Fuerzas De Trabajo Lucha De Clases
Enviado por liriamelani • 26 de Septiembre de 2013 • 2.618 Palabras (11 Páginas) • 292 Visitas
UNA NUEVA VISIÓN DE LA HISTORIA: LUCHA DE CLASES.
La teoría de la lucha de clases, es el hilo conductor que nos permite descubrir que la historia no es un caos donde se suceden periodos de progreso y estancamiento, revolución y reacción, guerra y paz,... sino que su desarrollo está sujeto a leyes.
Hemos visto en el capítulo sobre el materialismo que la conciencia proviene de la materia, y no al revés. Del mismo modo, la conciencia social, la moral y el pensamiento dominante en cada sociedad, depende de sus características materiales. Los hombres, al convivir en sociedad, contraen necesariamente unas relaciones sociales y laborales (independientes de su voluntad) que condicionan su conciencia. La historia es una sucesión dialéctica de modos de producción (diferentes formas que tiene el hombre de organizar la fabricación de bienes y su intercambio) creados por el hombre, pero que después adquieren independencia de su control e incluso le ofrecen resistencia.
El modo en que se organizan esas relaciones sociales de producción que se establecen entre los hombres es lo que Marx denomina estructura de una sociedad. La estructura es por tanto la base económica de cada sociedad (esclavista, feudal, comunal, capitalista, socialista,...), y comprende tres niveles: a) condiciones de producción (clima y riqueza natural de una sociedad); b) fuerzas de producción (grado de desarrollo tecnológico de la sociedad) y c) relaciones de producción (posesión de los medios de producción y división del trabajo en una sociedad). Sobre esta estructura y condicionada por ella, se levanta la llamada superestructura de la sociedad, que es la forma jurídico-política de cada sociedad (refleja su ideología) y depende siempre de la base estructural económica, manteniendo con ella una relación dialéctica. En eso consiste el materialismo dialéctico. Nuestros modos de pensar y de gobernarnos están condenados por el desarrollo de nuestras fuerzas productivas, por nuestro modo de producción (el capitalismo), puesto que los hombres para hacer política, además de pensar, tienen que comer.
Por ejemplo, la democracia burguesa (entendida como derecho a votar) no era posible en el sistema feudal, mientras que la democracia obrera (entendida como el pueblo que realmente se autogobierna) no es compatible con el sistema capitalista actual. La actual democracia representativa burguesa se ve condicionada por la clase que tiene el poder económico, impidiendo que gobierne la clase oprimida.
Sin embargo, el capitalismo no escapa a la dialéctica. Además de generar riqueza para una minoría, genera pobreza para una mayoría, creando el caldo de cultivo tanto para los fascismos y autoritarismos como para el pensamiento revolucionario. Las actuales relaciones sociales de producción implican la existencia de clases. Hay una minoría burguesa que posee tierras, fábricas, capital,... y una masa trabajadora que sólo puede vivir trabajando para la clase poseedora. Los intereses de estas dos clases son directamente opuestos, nunca podrán cooperar en la gestión. Los demás grupos sociales, el lumpen (clases marginales, mafias, ...), los profesionales independientes (que necesitan autoexplotarse), etc... no juegan ningún rol en el sistema económico a nivel mundial que rompa este binomio trabajador-capitalista.
La clase oprimida, el proletariado, es la encargada de la revolución que emancipe a toda la humanidad del capitalismo. Para que la revolución se lleve a cabo, deben darse las condiciones objetivas o materiales (alto nivel de explotación y miseria) y las subjetivas o ideológicas (alto nivel de concienciación de la clase oprimida). La función de los partidos comunistas es impulsar la conciencia de clase y mantener las condiciones revolucionarias subjetivas.
La revolución proletaria buscará la abolición de la propiedad privada de los medios de producción, que implicará el fin de las sociedades de clases. Dará paso a la nueva sociedad comunista que tendrá que hacer frente a un nuevo tipo de contradicciones y sufrirá también su desarrollo. Ese paso del estado capitalista al estado socialista obrero, desde el que se construirá la sociedad comunista sin estado, supondrá la "humanización de la humanidad", abolirá la explotación. Durante un cierto periodo existirá una sociedad en la que no habrán desaparecido aún las clases, y en la que los proletarios mantendrán sometida por la fuerza a la burguesía y su ejército mercenario. Esta etapa se llama la dictadura del proletariado, y las generaciones crecidas en este sistema, que no tendrán el lastre capitalista en su educación, serán quienes realizarán la construcción de la sociedad sin clases.
EL VALOR
Empecemos a ver la economía marxista por el principio, comprendiendo el análisis que Marx hace sobre el valor de las mercancías.
Toda mercancía es, en primer lugar, una cosa que satisface una necesidad humana, y en segundo lugar, una cosa que se puede cambiar por otras. Esta doble concepción de las cosas, concede a toda mercancía un doble valor: el valor de uso y el valor de cambio (respectivamente). Estos dos valores no tienen por qué coincidir. Por ejemplo: el agua tiene un enorme valor de uso (sin ella no podemos vivir, la usamos constantemente), pero un escaso valor de cambio (es muy barata). Con el diamante ocurre lo contrario, tiene un gran valor de cambio (es carísimo, una porción se puede cambiar por grandes cantidades de otras mercancías) pero poco valor de uso (apenas tiene utilidades prácticas). Dos mercancías pueden tener el mismo valor de cambio, pero el valor de uso es propio de cada mercancía. El valor de cambio o simplemente valor de una mercancía, es la magnitud que nos sirve para intercambiarla equitativamente con otras que poseen distinto valor de uso. Todas las mercancías tienen una cosa en común: son producto del trabajo. El valor de cada mercancía lo determina el trabajo que se emplea en su obtención.
Cuando las sociedades comenzaron su desarrollo, se produce la división social del trabajo. Los productores se especializaron en obtener mercancías concretas: unos cazaban, otros fabricaban armas, etc. Pero luego unos necesitaban comer carne y otros necesitaban tener armas, e intercambiaban mercancías que tenían valores de uso distintos. La proporción entre dos valores de uso es el valor de cambio (por ejemplo: tres hachas por dos osos).
El desarrollo de las sociedades continuó, los trabajadores se especializaban cada vez más y los intercambios se multiplicaban vertiginosamente. Surge la necesidad de regularizar el valor de cambio. No podían seguir estableciendo el valor de cada mercancía en osos y hachas. Entonces se crea una mercancía distinta, el dinero,
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