LA BELLA AZUL

LA BELLA AZUL

Os platicare la historia de la bella niña azul...

Vivía allá...tras de las nubes amarillas, (son raras estas nubes, solo se ven de vez en cuando, cuando el sol se confabula con el cielo para deslumbrarnos mas), en un palacio dorado, lleno de adornos de bello color azul, porque el rey había mandado que así fuera, en honor a su hermosa hija, quien nació azul, como un amanecer tranquilo.

No faltó quien se inquietara por su color, pues aunque vivían tras las nubes, todos los habitantes del reino tenían un color de piel más bien parecido al de los demás humanos, pero todos los temores eran vanos; la hermosa recién nacida era sana, fuerte y rodeada de una aura de especial belleza y paz.

La niña creció, admirando a todos quienes la conocían, no solo por el color de su piel, sino por la cantidad de dones que demostró a lo largo de su niñez temprana.

Su voz igualaba a las mas distinguidas cantantes y podía imitar el canto de la aves más exóticas, melodiosa y suave, fuerte y clara como el sonido del arroyo de las verdades, donde mojan sus cabellos las mujeres que esperan matrimonio, para conocer de impedimentos para realizar su unión con el esposo amado.

Sus dedos, delicados, frágiles y perfectos creadores, lo mismo hilaban que modelaban, pintaban, tejían, bordaban y realizaban las más bellas obras, mejores que ninguna otra antes creada.

Al par de estos portentos, sus pies podían llevar su cuerpo al compás de cualquier ritmo y sus movimientos dejaban sin habla a los afortunados que contemplaban la grácil figura al moverse. Cuentan que incluso los rayos del sol, pasaban por ahí y se fijaban detenidamente en ellos, para imitar su gracia al moverse y bajar a iluminar la tierra.

El tiempo pasó y la pequeña bella azul, como le llamaba cariñoso el pueblo, se convirtió en la mujer más extraordinariamente hermosa que nunca hubiera existido en aquel reino ni en otro vecino, ni siquiera en el de las nubes rosas, donde dicen que residen las mujeres más perfectas de todo el universo.

Tan bella, dulce, espiritual y portentosa era, que ningún caballero del Reino, aún los de más alta cuna y prosapia, se atrevía a acercarse a ella para solicitarle amor; tal era el respeto que por su mágico y etéreo entorno infundía.

Sus padres, veían como el tiempo, inexorable, seguía su camino y su bella azul no tenia un amor para entregar todo su cargamento de hermosuras, no porque ella no quisiera o se sintiese superior a todo el mundo, sino porque los hombres no se consideraban merecedores de la dicha de tenerla cerca siquiera; no pudiendo imaginar tenerla como esposa.

Al ver todo eso, el Rey mandó llamar a todos sus sabios y les conminó a que encontraran la manera en que su hija se desposara, pues quería ver a su pequeña feliz,

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