LA ESCUELA COMO AGENTE TRANSFORMADOR DE LA COMUNIDAD

La escuela es por mucho parte fundamental de la comunidad en ella se forman los integrantes de dicha región; ahí adquieren hábitos, costumbres y valores que posteriormente ponen en práctica, lo que hace que la sociedad mejore, se actualice y sobresalga. La escuela es muchas veces vista como un segundo hogar donde se reafirma la educación que se da en casa, sin embargo, también se le exige reciprocidad recibir de la comunidad con la obligación de brindar, mejores hombres y mujeres.

Actuar a favor de una educación de calidad, en una escuela democrática, que tenga sentido para la comunidad donde la misma está inserida, ha sido desafío constante de todos cuantos actúan con la formación de profesionales de la educación. En este siglo XXI, las sociedades, las culturas, cambiaron radical e intensamente. ¿Que cambia y que permanece en la formación del educador? ¿Hay saberes docentes necesarios en la perspectiva de capacitar la escuela a la intervención social?

La escuela, hoy, es invitada a rever su trabajo en esta nueva sociedad. Capacitarse para realizar intervenciones sociales, calificando, desafiando así, la comunidad a organizar su mundo (de trabajo, de ocio, de religiosidad, en fin, del conjunto de acciones necesarias para que pueda vivir con más calidad), es tarea propuesta a la escuela, a cada día con más urgencia.

La formación determinan en gran medida el desenvolvimiento futuro, además se adquieren hábitos de alimentación, salud, higiene y se finca la dimensión de aprendizaje; por lo tanto impulsa la capacidad productiva de la sociedad, contribuye a consolidar la unidad nacional y la cohesión social, promueve una equitativa distribución del ingreso al generar niveles más altos de empleo mejor retribuidos, fomenta el respeto de los derechos humanos, la protección del medio ambiente; simultáneamente facilita la adaptación social al cambio tecnológico, difunde a la sociedad actitudes cívicas apoyadas en la tolerancia, el diálogo y la solidaridad.

Al docente le corresponde impulsar una educación activa, estimular la iniciativa y sentido de responsabilidad social, para contribuir al crecimiento integral del educando. Apropiando al conocimiento, la práctica de la democracia, la justicia y la igualdad, como perfiles de vida que permitan a todos participar en la toma de decisiones para una mejor convivencia social, el fortalecimiento de la conciencia nacional, de la soberanía, el aprecio por la historia y los símbolos patrios, de la misma manera la valoración de las tradiciones, costumbres y particularidades culturales de las diversas regiones del país.

La escuela debe ser ese factor de cambio y mejora constante de una colectividad, que actúe como agente transformador. Actuar de adentro hacia fuera con la intención de que el contexto se vea positivamente afectado y que la comunidad encuentre significado a todo lo que ahí se hace.

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