Hallowen
Enviado por BreennGarciia • 27 de Octubre de 2012 • Informe • 460 Palabras (2 Páginas) • 445 Visitas
carnavalescos— así como de
festivales artísticos. Panes decorados, figuras de papel
y juguetes de plástico —la mayoría de los cuales se
mofan de la muerte— se exhiben dondequiera. Calaveras,
esqueletos y ataúdes de azúcar sugieren un enfrentamiento
macabro e irreverente con la mortalidad.
Del 31 de octubre al 2 de noviembre, los mexicanos
preparan, decoran y velan las tumbas de sus parientes.
Desde los sepulcros más elaborados hasta las fosas
comunes se adornan con arreglos de flores, velas y alimentos
en honor de los difuntos. La mayoría de las
actividades y ofrendas artísticas ligadas a esta festividad
—ofrendas de comida, la vigilia en el cementerio,
los altares y demás— son manifestaciones populares
completamente desligadas de los requerimientos litúrgicos.
Su origen ha sido discutido tanto por eruditos
como por la gente común. Lo que queda claro a los
mexicanos, a los extranjeros y a los descendientes de
los primeros, es que ha llegado a simbolizar a México
y a la mexicanidad. Representa un símbolo clave de la
identidad nacional.
No es un tema fácil de discutir. Desde hace mucho
ha sido objeto de largas polémicas y de apasionados
debates filosóficos e históricos. Las reflexiones académicas
y literarias acerca del carácter nacional mexicano
incluyen los retratos profundos e influyentes de Samuel
Ramos (1962), Octavio Paz (1961) y Roger Bartra
(1987), entre otros. Además, este asunto ha recibido
recientemente un agudo tratamiento en los escritos de
Matthew Gutmann (1993), quien demuestra que las
ideas acerca de la supuesta singularidad de lo mexicano
se han transformado a lo largo de varias generaciones
en virtud de la enorme diversidad cultural del
país. Afirma:
Los analistas de un supuesto “carácter nacional” (o cultura)
mexicana uniforme a menudo recurren a mitos de
origen, a ocultar las divisiones de clase, género y etnia dentro
de los límites geográficos del Estado-nación, además
descartan que nuevos e importantes rasgos culturales
han brotado desde la Revolución y la Independencia”
(1993: 56).
El Estado mexicano no sólo ha tenido que hacer
frente a una necesidad que muchos otros estados han
confrontado, o sea, la de forjar una conciencia y una
unidad nacionales entre una multitud de regiones y
pueblos diversos. También ha debido —o al menos ha
considerado necesario— crear un sentido de distinción
nacional opuesta a las dos potencias que lo han subyugado
en el transcurso de los siglos: España y Estados
Unidos. Respecto a España, a México se le dificulta
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