Iconografía Barroca
Enviado por leonoralmendarez • 28 de Febrero de 2015 • 1.772 Palabras (8 Páginas) • 429 Visitas
ALGUNOS SÍMBOLOS ICONOGRÁFICOS DEL BARROCO
SANTIAGO SEBASTIÁN, Contrarreforma y Barroco. Lecturas iconográficas o iconológicas, 2ª reimpresión, Madrid, Alianza editorial, 1989.
S. Sebastián es uno de los pioneros de los estudios iconológicos en España y, con esta obra, pretende estudiar el Barroco no sólo a través de sus manifestaciones más grandiosas, como la arquitectura, la pintura o la escultura, sino también a través de otras más difícilmente manejables por su dispersión y pequeño formato, como los grabados, las estampas y los libros ilustrados.
Algunas de las imágenes y alegorías de la época medieval y renacentista siguen vigentes en el Barroco, pero otras muchas presentan algunos cambios como consecuencia del nuevo concepto de espiritualidad que adopta el hombre del siglo XVII.
Trataré de hacer un breve resumen de la iconografía barroca más importante con el objetivo de que sirva para comprender mejor la literatura de la época, ya que, sin la interpretación adecuada de lo representado plásticamente en una obra literaria, su lectura puede resultar insuficiente y equívoca.
1.- Alegorías de los cinco sentidos del hombre
El tema de los cinco sentidos aparece en multitud de pinturas y series alegóricas barrocas. La mentalidad barroca no podía aceptar la concepción de Epicuro, que veía los Cinco Sentidos como fuente de todo conocimiento, y, por ello, siguiendo a San Agustín, se adoptó la idea de que el hombre pecaba a través de sus sentidos.
El mundo sensible es bello, pero el placer que provoca la contemplación de esa belleza es perjudicial para el hombre. El amor hacia las formas sensibles es nocivo porque no se fundamenta en Dios sino en la curiosidad.
En el Barroco el tema de los Cinco Sentidos reaparece bajo la interpretación medieval de que la contemplación del mundo visible complace el cuerpo del hombre pero corrompe su alma. Por ello, muchos autores explican por ejemplo cómo usar correctamente la vista o cómo se debe emplear el oído para escuchar la armonía del mundo.
A continuación detallaremos las alegorías bajo las que aparecen representados los cinco sentidos en el Barroco:
La vista aparece representada por una matrona, acompañada de animales como el lince o el águila y de instrumentos como el espejo, los anteojos, la lámpara o la antorcha.
El oído se representa alegóricamente con una mujer que toca algún instrumento de cuerda o de viento (flautas y oboes); pueden aparecer con ella libros de música u otros objetos relacionados con la audición y animales, como las aves canoras, conocidas por sus trinos armoniosos, o el ciervo, de gran agudeza auditiva.
El olfato presenta a una mujer percibiendo el aroma de una o varias flores, generalmente claveles o rosas, consideradas las de olor más penetrante. En ocasiones las flores son sustituidas por un frasco de perfume o por un perro, animal caracterizado por tener muy desarrollado este sentido.
El gusto se simboliza a través de una mujer rodeada de frutas y sabrosos manjares o a través del mono.
El tacto se representa mediante animales que agarran con su cuerpo (cangrejo) o sus extremidades (serpiente), el abrazo de dos amantes o la imagen de un ciego palpando una escultura.
2.- El esqueleto y la calavera: nuevos símbolos de lo patético.
Si bien en el Renacimiento las tumbas simbolizaban paz y serenidad, a partir del Concilio de Trento (1570) los sepulcros aparentan ser la fachada de un templo en la que el busto del difunto aparece acompañado de unas alas y de una corona de laurel, que simbolizan la fugacidad de la vida y el triunfo de la muerte, y, en ocasiones, de la imagen de un esqueleto o de una calavera que pretenden infundir en los visitantes el miedo y el temor.
A) Calavera → Si en la Edad Media la calavera era un símbolo que recordaba al hombre que la muerte reina por doquier, en el Barroco se convierte en símbolo de la piedad.
En un comentario a los Ejercicios ignacianos de 1687 se exige que la primera meditación se realice con las ventanas cerradas y delante de una calavera y los libros de meditación y la piedad jesuítica recomendaban la visión de la calavera para excitar la imaginación. Por eso, en la iconografía barroca es habitual encontrar a Santa Catalina de Siena o San Francisco de Asís reflexionando junto a una calavera.
La calavera, como hemos señalado anteriormente, se convertía en ocasiones en un elemento decorativo que aparecía en las tumbas o en las composiciones de las vanitas para recordar al hombre la brevedad de la vida y la inanidad de lo humano.
B) Esqueleto → El motivo del esqueleto era más familiar y popular; simbolizaba la muerte, y, por eso, aparecía normalmente en capillas funerarias o monumentos sepulcrales.
En el siglo XVII la imagen del cadáver en avanzado estado de putrefacción pretenden dar al arte funerario un mayor realismo que, en ocasiones, llega a ser verdaderamente escalofriante y macabro.
3.- Alegoría de la Divina Sabiduría
El tema del saber como máxima expresión de la divinidad es fundamental en todo el siglo XVII. Aparece personificada bajo la imagen de una matrona sentada en un trono con un león a cada lado; lleva una corona, una túnica amarilla, el espejo de la Prudencia en una mano y el cetro de la Providencia en la otra y una imagen del Sol sobre el pecho,
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