Jacinta Francisco Marcial
Enviado por 27031989 • 11 de Marzo de 2013 • 855 Palabras (4 Páginas) • 582 Visitas
Las deficiencias serias del sistema de justicia afectan a todas
las partes involucradas, pero principalmente a las personas
imputadas. Quienes son señalados como presuntos
responsables de un delito enfrentan procesos inequitativos, de
los cuales está ausente el derecho a la presunción de
inocencia. Esta falta de equidad procesal se acentúa en el
caso de las mujeres indígenas que viven en situaciones de
marginación debido a su condición económica, de género y de
pertenencia étnica.
Esta triple discriminación, que se reproduce en el ámbito
penal, es agravada cuando el Estado inhibe, usando
desviadamente el derecho penal, las expresiones de
inconformidad de quienes protestan o exigen sus derechos.
Ambos elementos, la vulnerabilidad de las mujeres indígenas
frente al sistema de justicia y el uso de la ley para lidiar con la inconformidad ciudadana frente a los
abusos de las autoridades, convergen, lesionando gravemente la dignidad de las personas, en el caso de
Jacinta Francisco Marcial, condenada injustamente a 21 años de prisión, debido a una acusación falsa de
secuestro contra miembros de la Agencia Federal de Investigación (AFI). El juez que la condenó aceptó
como prueba la fotografía publicada por un diario local en el que se da cuenta del incidente; en ella aparece Jacinta asomándose para enterarse de lo que estaba pasando en la plaza de su pueblo.
El 26 de marzo de 2006, seis agentes de la AFI llegaron al tianguis de la plaza central de Santiago
Mexquititlán, comunidad ñähñhú del sur de Querétaro. Con el pretexto de que en el lugar se vendía
piratería, los agentes, que no llevaban uniforme, con actitud amenazadora agredieron a los tianguistas,
causando destrozos a los productos que ahí eran vendidos. La gente, al ser agredida, reaccionó
exigiendo a los policías que mostraran su identificación y la orden que avalara dicha actuación. Con su
reacción la gente se apegaba a la legalidad pues exigía sus derechos ante un acto arbitrario. Esta
reacción es no sólo comprensible, sino justa, si consideramos que las comunidades indígenas
generalmente han recibido maltrato, discriminación, desprecio y ofensas por parte de elementos externos.
Ante la actitud prepotente de los agentes, la tensión aumentó. La respuesta colectiva y espontánea de los
comerciantes redujo a los agentes, quienes se vieron obligados a solicitar la intervención de un agente
del Ministerio Público Federal y de su superior regional. Se llegó así a un primer acuerdo: los funcionarios
reconocieron que los policías habían cometido un error, por lo que se comprometían a responder por los daños ocasionados. Pero el ofrecimiento fue incumplido:
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