajuato y Zacatecas, en México, vivieron su auge posteriormente.

En sus épocas de auge, al promediar el siglo

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