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Hannah Arent


Enviado por   •  19 de Noviembre de 2012  •  2.486 Palabras (10 Páginas)  •  523 Visitas

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5) Hannah Arendt describe los campos de concentración y exterminio como instituciones de experimentación que servían para la eliminación de personas, la humillación de individuos y para demostrar que los seres humanos pueden ser dominados totalmente. La identidad, la pluralidad y la espontaneidad debían ser aniquiladas. Los campos eran centrales para la conservación del poder; los crímenes y las crueldades eran tan espantosos, el terror tan grande, que fácilmente les resultaban increíbles a aquellos que no estaban implicados. De hecho, la verdad de las víctimas ofendía el sentido común. Los «anuncios» de Hitler, «repetidos cientos de veces, diciendo que los judíos eran parásitos que había que exterminar», no eran creídos.

El terror frente al «mal radical» trae consigo el conocimiento de que para esto no hay ninguna medida política, histórica ni moral.

Los campos de concentración están siempre fuera del sistema penal normal. Se basan en el «homicidio de la persona jurídica». El ser humano es reducido a: «judío», «portador de bacilos», «exponente de clases en desaparición». En el caso de los criminales y los presos políticos, según Arendt, la aniquilación de la persona jurídica no es posible por entero, «ya que saben por qué están allí». Empero, la mayoría de los presos era completamente inocente. Precisamente esos fueron los liquidados en las cámaras de gas, mientras que los auténticos enemigos del régimen eran, a menudo, asesinados antes.102 La «desaparición de los derechos» del ser humano es una «condición previa para su dominio total» y es válida para cualquier habitante de un sistema totalitario.

A esto se añade el «asesinato de la persona moral». Se trata de un sistema del olvido, que alcanzaba hasta los círculos familiares y de amistades de los afectados. La muerte se anonimizaba. Obrar de forma moral y las cuestiones de conciencia no eran posibles. Arendt cita el informe de Albert Camus sobre una mujer a la que los nazis le hicieron elegir cuál de sus tres hijos debía ser asesinado.

Lo único que queda entonces para evitar la conversión de las personas en «cadáveres vivientes» es la conservación de la «diferencia, la identidad». Hannah Arendt tiene muy presente las condiciones en los transportes a los campos, la decalvación, el desnudo, la tortura y el asesinato. Mientras que las SA asesinaban con «odio» y «brutalidad ciega», el asesinato en el campo de concentración era un «acto de aniquilación mecanizado», en parte sin «bestialidad individual», realizado por personas normales, que habían sido educadas para pertenecer a las SS.

El terror, como esencia de un gobierno totalitario, produce inicialmente una peculiar fuerza de atracción sobre personas modernas desarraigadas, para hacer más tarde las masas más densas y destruir todas las relaciones entre las personas. El principio es la ideología, «la coacción interna», reinterpretada y asimilada de tal forma que las personas, llenas de miedo, desesperación y abandono, son impulsadas a su propia muerte, si «uno mismo» pertenece, al fin y al cabo, a los «superfluos» o «parásitos».

Al final, Arendt subraya que el dominio total, el totalitarismo, no se derrumba en un largo proceso, sino que lo hace de forma repentina, negando los seguidores su participación en los crímenes e incluso su pertenencia al movimiento.

6) La cuestión es la de qué género de experiencia básica en la vida en común de los hombres impregna una forma de gobierno cuya esencia es el terror y cuyo principio de acción es la lógica del pensamiento ideológico. Es obvio que semejante combinación nunca fue usada anteriormente en las variadas formas de dominación política. Pero la experiencia básica sobre la que descansa debe ser humana y conocida de los hombres por cuanto que incluso éste, el más «original» de todos los cuerpos políticos, ha sido concebido por hombres y de alguna forma responde a las necesidades de los hombres.

Se ha observado frecuentemente que el terror puede dominar de forma absoluta sólo a hombres aislados y que, por eso, una de las preocupaciones primarias del comienzo de todos los Gobiernos tiránicos consiste en lograr el aislamiento. El aislamiento puede ser el comienzo del terror; es ciertamente su más fértil terreno; y siempre su resultado. Este aislamiento es, como si dijéramos, pre-totalitario. Su característica es la impotencia en cuanto que el poder siempre procede de hombres que actúan juntos, «actuando concertadamente» (Burke); por definición, los hombres aislados carecen de poder.

El aislamiento y la impotencia, es decir, la incapacidad fundamental para actuar, son siempre característicos de las tiranías. Los contactos políticos entre los hombres quedan cortados en el Gobierno tiránico y frustradas las capacidades humanas para la acción y para el poder. Pero no todos los contactos entre los hombres quedan rotos ni destruidos todas las capacidades humanas.

7) Para H. Arendt la ideología es la lógica de una idea (idea de raza o idea de clase) que pretende explicar de manera total el curso de la historia siguiendo un proceso deductivo a partir de una sola premisa. Por lo tanto, lo que importa a la ideología, más que la idea misma, es el proceso lógico de la idea, es decir, el desenvolvimiento de la idea que se comporta con independencia de toda experiencia y al margen de la realidad. El totalitarismo sustituye la acción humana por la ideología.

9) Hannah Arendt dice que hay tres elementos específicamente totalitarios que son peculiares a todo pensamiento ideológico.

El primero es la promesa de explicar todo el acontecer histórico, la explicación total del pasado, el conocimiento total del presente y la fiable predicción del futuro. Es lo que yo llamaba antes una cosmovisión acabada de la realidad.

En segundo lugar, un pensamiento que se emancipa de la realidad que percibimos y que insiste en una realidad “más verdadera”.

En tercer lugar, el pensamiento ideológico comienza en una premisa axiomáticamente aceptada, deduciendo todo a partir de ahí.

11) Para H. Arendt, la soledad es la experiencia básica de las masas en el gobierno totalitario. Bajo el gobierno totalitario los seres humanos no sólo pierden su capacidad de actuación política sino toda su vida, es decir, tanto su vida pública como su vida privada. El ser humano que está solo se siente desarraigado y superfluo. Se ha separado del mundo, de los otros y de sí mismo. Si el aislamiento se refería a la pérdida de la vida pública en un gobierno tiránico, la soledad se refiere a la pérdida de la vida pública y de la vida privada en un gobierno totalitario. En el gobierno totalitario los seres humanos pierden lo que conservaban bajo el gobierno tiránico: la experiencia, la fabricación

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