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Frente A La Audiencia


Enviado por   •  19 de Mayo de 2014  •  1.553 Palabras (7 Páginas)  •  195 Visitas

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Hablar en público no es cosa del otro mundo. De hecho cualquiera lo puede hacer, pero no es fácil. Muchos tienen las habilidades suficientes para poderse parar enfrente de las personas y decir cuanta cosa venga a la me mente desde pequeños. Lamentablemente con el tiempo éstas pueden perderse a medida que crecen por el miedo al ridículo. Otros desde la misma edad comienzan a batallar para cumplir los deseos de los adultos que quieren ver todas y cada una de sus “gracias” de corridito y se esconden atrás de la mamá o el papá. Aquí es donde aplica la frase de Albert Einstein, “Todos son genios pero si juzgas un pez por si habilidad para trepar árboles, va a pasar toda su vida creyendo que es estúpido”.

Cuando no se le facilita a una persona pararse frente a un grupo y exponer se le dan consejos para ir a hacerlo, pero muchos de estos sólo son consejos para no sucumbir ante los nervios y no para mantener la atención. Enlistaré las más comunes.

Imaginarse a los demás desnudos- Esto se ve mucho en la televisión estadounidense. Una vez que se pronuncia es muy difícil no hacerlo, lo cual puede ponerte incluso más nervioso por estarlo evitando o por hacerlo consciente o inconscientemente. Puede provocar incomodidad o una risa incontenible y por ende, no dejarte exponer tu tema.

Mirar a un punto fijo en la pared- Cuando uno no está recibiendo atención es muy obvio y sí como público no sientes que te están hablando a ti, jamás vas a poder concentrarte plácidamente en el tema. Incluso se puede decir que el espectador ansía ser visto directamente al menos una vez durante toda la exposición.

Tú llega y habla de lo que se te ocurra- Aun cuando se tenga un dominio amplio del tema, no es recomendable hacer esto. La razón es que hablar sin tener un discurso previamente preparado, o al menos las ideas principales de éste bien definidas, lleva al expositor a divagar y generalizar demasiado. Esto deja al oyente con información que no necesita y muy probablemente una atención dispersa.

Todos estos consejos, si bien pueden llegar a servirle a una persona, no son muy recomendables. Es mejor siempre prepararse con toda la antelación posible, o en caso de que sea necesaria la improvisación, tener la consciencia que no es más que una conversación con más de una persona. La confianza es entonces la base de hablarles a los demás acerca de lo que sea. Si no se tiene se crea.

¿Cómo puedes crearte una confianza?

Existen muchas técnicas; desde mantras hasta complicados rituales personales antes de cualquier exposición. Una llamada de teléfono, ejercicios de respiración, música… La verdad es que casi nadie entra con toda la seguridad a impartir un monólogo ¡Mucho menos a hacer que éste entre en las mentes de las personas! Por mucho que sepas qué es lo que se tiene que hacer siempre existe ese miedo a equivocarse, la clave está en no demostrarlo y evitarlo a toda costa.

Es importante estar seguro de lo que se va a hablar. Sí se tiene la posibilidad de preparar el o los temas, hay que aprovechar. Es conveniente incluso, investigar más allá de lo que se va a decir para poder cubrir la mayoría de las dudas que surjan a partir de la exposición o simplemente para traer ejemplos que ayuden a dejar más clara cualquiera de éstas. Uno no sabe qué cosas pueden preguntarle, en caso de que se abra un espacio para hacerlo. Además, se supone que quien expone intenta transmitir un conocimiento, mensaje o un hecho ¿Qué mejor que éste llegue claro al receptor?

Si tu miedo está en que se te olviden las cosas al momento de estar parado frente a las demás personas anota lo que vas a decir, pero no todo el discurso, sólo palabras clave. Leer un discurso nunca traerá el mismo impacto que decirlo con naturalidad. Al principio todo el mundo habla en un tono de voz monótono, casi programado, pero con el tiempo el habla se va haciendo más fluida y con esto la capacidad de recordar lo que se tiene que decir ¿Por qué? Porque cuando te haces a la idea de que el tema es tuyo, la naturalidad con la cual hablas de él, más que aleccionadora, será casi pasional y cuando esto se logra, el receptor se da cuenta y acepta la información de mejor manera.

Teniendo la información en orden, lo que sigue es la forma de transmitirla. Es importante definir qué se quiere transmitir y a quiénes queremos que llegue el mensaje. Todo es importante, desde el enfoque hasta la imagen

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