Getsemaní: dos caras de una moneda

Getsemaní: dos caras de una moneda

El barrio Getsemaní en las afueras de Cartagena es una zona que tradicionalmente ha pertenecido a afrodescendientes y que históricamente fue habitado por los sirvientes. En el año 2013, surgió una iniciativa de un par de artistas bogotanos para “cambiarle la cara” al barrio Getsemaní de Cartagena e inspirar la renovación urbana de la zona mediante un movimiento artístico. Esta propuesta se topó de frente con un columnista que expresó de inmediato su desacuerdo y que cuestionó no solo el impacto potencial del proyecto sino las intenciones y el conocimiento de los artistas del tradicional barrio cartagenero. Sin embargo, la experiencia demostró que el potencial de cambio de las buenas intenciones y el arte es mucho mayor de lo que alguien podría haber imaginado.

Apenas se hizo pública la intención de los jóvenes artistas, el columnista Patrick Morales Thomas condenó la iniciativa. El escritor criticó el hecho de que el proyecto artístico estuviera orientado a aumentar el turismo en la zona, industria que ya ejercía enormes presiones inmobiliarias en los habitantes tradicionales del barrio, y que hacía que cada vez fuera más difícil para ellos permanecer en el espacio que era suyo. Uno de sus principales argumentos era que las características, opiniones y necesidades de la comunidad no habían sido tenidas en cuenta en momento alguno. Desde las afirmaciones de los artistas se alcanzaba a ver su grado de desconocimiento de la población que pretendían salvar mediante el arte. Estos dos jóvenes no conocían el contexto de Getsemaní, ni su población, ni las dificultades a las que se han tenido que enfrentar para conservar sus tradiciones y su patrimonio. Mediante una intervención artística que nadie pidió y que no estaba diseñada para resolver los problemas reales de una comunidad vulnerable sino para dar aires de heroísmo e inflar los egos a unos capitalinos ignorantes. Mediante esta intervención artística se estaría incentivando el turismo en el último barrio tradicional de Cartagena, donde la gente aún juega béisbol los domingos y se oye la música antillana en las calles.

No obstante, un artículo del año siguiente relata el impacto que este movimiento artístico en Getsemaní. El proyecto fue, más que una muestra artística, un proyecto de renovación urbana que no solo llenó el barrio de colores e impulsó el turismo para impulsar la economía local sino que se enfocó en rendirle homenaje a la historia del barrio y a comunicar las dificultades a las que se han enfrentado sus habitantes a lo largo de la historia. Los artistas se dieron cuenta de “que había una cantidad de historias por contar y que había una cantidad de muros en estado de deterioro que era interesante intervenir de manera artística. La idea principal de los murales fue hacer un reconocimiento de lo que se está perdiendo en Getsemaní: su historia, su legado, sus anécdotas y lo que no se está oyendo, que son sus preocupaciones” (Centro de Español, 2014). Volvieron el barrio una galería urbana, y los artistas lograron que la comunidad compartiera con ellos sus vivencias, sus preocupaciones y problemas. Así, los artistas rindieron homenaje a la historia de la comunidad mediante el arte y volvieron tangible todo el patrimonio cultural intangible de este barrio: sus relatos y tradiciones, en los muros. Este proyecto artístico permitió cambiar las percepciones de muchos de los nuevos visitantes del barrio y les ha permitido conocer la enorme fuerza de esta histórica comunidad.

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