Ideas Educación Ambiental
Enviado por rodolfox28 • 18 de Marzo de 2014 • 1.543 Palabras (7 Páginas) • 279 Visitas
Ideas sobre el texto
La formación de un `nuevo´ profesionista se presenta como uno de los aspectos impostergables para enfrentar el complejo momento histórico en el que nos encontramos.
Existe La necesidad de que las instituciones de educación superior e investigación científica (IES) adecuen sus programas y procesos de formación profesional al contexto histórico vigente, con el propósito de que los conocimientos, habilidades, experiencias e información adquiridas contribuyan a generar nuevas alternativas de solución para los desafíos sociales y ambientales.
El objetivo de este texto es analizar cómo se ha constituido el campo de la formación profesional en materia de educación ambiental, a partir de sus dos espacios de determinación: lo escolar y lo empírico, donde se reconoce la importancia y trascendencia del primero, y se formulan algunas reflexiones en torno al segundo.
El interés por adecuar los procesos de formación-actualización a las necesidades históricas, principalmente en el ámbito social, tiene como uno de sus fines reducir la distancia entre el conocimiento que se construye en las instituciones de educación superior e investigación científica y las demandas de la sociedad.
En México, la incorporación de la dimensión ambiental dentro de las actividades académicas y de investigación de las IES empezó a tener una presencia importante a partir de la década de los ochenta, como consecuencia de los negativos efectos de ciertos problemas ambientales: deforestación, erosión del suelo, pérdida de la biodiversidad, contaminación atmosférica y de los recursos hídricos, hacinamiento, pobreza y marginalidad, entre otros.
La formación profesional en este ámbito ha tenido un enorme dinamismo en los últimos años, debido a que profesionistas de diversas áreas de conocimiento se han dado cita en estos espacios, con lo cual el debate se ha incrementado por la confluencia de posturas, criterios y visiones que se ponen en juego al momento de analizar una realidad ambiental y proponer alternativas de solución desde el campo educativo.
Hay formación deficiente y es importante subrayar que una formación profesional deficiente en el campo de la educación ambiental (y en cualquier área de conocimiento) provoca más problemas de los que pretende mitigar o resolver.
En México, los procesos de formación-actualización profesional en el campo de la educación ambiental se han constituido como un catalizador importante que ha permitido que un gran número de educadores ambientales tengan la oportunidad de compartir con otros profesionistas nuevas experiencias, información, conocimientos y destrezas en relación con este campo emergente.
El problema radica en que el proceso de definición del perfil profesional, difícilmente parte de un diagnóstico del propio campo, de un análisis del problema tendiente a prevenir, mitigar o resolver, y más bien da cuenta de las inquietudes sentidas del coordinador o grupo de coordinadores, o de la política institucional del espacio educativo que la ofrece.
La definición de su perfil profesional forzosamente tiene que ser el resultado de un análisis cuidadoso y profundo del contexto ambiental donde se pretende desempeñar; en el cual se tome en cuenta las particularidades de nuestro sistema educativo, los lineamientos de política educativa de quién ofrece el programa, los requerimientos del mercado de trabajo y la realidad ambiental de nuestro país.
¿qué tipo de educador ambiental deseamos formar y actualizar?
¿Cuál sería su papel en la sociedad como elemento de transformación que impulse un cambio a través de la participación social hacia nuevos escenarios ambientales, donde el incremento en los niveles de vida de la población y la protección ambiental sean dos de sus prioridades?, ¿en qué contextos ambientales tendría que trabajar con mayor vigor?, ¿cuáles serían sus potencialidades, pero también sus deficiencias?
La primera es que el profesionista que se autodenomine como tal debe poseer y manejar sólidos conocimientos teóricos y prácticos, en torno a las cuestiones pedagógicas. Al respecto, coincido con Javier Reyes (2000: 51), “esto no quiere decir que la educación sea privativa de los educadores, pero sí, y cabe enfatizarlo, todo proceso de formación exige la aplicación de principios educativos.”
La segunda se refiere a la necesidad de que el educador ambiental debe ser un sujeto que desarrolle la capacidad para construir un pensamiento complejo respecto a lo ambiental, debido a que la realidad ambiental tiene esta característica.9 Construir un pensamiento que los posibilite para participar en grupos de trabajo multidisciplinarios.
Un tercer aspecto se refiere a la necesidad imprescindible de que los sujetos muestren una sólida formación y experiencia en el área de conocimiento en la cual han sido formados —aquí no hago únicamente alusión a una formación escolarizada, no; me refiero a las diversas modalidades educativas y experiencias donde un sujeto adquiere conocimientos y desarrolla habilidades—, con el propósito de ponerla en juego dentro del proceso de formación en el que esté inmerso.
La cuarta consideración se relaciona con la dimensión política que debe poseer un educador
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