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HORTALIZAS


Enviado por   •  16 de Noviembre de 2012  •  7.493 Palabras (30 Páginas)  •  335 Visitas

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CAPITULO IV. ELECCION DE LEGUMINOZAS A SEMBRAR EN EL TRASPATIO

4.1 Ajo

Nombre común: Ajo

Nombre científico o latino: Allium sativum

Familia: Liliáceas.

Origen: centro de Asia, de donde pasó a Egipto, Grecia, Roma y al resto de Europa. Los españoles lo llevaron a las Américas.

Hay muchas variedades de ajo, siendo el más común el ajo blanco. Existe rosa o morado, gigante y miniatura.

El ajo es uno de los ingredientes fundamentales de la cocina mediterránea.

Descripción:

Raíz bulbosa que se denomina "cabeza" en la que se encuentran 10- 12 "dientes".

Alcanza entre 30 y 40 cm de altura.

Las hojas del ajo son macizas, a diferencia de las de la cebolla que son huecas.

Hoja radical, larga, alternas, comprimidas y sin nervios aparentes.

El ajo no suele florecer pero a veces, cuando se forma la flor, se encuentran en ella bulbillos, que reproducen la planta como si fueran dientes.

Flores blancas y rosadas, cerradas antes de la floración en unas cápsulas membranosas con una punta alargada que se abre longitudinalmente en el momento de la floración y permanece marchita debajo de las flores. Se agrupan en umbelas.

Cada flor presenta 6 pétalos blancos, 6 estambres y un pistilo.

Raíz bulbosa, compuesta de 6 a 12 bulbillos ("dientes de ajo"), reunidos en su base por medio de una película delgada, formando lo que se conoce como "cabeza de ajos".

Cada bulbillo se encuentra envuelto por una túnica blanca, a veces algo rojizo, membranoso, transparente y muy delgado, semejante a las que cubren todo el bulbo.

Propiedades:

El ajo es muy rico en sales minerales, azufre, encimas y vitaminas.

Además tiene muchas propiedades medicinales.

El ajo pude secarse y usarse en láminas o molido.

A la hora de freírlo no hay que dejar que se dore demasiado pues adquiere un sabor amargo.

Los brotes de hojas, "ajetes tiernos", se consumen como si fuesen espárragos.

El ajo seco se utiliza como condimento y por ello la presentación como "ajo en polvo", más manejable, se ha difundido en la moderna cocina europea.

Composición química del ajo:

Agua 70%

Hidratos de carbono 23% (fibra 1%)

Proteínas 5%

Lípidos 0, 3%

Potasio 400 mg/100 g

Sodio 30 mg/100 g

Fósforo 140 mg/100 g

Calcio 14 mg/100 g

Hierro 1, 5 mg/100 g

Vitamina C 11 mg/100 g

Vitamina A 60 microgramos/100 g

Vitamina B1 0, 2 mg/100 g

Variedades de ajo:

- Blanco común (envoltura de dientes plateada, tardío, se consumen secos).

- Rosa temprano (envoltura de dientes rosácea, se consumen tiernos, precoz).

- Rojo (envoltura roja, la pigmentación pasa a los dientes de color rojo, dientes gruesos y cortos, más precoces que los blancos).

CULTIVO DEL AJO

Preparación del terreno:

El ajo es una hortaliza resistente y fácil de cultivar.

El ajo prefiere los suelos ligeros, así que remueve bien los que sean más pesados.

Las labores deben comenzar unos seis meses antes de la plantación y consistirán en una labor de arado profunda (30-35 cm) seguida de 2 ó 3 rastreadas cruzadas Con esta primera labor se enterrarán los abonos orgánicos.

Caballones es el sistema más empleado y el más adecuado para cultivar ajos en lugares con problemas de suministro de agua.

Los caballones pueden construirse con arados de vertedera alta o con azadones.

El ancho de los surcos será de 50 cm y los bulbillos se plantarán a 20 cm entre sí y a 20-25 cm entre líneas.

La profundidad a la que se planten dependerá del tamaño del bulbillo, aunque suele ser de 2-3 cm ó 4 a lo sumo.

Siembra:

Desgranar los bulbos cinco o diez días antes de la siembra para evitar que se deshidraten, ya que el almacenaje prolongado de la semilla desgranada, provoca la pérdida de humedad o "vaciado de los dientes", con lo que pierden su poder germinativo.

Para sembrar una hectárea se necesitan alrededor de 700 kg de bulbillos.

Es muy importante que la siembra se efectúe a parir de la luna creciente pero nunca en luna llena ya que os podéis encontrar con la sorpresa de que a los dos días os encontréis los ajos salidos fuera de la tierra.

Se coloca la semilla con la punta hacia arriba.

Se recomienda sembrar los dientes más grandes a 10 centímetros de distancia y los medianos a 8.

Posteriormente, se cubre la semilla con una capa de tierra de 4 a 5 centímetros con otro paso del tractor y utilizando rejas grandes que a la vez formarán el surco.

Plantar los dientes uno a uno verticalmente, en hoyitos de 8 cm de profundidad y 15-20 cm de separación.

Otra posibilidad es plantarlos en macetas, una por diente, y colocarlas en una cajonera fría hasta que se vayan a trasplantar en primavera.

Sembrar en otoño, ya que para obtener unas buenas cabezas de ajo es preciso que la planta pase varias semanas a bajas temperaturas.

Después de sembrar, se aplica el primer riego, procurando que el agua fluya lentamente y suba por porosidad al lomo del surco; sin embargo, se debe evitar encharcamientos o que el agua rebase el lomo del surco, debido a que se forma una costra dura que dificulta la emergencia de la planta.

Riego:

De acuerdo con las condiciones climáticas de la región, los requerimientos de humedad de la planta en sus diferentes etapas de desarrollo y a de la textura del suelo, los primeros seis o siete riegos se deben aplicar cada 15 a 25 días.

Diez días después del primer riego, se recomienda aplicar otro riego ligero, con el fin de favorecer la germinación de las semillas que no lo hayan hecho en el primer riego. Con esto, se logra la emergencia de un buen porcentaje de plántulas.

Después, cuando las temperaturas comienzan a elevarse, los riegos deben ser más frecuentes, con intervalos entre ocho y diez días.

El último riego se debe aplicar a los 15 o 20 días antes de la cosecha.

Los ajos no suelen regarse teniendo fama de ser más fuertes aquellos que provienen del llamado cultivo de secano, sin embargo sí necesitaran ser limpiados de hierbas competentes.

Abonado o fertilización:

El ajo es una planta muy sensible a los excesos o deficiencias de fertilizantes.

Se requiere de una buena preparación del terreno para facilitar la siembra, favorecer la emergencia y el desarrollo del cultivo.

Los abonos orgánicos maduros deben ser incorporados uniformemente en el terreno algún tiempo antes de la siembra.

Los nitrogenados nítricos se

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